ZAPATERO, TOCADO EN LAS ENCUESTAS

 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 18.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

La encuesta del CIS, tardía y manipulada desde su planteamiento porque su trabajo de campo se hizo intencionadamente antes del gran debate sobre el Estatuto catalán en el Congreso de los Diputados, constituye el primer aviso de gran calado político al presidente Zapatero, que ha cosechado un suspenso a su liderazgo, al PSOE y al Gobierno. Porque no sólo reconoce una clara pérdida de apoyo electoral en beneficio del PP sino, y sobre todo, porque confirma una clara tendencia y desconfianza de los ciudadanos frente a los gobernantes de la nación. Reduciendo a 2 puntos la ventaja electoral entre PSOE y el PP, lo que es más que discutible porque otros sondeos, que sí incluyen el debate catalán —como el de La Vanguardia, de días pasados—, sitúan a los populares por delante de los socialistas.   A favor del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, está como cualidad personal la perseverancia en sus objetivos políticos que se ha trazado desde su llegada al poder y también en sus convicciones. A pesar de que persevera en todo, también en los errores que reconocen una gran mayoría de españoles, incluso en su propio partido y entorno cultural y mediático. Zapatero sigue en sus trece y mantiene intacto su primer y gran error original: un Gobierno de muy poca o escasa calidad nacido de la cuota parte femenina y territorial que hace que, hoy día, sólo cinco de sus actuales ministros merezcan un cierto y a la vez no muy destacado reconocimiento. Lo que, por una parte, daña a España y, por otra, daña al presidente y a su acción de gobierno.

Pero en las actuales circunstancias de crisis en lo político e institucional Zapatero no se atreve a reformar su Gabinete porque piensa que ello sería considerado un reconocimiento de error y gesto de debilidad. Lo malo de todo ello es que cada día que pase las cosas irán a peor y la crisis será más traumática y evidente.

Luego están sus errores políticos y de gestión, con su modelo de España y el Estatuto catalán —su Estatuto— como la principal bandera de la discordia. Su política exterior contradictoria: un antiamericano en Iraq que oculta los vuelos de la tortura y “un rojo” de Marie Claire al servicio de Mohamed VI. Y su empeño en dividir España en cuatro: rojos, azules, confederados y unionistas; y en aislar a la derecha del PP, por la que siente un rechazo más físico que político, sin saber que hay cuestiones esenciales que un presidente del Gobierno sólo puede pactar con el PP, como es el caso de su pretendida y ya al borde del fracaso reforma autonómica y constitucional. Y qué decir de la negociación sobre la Educación o con ETA, imposible sin el PP y sin las víctimas del terror, porque la única moneda de cambio con ETA son los presos.

Y todo ello mientras juega a un izquierdismo de salón y de gestos donde la libertad de expresión —más cadenas de televisión para el PSOE no son pluralismo—, la transparencia —véase el escándalo de la operación contra Endesa— y la democracia empiezan a palidecer como consecuencia de sus equivocaciones y pactos contra natura con los partidos nacionalistas, y en especial con ERC. Lo que ya le ha costado caro en Cataluña y lo está pagando más caro en Madrid, como se ve en estas encuestas, como la que ahora presenta el CIS, con trucos y maquillajes pero evidenciando que tanto el Gobierno como Zapatero ya están inmersos en una pendiente de descrédito, que no sabemos si el PP la sabrá aprovechar.

Y aunque en la Moncloa siempre presumen de que ellos tienen, por su especial relación con los nacionalistas, la clave de la gobernabilidad, ante este sondeo electoral deberían abrir una reflexión porque el problema que evidencia no es sólo de índices electorales entre partidos, sino también de la credibilidad del presidente y de su capacidad como gobernante, algo que refleja el sondeo y que empieza a ser vox populi entre los sectores más cualificados de la sociedad, aquí inmersos no pocos dirigentes y analistas del PSOE.

El PP no está para echar las campanas al vuelo, aunque tienen más motivos para el optimismo, porque en el partido de Rajoy también hay ciertos problemas y alardes extremos que impiden que un sector del centro sociológico español decida dar un salto de las filas del PSOE al PP. Según la encuesta, los votantes del PSOE se pasarían a la abstención, perdiendo este partido tres puntos con respecto a las elecciones del 2004, mientras el PP subiría unas décimas. Pero si a estos datos le añadimos las correcciones políticas que el CIS seguramente habrá hecho —como ocurre con todos los gobiernos—, la realidad nos llevaría al empate o puede que a la supremacía del PP, por poco pero supremacía electoral. Lejos de esa mayoría absoluta que el PSOE dice que les sería imprescindible para gobernar, aunque visto lo que está pasando en Cataluña y lo que hace CiU nada al día de hoy se puede descartar.