BRONCA EN TORNO A ETA



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 25.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Vaya esto por delante: el comunicado de la Asociación de Victimas del Terrorismo a las embajadas europeas, en un intento burdo de presentar una réplica al último comunicado de ETA, es un disparate mayúsculo que no se compadece con la que debería ser la función de dicha Asociación que no es otra que la de ocuparse de las víctimas y no la de hacer política estrafalaria y menos aun con los mensajes antidemocráticos que incluye su comunicado. Otrosí, el Gobierno de Zapatero y el Partido Popular se deberían sentar para intentar recomponer el consenso en la lucha contra el terrorismo, en la reforma de los Estatutos de autonomía y de la Constitución. Y dicho esto vamos a analizar los últimos acontecimientos sobre el debate terrorista ente el Gobierno y el PP.

El último comunicado de la banda terrorista ETA ha provocado un nuevo enfrentamiento político y dialéctico entre el Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero y el partido que lidera Mariano Rajoy. El motivo de la desavenencia son las criticas lanzadas desde el Partido Popular por Ángel Acebes y otros dirigentes del PP acusando al Gobierno de darle alas a ETA y de mezclar la negociación con la banda para el fin de la violencia con la situación de los Estatutos de Cataluña y el País Vasco, a raíz de la mención que ETA hace en su comunicado de Cataluña y del País Vasco así como del reconocimiento que añade a ciertos gestos el Gobierno del PSOE que los etarras consideran insuficientes.

Las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, acusando al Partido Popular de utilizar los comunicados de ETA para hacer electoralismo y oposición tienen una parte de verdad si no fuera porque ha sido el Gobierno de Zapatero quien ha roto el consenso de la lucha antiterrorista, dinamitando el Pacto Antiterrorista -como lo reconoce ETA en su comunicado- y la Ley de partidos con la legalización de Batasuna a través del PCTV, el regreso de la Kale Borroka, y la apertura del Partido Socialista de Euskadi, PSE-PSOE, hacia la mesa de diálogo que propone Ibarretxe y en la que está también incluida Batasuna, como lo reconocía sin rodeos el dirigente socialista vasco Patxi López, abriendo de paso una crisis en el seno de su propio partido vasco.

El consenso entre el PP y el PSOE y su Gobierno se rompió cuando Zapatero decidió poner en marcha un proceso político de exploración de la posibilidad de una negociación final con ETA, dejando aislados a los populares y pactando esta iniciativa con los socios nacionalistas de su Gobierno. Porque el presidente Zapatero acompañó esta decisión con la clara marginación o ruptura del pacto Antiterroristas, ignorando de paso la Ley de Partidos Políticos y recibiendo un apoyo de la mayoría del Congreso de los Diputados a esta política con la que Zapatero pretendía culminar sus ambiciosos planes para esta legislatura: un nuevo estatuto Catalán, un nuevo Estatuto vasco, la reforma de la Constitución hacia un formato federal y la paz con ETA.

Esta era sin lugar a dudas una opción política frente al bloque de rechazo total de ETA y su entorno político que se había articulado en torno al anterior Gobierno de Aznar, pero con una diferencia crucial: en el Pacto Antiterrorista y en la Ley de Partidos estaban los dos grandes partidos políticos, PSOE y PP, y ese no ha sido el caso de la iniciativa de Zapatero que ha optado por pactar con los nacionalistas su ambicioso y poco realista proyecto político para la legislatura que ha llegado a su paso del Ecuador. Ha sido Zapatero, quien por su animadversión a la derecha ha roto el consenso en la lucha contra ETA y en la reforma de los Estatutos y sorprende que ahora se queje de que el Partido Popular utilice la negociación con ETA y los pasos que da la banda como argumento político en el debate nacional.

Como sorprende de especial manera que tanto el PSOE, como el Gobierno y los partidos nacionalistas pongan el grito en el cielo cuando el PP relaciona el Estatuto catalán con la posible negociación del Gobierno y ETA. En primer lugar hay que señalar que ha sido ETA la que en sus últimos comunicados ha incluido a Cataluña como parte de sus reivindicaciones nacionalistas e independentistas. En segundo lugar hay que recordar que fue Carod Rovira, siendo presidente en funciones de la Generalitat, el que se fue a Perpiñán a negociar con la banda no sabemos exactamente que pero ello produjo una declaración de ETA anunciando que no actuaría en Cataluña y otra posterior diciendo que no atacaría a los políticos. En tercer lugar varios dirigentes de ERC no han dudado en mezclar los debates del Estatuto catalán con el Estatuto vasco y aquí incluido el sistema de financiación del concierto de Euskadi que el Gobierno tripartito de Maragall quiere implantar también en su comunidad autónoma.

Con todos estos ingredientes la ruptura del consenso antiterroristas, las declaraciones de Patxi López en Gara, los comunicados de ETA y la intromisión de Carod y ERC en las actuaciones y conversaciones de los jefes de ETA, parece razonable que alguien pueda especular sobre todo ello y mezclar el debate del Estatuto catalán en toda esta dinámica como lo hace ETA y como lo han hecho algunos dirigentes nacionalistas. ¿Por qué no lo ha de hacer el PP a la contra?. Es posible que las intenciones de ETA y de ERC de hacer un todo para intentar negociarlo a la vez con el Gobierno de Zapatero no coincidan ni con las posiciones el Gobierno socialista ni con el pensamiento y compromiso del presidente Maragall y numerosos dirigentes del PSOE, pero se han hecho las cosas tan apresuradas, tan mal, y en compañía de minorías nacionalistas que están a favor de la ruptura de España que ahora no tienen derecho en la Moncloa a quejarse de nada ni de nadie. La única queja que deberían hacer pública, pero que no lo harán, es la que se refiere a sus propios errores cometidos. Empezando por haber admitido a trámite en Madrid el Estatuto catalán y siguiendo con la ruptura del consenso constitucional, tanto en la lucha contra el terrorismo como en la reforma de los Estatutos de Autonomía.

El presidente Zapatero, su Gobierno y su partido cada vez se sumergen más en el laberinto que ellos mismos han diseñado y del que no saben como salir. Ni siquiera saben como avanzar y están desconcertados porque no consiguen que los nacionalistas catalanes renuncien a sus posiciones maximalistas del nuevo Estatuto de la misma manera que se han quedado sorprendidos por el último comunicado de ETA que los aplaude y los contamina, que pide colaboración internacional para facilitar la negociación y el final de la violencia y que una vez más no ofrece indicios de que van a anunciar por iniciativa propia y de manera unilateral el final de la lucha armada.

El Gobierno está en apuros, así se lo dicen las encuestas electorales y ello forma parte de su doble responsabilidad porque para abordar cuestiones tan importantes como la reforma estatutaria y el final de la violencia del país vasco se ha lanzado sin las garantías previas necesarias, a pactar y a ofrecer negociación con la Esquerra y con el entorno de ETA. Dos interlocutores nada presentables y que además tiene relaciones entre sí como ya ha sido probado. De ahí que a nadie debe extrañar el hecho de que la oposición lo denuncie como también lo hacen numerosos observadores políticos, dirigentes del POSE aquí incluidos y medios de comunicación.