EL PODER OCULTO DE LA MONCLOA



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 01.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

El núcleo duro del PSOE —o el poder oculto de la Moncloa— busca uno o dos chivos expiatorios, que parecen ser Carod y Maragall, para inmolarlos como culpables de los destrozos políticos y sociales que ha provocado el Estatuto catalán en toda España y también dentro de Cataluña. Y todo ello después de una más que costosa negociación para reconducir el texto llegado desde el Parlamento catalán a Madrid, que en algo fue retocado pero no en los asuntos esenciales que incluyen aspectos inconstitucionales, porque de lo contrario el Gobierno de Zapatero no habría dudado en someterlo al Tribunal Constitucional para desmentir a quienes les acusan de violar la Constitución.

El poder oculto de la Moncloa, el que ha impuesto la ley del silencio entre los barones del partido —Bono, Ibarra, Vázquez, Guerra, etc.— sabe muy bien que el responsable de toda la locura del Estatuto catalán y de lo mal llevado que ha estado todo ese proceso no es otro que el presidente Zapatero. Pero no están en condiciones de derribar o de pedir las oportunas responsabilidades al jefe del partido porque, entre otras cosas, perderían el poder. No en vano ha sido Zapatero el que ha alentado sin cortapisas y traído a Madrid el Estatuto aprobado en Barcelona sin haber puesto límites previos constitucionales, lo que ha provocado la alarma social y política en la batalla negociadora que aún está por terminar con ERC, y que veremos cómo acaba.

Quiénes son esos dirigentes o responsables políticos que integran el poder oculto de la Moncloa, donde tienen a Zapatero convertido en su prisionero de Zenda y que exigen la cabeza de Carod y Maragall para recuperar el centro político y la unidad del PSOE? Todo apunta que el epicentro de este centro oculto de poder gira en torno a Felipe González y al Grupo Prisa de Jesús de Polanco, beneficiario y a la vez protector del Gobierno de Zapatero y sobre todo el encargado de desviar la atención de los españoles hacia el PP cuando la gravedad de la crisis nacional tiene su sede en el palacio de la Moncloa (de ahí sus informaciones y línea editorial para justificar el Estatuto y tapar todas las críticas del Poder Judicial, del Consejo de Estado, la Audiencia Nacional y, por supuesto, del PP y otros medios de comunicación).

Junto a estos poderosos señores pueden existir otras zonas de influencias financieras (La Caixa), culturales, de intelectuales alarmados y, además, las políticas de parte de los barones del PSOE alarmados con el Estatuto. Y todos ellos se expresan mediante la acción, cada vez más directa e importante, de Alfredo Pérez Rubalcaba, que parece haber conseguido la confianza de Zapatero y que está interpretando al pie de la letra el mandato directo y decidido de sus verdaderos jefes políticos, convertido en el hombre orquesta de la Moncloa, el Gobierno, el Parlamento y la negociación.

Así, y puede que como consecuencia de un encuentro privado entre Felipe González y Jordi Pujol, nació el plan de pactar el Estatuto con CiU dejando a la intemperie a Carod y a Maragall. El de ERC, convertido en un pequeño apéndice de la negociación, y el segundo, alejado de las conversaciones de Madrid y condenado a no ser el nuevo presidente de la Generalitat, como ha quedado claro en las recientes declaraciones de Zapatero y Rubalcaba, que se niegan a decir en público —como por ejemplo sí lo dicen de Simancas— que Maragall se volverá a presentar a la presidencia catalana cuando se apruebe el Estatuto, “eso es cosa del PSC”, dicen inmisericordes con Maragall.

Quedó muy claro cuando un cámara, del programa Diario de la Noche de Telemadrid, captó una conversación del ministro Jordi Sevilla con el líder de CCOO, en la que anunciaba que está previsto convocar elecciones adelantadas en Cataluña cuando se apruebe el Estatuto, y que será otro Gobierno, sin Maragall —pero no con José Montilla de presidente, porque dice Sevilla que “aún es pronto para un charnego” (sic), a lo mejor están pensando en Nadal—, el que inaugure el nuevo Estatuto pactado con CiU. Sin descartar, incluso, una victoria clara de CiU, lo que centraría al PSOE en Madrid, como lo está centrando al menos de manera virtual el hecho de que ERC y el PP ocupen los flancos del Estatuto catalán, los de Esquerra denunciándolo por escaso y los del PP por inconstitucional.

Qué es lo que ha hecho actuar y tomar la iniciativa al llamado núcleo duro del PSOE o poder oculto de la Moncloa? En primer lugar, los graves riesgos que el Estatuto incluye para España, luego la caída en las encuestas electorales de Zapatero y del PSOE, el ruido de sables y la tensión dentro del Partido Socialista y en toda España. Y ¿qué ha hecho Zapatero cuando se le ha dicho que había que dar un golpe de timón y reconducir la situación? Pues aceptarlo porque el presidente empezó a ser consciente del riesgo de liderar una gigantesca crisis nacional, y al final se dejó llevar de la mano de Rubalcaba sabiendo que enfrentarse a González y a Polanco era algo difícil de superar.

Y qué pueden hacer Carod y Maragall? Unirse e intentar resistir al poder de Madrid y a los manipuladores de las marionetas de la Moncloa, convencidos de la posibilidad de que Artur Mas y CiU no sólo se alcen con la fama del pacto final del Etatuto sino que además podrían alzarse con la victoria electoral de los próximos comicios catalanes si se adelantan para el próximo otoño, como al parecer figuraba en el guión. Y todo esto,si difícilmente lo puede soportar Carod, menos aún lo puede resistir Maragall. Lo que nos anuncia que la crisis del Estatuto continuará.