ETA, ANTE LAS NARICES DE ZAPATERO

 

 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 10/02/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

La bomba de ETA en el corazón moderno de Madrid, tras la embestida política del Plan Ibarretxe, la débil respuesta del Gobierno de Zapatero, a las pocas horas de que la Comisión Olímpica del 2012 visitara la ciudad y a tan sólo unas semanas del emocionante aniversario de la masacre del 11M, ha puesto patas arriba el peligroso juego político de la ambigüedad, del diálogo, del talante y de las reuniones secretas sepa Dios con quién, si con Imaz o con ETA.

La banda terrorista no está derrotada, como tantas veces se ha dicho por parte de los dirigentes políticos. Ha sufrido graves derrotas y ha sido reiteradas veces descabezada y se han capturado sus principales arsenales, pero de eso a anunciar su liquidación y su disposición al abandono inmediato de las armas, como están diciendo algunos, hay un abismo. Y se equivocan quienes piensan que éstos son los coletazos del terrorismo etarra para forzar la negociación, anunciar la tregua y empezar a pactar la salida de los presos a cambio del abandono definitivo de la violencia.

Puede que en un sector de la banda, y en especial entre los presos, ese horizonte aquí descrito esté en sus objetivos, que coinciden con los del brazo político de Batasuna y su jefe Otegi, que por nada del mundo se quiere quedar fuera de las próximas elecciones vascas, adelantadas por Ibarretxe precisamente para que el PNV se quede con los votos de Batasuna. Pero Otegi, que ya anunció una tregua y tuvo que rectificar ante la llegada del último atentado de Bilbao, no manda en la banda. En la banda mandan los de siempre, los duros.

Y ante todo esto cabe preguntarse cuál es la estrategia de este Gobierno de Zapatero que parece estar negociando con ETA, por una parte, y con el nacionalismo vasco por la otra, a ver si cuadra el círculo de la bondad extrema y de paso lo encaja como anillo al dedo de Pasqual Maragall en la reforma del Estatuto catalán imponiendo a los españoles un proceso soberanista ante el que no habría más remedio que pactar, salvo que se quiera llegar a un enfrentamiento abierto político, de orden público y social.

Que esto lo pretendan los nacionalistas y el converso Maragall al soberanismo se entiende. Pero que esta doctrina y este proyecto lo haya hecho suyo Zapatero por convicción o debilidad, para mantenerse en el poder o víctima de un fatalismo que le impide creer en otro modelo o alternativa, eso es bastante grave. Y es verdad que Felipe González y José María Aznar también han negociado con ETA y puede que en momentos más duros y de más poderío mortífero de la banda, pero nunca lo hicieron cuando a la vez del terrorismo estaba planteado sobre la mesa del Estado el debate de la unidad de España. Y eso es lo que hace más grave y de mayor trascendencia el atentado de ETA en las narices de un Zapatero que está hablando con los terroristas y jugando con los nacionalistas sobre la soberanía nacional.

El comando de ETA que habita en Madrid sabe lo que hace, ha buscado el sitio, el día, la presencia del Rey y del presidente de México en ARCO (lo que prueba un fallo importante de la seguridad del Estado), y el reciente debate de Ibarretxe, donde Zapatero claudicó y anunció un empate, que no existió porque Rajoy y también Rubalcaba derrotaron al lehendakari. Pero ETA también ha querido sentarse en la mesa secreta de negociación de Zapatero e Imaz advirtiendo que ella marca los tiempos y que no está dispuesta a que Batasuna quede excluida de las elecciones vascas, sobre las que se está dibujando un presunto acuerdo entre el PNV y el PSOE con nuevo Estatuto de por medio y altas cotas de soberanía y autogobierno al mismo nivel y al mismo ritmo que el del nuevo Estatuto catalán.

Ésta es la estrategia audaz y débil de Zapatero y puede que los nacionalistas que se la han impuesto estén encantados con ello, pero Zapatero corre el riesgo de olvidarse de España y del PSOE, y a lo mejor se convierte en héroe del diálogo y el talante y del Estado federal o confederal en el País Vasco y Cataluña, pero corre el riesgo de perder España y de que se le abra un frente dentro del PSOE que ponga punto final a este castillo de naipes al que ETA, intentando amedrentar al pueblo de Madrid y sumándose al macabro aniversario del 11M, acaba de hacer tambalearse como un primer aviso que el presidente Zapatero no debería echar en saco roto, porque están pasando ante sus narices demasiadas cosas evidentes para todos los españoles y el presidente da la impresión que ha perdido el olfato y la vista, por más que ponga el acento en el talante y en su buena intención.