PORTUGAL Y LAS ALFOMBRAS VOLADORAS

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.com” del 06 de junio de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

El formateado es mío (L. B.-B.)

El primer ministro de Portugal, José Sócrates, convocó elecciones generales ante las dificultades de su gobierno para hacer frente a la crisis económica del país lusitano, las perdió y asumió toda la responsabilidad del fracaso dimitiendo como líder y secretario general del Partido Socialista Portugués. Así actúa un demócrata y un gobernante responsable. Y ¿no se le cae la cara de vergüenza a José Luis Rodriguez Zapatero ante el ejemplo de su compañero socialista y vecino de España? Pues no, el presidente del Gobierno español ni convoca elecciones ni dimite después de una espectacular derrota como la sufrida por él y su partido en los comicios municipales y regionales del pasado día 22 de mayo. “La culpa es de la crisis”, musitó sin pestañear en la noche electoral mas desastrosa de la reciente historia del PSOE.

Esperar de Zapatero un adelanto de las elecciones para perderlas es algo impensable en este funesto personaje que debió de abandonar el poder en mayo de 2010 una vez que entendió el alcance de la crisis y el cúmulo de sus errores. Pero no le importó España ni su partido sino el disfrute del poder, convencido de su buena suerte. Y ahora, derrotado, arrastrado el país y hundido el PSOE, todavía se empeña en permanecer un año más al mando de la situación en la que tiene la mayor responsabilidad y que llevará a los socialistas a una derrota sin precedentes desde el inicio de la transición.

Solo le falta a Zapatero que los nuevos gobiernos locales y autonómicos surgidos de los comicios del 22-M desvelen un cúmulo de escándalos de los gestores socialistas –como los que se anuncian en La Mancha, por parte del PP- o un listado de cuentas fraudulentas como las que llevaron a los griegos a su intervención por parte del FMI y la UE. Si eso se produce el adelanto electoral será imparable porque el fallido despegue de Rubalcaba como candidato salvador del PSOE se verá definitivamente fracasado por el uso, desde el nuevo poder regional y local del PP, de unas artes que él conoce y suele aplicar a sus adversarios, como lo hizo Rubalcaba con los atentados del 11-M, o como lo hace habitualmente con  la policía judicial, la fiscalía general y con ciertos magistrados como el desprestigiado juez Garzón.

A Rubalcaba el PP le va a aplicar, sobre las espaldas de Barreda y de otros dirigentes socialistas derrotados el 22-M, su propia medicina. Empezando por airear en Toledo las alfombras del gobierno manchego bajo las que parece esconderse mucho más que el simple fraude de las cuentas públicas de esa Comunidad. Sin embargo, el reverso de esas alfombras y moquetas del poder incluye  una mala fama que se añadirá en el debe español, lo que aumentará el riesgo de un rescate de España por parte de la UE que, de producirse y al ritmo que vamos, podría caer en las manos al gobierno presidido por Rajoy.

Si la deuda de las administraciones públicas es mayor de lo anunciado, y comienzan a emerger bolsas de impagos como las de la Sanidad –se habla de 15.000 millones-, y los sindicatos y el Gobierno se niegan a cerrar la reforma laboral, y la crisis de las Cajas de Ahorro continua por la senda del bloqueo y la obediencia a sus amos políticos. Si todo eso sigue así el crecimiento de la economía española nunca llegará, la recaudación de impuestos bajará y el rescate de España por la UE y el FMI se convertirá en una realidad.

El que los grandes bancos y empresas del Ibex estén presumiendo –imaginamos que para tranquilizar a sus fondos y accionistas- que ellos tienen la mayor parte de su negocio e inversiones fuera de España es lamentable porque si las grandes empresas y bancos españoles no confían en España ¿cómo se puede esperar de los inversores extranjeros que confíen en nuestro país?

Lo de las alfombras de La Mancha está muy bien si sirve para provocar un adelanto electoral, pero si se levantan las de todas la Comunidades –las del PP, Valencia, Murcia y Madrid incluidas-, y se ponen patas arriba los ministerios del país y todas las empresas públicas –que rondan las 2.000-, y si  el Banco de España levanta las moquetas de las Cajas de Ahorro y de ciertos bancos, entonces vamos a asistir a una polvareda propia de una estampida inmensa y  plagada de mentiras, abusos y fraudes acumulados en los años de las vacas gordas y del despilfarro por doquier.

¿Qué se puede hacer? Solo hay una salida: las elecciones anticipadas, victoria del PP, un congreso extraordinario del PSOE para echar al zapaterismo –Rubalcaba y Chacón incluidos-, y la constitución de un gobierno nacional o de gran coalición integrado por PP, el PSOE y UPyD, con banderas de unidad nacional, cohesión social y solidaridad interregional, y todos a remar con el mismo programa, en el que habrá que incluir reformas estructurales del modelo económico español y reformas del sistema democrático sin las cuales será imposible dar estabilidad a la situación. Reformas que han de llegar al interior de los partidos políticos que es donde hoy radica en España la raíz del mal. Ahí está el ejemplo y el espejo de Portugal donde se deberían de mirar Zapatero y el PSOE antes que caigan al suelo hechos añicos y que arrastren a todo el país con ellos por un infernal tobogán.