MOCIÓN DE CENSURA Y FIN DE LEGISLATURA

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 06 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Menudo aniversario de la Constitución. Después del golpe de Estado del 23-F de 1981 y de los atentados islamistas de Madrid del 11-M de 2004 en los que murieron doscientas personas, nunca hemos estado en España en peor situación general como la que estamos sufriendo en todos los frentes, empezando por el “estado de alarma” decretado por un Gobierno a la deriva y siguiendo por el estado de desidia y confusión en el que viven los principales partidos de la oposición, con el PP a la cabeza. Naturalmente la mayor de las responsabilidades sobre la crisis nacional vigente corresponde al destructivo y demente presidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero, que debería de ser destituido de manera fulminante por el Partido Socialista, o derribado por la oposición en una moción de censura urgente si es que en el Congreso de los Diputados aún quedan políticos con sentido de la responsabilidad que, al margen de ideologías o de intereses electorales, se decidan a actuar y a derribar a este presidente y su gobierno que han puesto en peligro la estabilidad y seguridad nacional. Al menos el PP debería presentar la moción de censura proponiendo a todos los grupos de la Cámara elecciones generales inmediatas.

Y no solo por la crisis del tráfico aéreo –sobre el que permanecen muchas incógnitas a pesar de las promesas y los gestos autoritarios de Rubalcaba y Blanco, por ejemplo: ¿qué pasaría si los 2.000 controladores se ponen en huelga en solidaridad con los 442 expedientados?-, sino porque el espectáculo de desgobierno general que España está ofreciendo a los mercados internaciones y al conjunto de naciones de nuestro entorno puede acabar dañando el sistema financiero español y forzando el rescate de la Unión Europea, mientras crecen las amenazas marroquíes sobre Ceuta y Melilla, se mantiene la indignación general por la crisis económica y las altas cifras del paro y no cesan los intermitentes desafíos a la cohesión nacional por los partidos nacionalistas como el PNV, convertido ahora en el sostén de Zapatero y en cómplice del desastre nacional.

Que Zapatero y su gobierno se presenten en estos momentos como “héroes nacionales” porque ha decretado el “estado de alarma” para meter en cintura a estos controladores chantajistas y secuestradores de ciudadanos, constituye un sarcasmo y una actitud más propia de un demente que ha perdido el contacto con la realidad. Pero ¿acaso no ven el desastre español del que son responsables? ¿Qué broma e infamias son esas de acusar al PP de amparar a los controladores como lo ha hecho el inefable Gaspar Zarrías faltando a la verdad? Pero ¿no se da cuenta Zapatero –si es está en sus cabales- del daño que ha hecho a España y a su propio partido?

Ahí tiene la última encuesta electoral del diario El País que anuncia –antes incluso del “estado de alarma” que anuncia que la ventaja electoral del PP sobre el PSOE llega a los 18,8 puntos, lo que significa el hundimiento del Partido Socialista. Unos socialistas que debían ser los primeros en forzar la salida de Zapatero del palacio de la Moncloa, para sustituirlo por otro gobernante que convoque elecciones antes que la acumulación de los desastres políticos y económicos provoque la destrucción regional y municipal del PSOE en los comicios del próximo mes de mayo, siguiendo lo ocurrido al PSC-PSOE en Cataluña. La desesperación de Barreda en La Mancha cuando denuncia la retirada de las ayudas a los parados de larga duración –otra revuelta interna como la del Sáhara- es un síntoma más de la desesperación de los militantes y de los barones del PSOE contra la espiral destructiva de Zapatero.

Un Zapatero cuya permanencia en la presidencia del Gobierno imposibilita cualquier posibilidad de pacto o de acuerdo nacional, a la vez que conduce a su partido al suicidio colectivo en cualquier cita electoral como se acaba de comprobar en Cataluña. Y vamos a ver que dice hoy el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, en este mas que lamentable 32 aniversario de la Constitución Española porque desde su posición de tercer poder del Estado algún tipo de iniciativa debería intentar por encima incluso de su militancia política e incluso a costa de enfrentarse a Zapatero y al aparato del PSOE.

Lo que no puede ocurrir en las circunstancias actuales es que Bono consienta y Rajoy calle y se refugie de la tormenta nacional sin presentar la pertinente moción de censura aunque solo sea por coherencia, dignidad y responsabilidad.