SOBRE LA INVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 24.12.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Con una frialdad asombrosa, como si no tuviera la menor importancia, el gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero está tomando decisiones que producen seria preocupación a todo aquel que adivine lo que se oculta tras la hojarasca, porque estamos ante un triple ejercicio de irresponsabilidad política en el que con el argumento del nuevo estatuto catalán se está destruyendo la unidad y la independencia (la poca que tenía) del poder judicial, como se está amenazando gravemente la libertad de expresión, se está acumulando todo el poder energético español en manos del nacionalismo catalán, y se están sentando las bases de un nuevo Estado confederal del que sólo nos podría librar las discrepancias que todavía subsisten a propósito del citado estatuto catalán.

Todo el lío este de la Cope, sus bromas y sus desvergonzadas agresiones a diestro y siniestro, le ha servido a este gobierno de pantalla para camuflar su desvarío democrático y los recortes de libertades que está poniendo en marcha el presidente Zapatero, mientras a la vez, inicia el camino de la España confederada.

Por eso de aquí a final de año vamos a ver unos Consejos de Ministros que no paran de tomar decisiones para cambiar el vigente modelo español y adaptarlo al estatuto confederal del tripartito catalán, que todavía le parece insuficiente a los dirigentes de CIU.

Por ello el último Consejo antes del día de Nochebuena, aprobó una serie de medidas en el ámbito judicial como la creación de consejos Autonómicos Judiciales, juzgados de proximidad y directrices para que el Consejo General del Poder Judicial se someta al Parlamento, más de lo que está. Los dos primeros aspectos significan que al ya dañado Tribunal Supremo desguazado en los tribunales superiores de justicia autonómica, cosa que se aprobó en el anterior Consejo de Ministros, se le añade ahora el poder de los partidos políticos nacionales para nombrar sus jueces y controlar los famosos juzgados de proximidad, que de lo que de verdad están cerca es de la clase política y no de los ciudadanos. En cuanto al sometimiento del Poder Judicial al Parlamento, cosa que la vicepresidenta de la Vega presenta como una función democrática y muy natural, eso es otro disparate, porque el presidente de dicho Poder Judicial, es a la vez presidente del Tribunal Supremo y porque cuando ella habla del Parlamento español como órgano de soberanía nacional, y como si fuera la Cámara de los Comunes de Gran Bretaña que si es representativa, no dice ni una sola verdad. En España no hay separación de poderes sino de funciones. El poder ejecutivo y legislativo son la misma cosa, la controla el aparato del partido que está en el poder y a su vez son los que nombran al poder judicial y a los magistrados, con lo cual la cadena de mando está escrita y para que no falte de nada ahora atornillan más a los jueces y a sus órganos regulatorios con la supervisión parlamentaria que en definitiva hacen los mismos, el jefe del partido, que es el jefe del gobierno y el dueño de la mayoría del Parlamento, en solitario o en coalición pero siempre la misma cosa.

Este gobierno está dinamitando el ya debilitado sistema judicial unitario español sólo para pagar el precio que piden los nacionalistas catalanes. Y organiza el cuento chino del control parlamentario con el mismo descaro y frivolidad con el que dicen ahora que las llamadas comisiones de control audiovisual van a estar amparadas por los parlamentos, como si éstos fueran entes independientes y representantes directos del pueblo, cuando sólo representan las listas de los partidos y están a las órdenes de los gobiernos catalán o español que en estos momentos han puesto en marcha con las leyes audiovisuales, el más grave ataque a la libertad de expresión que se ha producido en España desde el inicio de la transición.

El lío de la Cope se ha convertido en un truco para tapar todo esto por más que lo de la Cope ya no es el lío de la Cope, sino el lío de la Conferencia Episcopal española y allá ellos con sus maneras y sus proyectos editoriales. Pero lo que está pasando en el gobierno de la nación y lo que está pasando con el estatuto catalán esta demostrando algo que ya sabíamos, pero que poco a poco se va convirtiendo en una cruda realidad: el presidente Zapatero es de una debilidad sorprendente, no sabe lo que es España y suponemos que tampoco sabe lo que es ni el Estado de Derecho ni la libertad de expresión, porque si lo supiera y a pesar de todo ello decide hacer lo que está haciendo, tendríamos que tomar decisiones todos los españoles, al margen de las ideologías, para poner freno a semejante disparate político e institucional. Poco a poco y en vez de avanzar hacia la democracia Zapatero va recortando las libertades, va reforzando los controles del gobierno sobre el Parlamento y el Poder judicial, y continúa poniendo en marcha el proceso de centrifugación del Estado sin que nadie sepa lo que va a quedar de España ni a dónde va.