LA SOLEDAD DE ZAPATERO



Pablo Sebastián.  en “La Estrella Digital” del 11-11-05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El presidente Zapatero habla mucho, demasiado, de la presunta soledad del Partido Popular en el gran debate de la reforma autonómica y constitucional que ya veremos cómo acaba, si es que acaba, a la vista de como va. Pero hay otra soledad más certera y que empieza a ser más sonora, que es la del propio Zapatero, a quien le están abandonando los suyos en los distintos flancos de su entorno de poder, y aquí incluido el mediático, si tenemos en cuenta que el Grupo Prisa, y su buque insignia El País, ha empezado a distanciarse de todo este tinglado y laberinto político que habían amparado en un principio y del que ahora sólo profiere críticas cada vez más severas.

El editorial de El País del jueves decía de Zapatero, en relación con la reformas autonómicas y constitucionales, que va “a remolque de lo que se plantea aquí y allá sin un diseño claro del modelo resultante”. Es decir, que no tiene proyecto, que no sabe a dónde va y que sigue la senda errática que le marcan los demás. Otros columnistas y analistas de este diario y de sus medios audiovisuales ya están en la misma línea, han puesto en el punto de mira a Zapatero y le van a obligar a rectificar o a virar el rumbo que había iniciado de manera absurda y demencial en los últimos meses.

Si a todo esto añadimos las discrepancias notorias que tiene en el seno de su Gobierno por parte de los llamados ministros de Estado (Defensa, Justicia, Interior), y las múltiples quejas de los más destacados barones del partido, veremos que la soledad de Zapatero en su balneario del poder empieza a ser notoria y además se ve agrandada o enriquecida porque los que eran compañeros de viaje de su ciega cabalgada autonómica están enfrascados en sus propias crisis políticas y personales, como se ve en el caso de un debilitado y desautorizado Maragall o como se aprecia en el urdidor y agente doble de todo esto, el ministro Montilla y a la vez secretario general del PSC, a quien la OPA de La Caixa o de Gas Natural sobre Endesa ha dejado en la peor de las evidencias, con un tufo a corrupción política o tráfico de influencias que ya veremos hasta dónde puede llegar y que debería ser motivo de reflexión en La Caixa antes de mantener vivos sus desafíos, que se están volviendo contra ellos, violento bumerán.

Por si algo faltara en este escenario, el otro socio de Zapatero en Madrid y de Maragall en Cataluña, la Esquerra de Carod-Rovira, el veneno que nunca debió mezclar el PSOE en la mesa catalana ni en la mesa de Madrid, empieza a hacer de las suyas y ya le ha propuesto un pacto a CiU y a Artur Mas para retirar el Estatuto de Madrid sin el apoyo del PSC cuando se presente la ocasión, porque empiezan a estar convencidos en ERC y en CiU de que en las circunstancias actuales el Estatuto no va a progresar.

En realidad, el fracaso del Estatuto catalán es lo mejor que le podría ocurrir a Zapatero, aunque él no lo sabe y, lo que es peor, no lo quiere. Pero el presidente, en su nueva y creciente soledad, no para de dar pasos hacia atrás en torno a este Estatuto y a la reforma constitucional. Primero afirmó que apoyaría en Madrid lo que aprobara el Parlamento catalán, luego matizó diciendo que tendría que ser constitucional y contar en Cataluña con amplio consenso, más tarde añadió el término de la solidaridad, después se enredó en una absurda discusión semántica sobre nación, entidad nacional, comunidad nacional, y ahí sigue. Y finalmente en el Congreso marcó unas incipientes líneas rojas de negociación que no se deberán traspasar, donde se incluye el sistema de financiación pedido por los catalanes, para acabar diciendo en el Senado que él sólo ha prometido un nuevo Estatuto pero nada más. Semejante colección de disparates y rectificaciones continuas y contradictorias con sus declaraciones iniciales ha llevado a los nacionalistas de CiU y ERC a hacerle serias advertencias y anunciar la ruptura de los apoyos parlamentarios que tienen él y Maragall.

Lo de Maragall en la Moncloa y en el PSOE lo dan ya por perdido, el PSC lo ha inhabilitado públicamente y sus socios de Gobierno han hecho otro tanto, por lo que ahí no tiene nada que perder. El problema a partir de ahora que tienen en el PSOE es cómo rehabilitar a un Zapatero que se desgasta día a día en las encuestas y que está dando además imagen de debilidad y desgobierno sin que ello les cueste el control y disfrute poder. El caso del ministro Montilla y de la famosa OPA política contra Endesa ha venido a enrarecer, más si cabe, toda esta situación que tiene al Gobierno de España sumido en un sinfín de problemas y más dedicado a la cuestión catalana y constitucional que al Gobierno de la nación. Y por si algo les faltara, ahora les abandonan, poco a poco y con taimadas advertencias, sus medios de comunicación.

No es que el Partido Popular y su líder, Rajoy, estén para tirar cohetes, pero los errores de Zapatero por darle la espalda al sentimiento general de los españoles (como le ocurrió a Aznar con la guerra de Iraq y las mentiras del 11M) le están dando al Partido Popular y a su líder una inesperada oportunidad y, aunque van subiendo poco a poco en las encuestas, la tendencia no cesa de favorecerles al mismo tiempo que desgasta a Zapatero. El que tanto habla de la soledad ajena desde su propia soledad.