ZAPATERO EMPIEZA A RECTIFICAR

 

 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 10.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Confundido y desbordado por sus propios errores, la presión social y la de su propio partido, el presidente Zapatero ha iniciado una desordenada marcha atrás en la que ayer llegó a decir en el Senado que sólo se había comprometido a aprobar un nuevo Estatuto para Cataluña, lo que es una falsedad porque a la vista están en todos los canales de la televisión sus palabras en Barcelona en el día de Sant Jordi en el 2003: “Apoyaré el Estatuto que apruebe el Parlamento catalán”. Veremos cómo cae en Cataluña esta sonora rectificación que se va sumando a otras como la de renunciar a la reforma del Senado.

No estamos en el fin del mundo, como dice el presidente Zapatero, parodiando así las críticas del PP, en la despedida del largo y púmbleo debate parlamentario del Senado sobre el estado de las Autonomías. Sólo estamos a mitad de camino del disparate de la reforma del Estatuto catalán y ya sabemos, como era de esperar, algo muy concreto: no habrá reforma constitucional del Senado como pretendía el presidente para redondear su reforma federal o confederal del Estado.

El PP no la acepta, hacen falta sus votos, y el presidente la ha tenido que retirar. Pero también hay algo nuevo que seguramente habrán podido aprender o al menos escuchar tanto Zapatero como su aliado Maragall: ninguna Comunidad Autónoma aceptará un trato de favor o diferencial con respecto a Cataluña en la pretendida reforma del sistema de financiación, que el nuevo Estatuto catalán quiere poner en marcha solicitando un sistema de cupo similar al del País Vasco. Eso del hecho diferencial e histórico se acabó ayer en el Senado, donde varios presidentes autonómicos dejaron muy claro que habrá conflicto si Zapatero y Maragall pretenden beneficiar a Cataluña.

Todas esas declaraciones del presidente catalán de “estamos hartos de pagar a los demás” o de subvencionar los ordenadores de Extremadura no se atrevió Maragall a repetirlas en la Cámara Alta, por más que sí pidiera para Cataluña el respeto que él y sus socios de Gobierno, y especialmente Carod-Rovira, no tienen para España. De ahí que la Generalitat esté ahora en campaña publicitaria por toda España con un anuncio en el que dice que “Cataluña te sienta bien”. Algo que no hubiera sido necesario hacer si no fuera por causa de la extraña alianza que, contra los intereses generales de España y con las peores maneras, han articulado Zapatero y Maragall, los que ahora se baten en retirada buscando un refugio estable para sus proyectos federados.

Maragall con peor fortuna, porque ha sido desautorizado por su partido, el PSC, y por sus compañeros de coalición y es rehén de su propio Gobierno catalán, el mismo que quiso reformar y que ahora ha salido reforzado por encima de su presidente. Y algo parecido, aunque sin la misma intensidad, le está pasando al presidente Zapatero ante la presión de su partido y la rebelión de muchos de sus barones que, en este caso, y al contrario de lo que ocurre en Cataluña, serían más partidarios de reformar el Gobierno de Zapatero, ante los casos flagrantes de incapacidad política que hoy se ven en distintos ministerios.

No estamos ni ante el fin del mundo, ni ante el fin de España. Pero el desgobierno y a la vez el descontrol político y la afrenta catalana nos han situado en el umbral de una crisis política e institucional de consecuencias imprevisibles, pero que en todo caso ya está haciendo mella en los sondeos de opinión sobre intención de voto en España a favor del PP y en contra del PSOE. Lo que le ha permitido a Rajoy responder a Zapatero, cuando le habla de la soledad del PP, con la frase, sin duda exagerada, de “estamos solos con medio PSOE detrás”. Algo de eso hay, porque Zapatero, tanto en el debate del Estatuto catalán en el Congreso como en el de ahora en el Senado, se ha visto en la necesidad de imputar al PP su apoyo a la guerra de Iraq de hace tres años, lo que siendo cierto está en el día de hoy fuera de lugar y es una muestra de debilidad.

La que le está obligando a Zapatero a rectificar, aunque falta por ver hasta dónde y cómo lo van a encajar sus socios catalanes. Porque su declaración en la que afirmaba que sólo había prometido a Cataluña un nuevo Estatuto traerá consecuencias o también la tendrá que rectificar.