EL PSOE AVISA A ZAPATERO



 Artículo de Pablo Sebastián
en “La Estrella Digital” del 29/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

La presentación pública del proyecto de financiación del nuevo Estatuto catalán ha abierto la caja de los truenos en el seno del PSOE, en el resto de las comunidades autónomas y, por supuesto, en la oposición. Como se veía venir, Maragall pretende quedarse con el control fiscal de toda Cataluña y reducir la aportación al Estado, rompiendo así la solidaridad y la unidad fiscal del Estado, propuestas inaceptables de todo punto que ya han provocado serias advertencias a los catalanes por no pocos dirigentes socialistas, hasta el punto de que José Luis Rodríguez Zapatero se ha visto en la obligación de recordar que la financiación de las autonomías la deciden todos los españoles.

Vamos a ver si el presidente Zapatero empieza a caerse del guindo del talante y toma contacto con la realidad de la que él es bastante responsable, porque ha transmitido en Cataluña la idea de hagan ustedes lo que quieran que yo lo aprobaré en Madrid y ahora no sabe cómo frenar el ímpetu de Maragall y de sus socios, que creían tener barra libre para hacer lo que les diera la gana en el nuevo Estatuto catalán. Aquella frase de Zapatero en campaña electoral prometiendo que aprobaría en Madrid lo que aprobara el Parlamento de Cataluña fue un gravísimo error, de la misma manera que se ha equivocado Zapatero transmitiendo una y otra vez al País Vasco y Cataluña que tienen barra libre para beber lo que quieran y un cheque en blanco para pedir lo que se les ocurra.

Y ya tenemos el conflicto creado y organizado, y no sólo por la financiación sino también por la denominación que Maragall quiere dar a Cataluña con el título de nación, a sabiendas de que la Constitución española señala que sólo hay una nación; y estamos hablando de sólo dos cuestiones de las muchas conflictivas que incluye el Estatuto catalán.

Ayer mismo se conocieron unas declaraciones de Alfonso Guerra acusando al Gobierno de Zapatero indirectamente de jalear las pretensiones soberanistas de algunos dirigentes nacionalistas que ponen en peligro la unidad de España. Guerra advertía también que si alguien pretendía, como pretende Zapatero, colar el Estatuto como ley orgánica sin previo recurso al Tribunal Constitucional (al que Zapatero no quiso recurrir el Plan Ibarretxe para no sentar un precedente frente al Estatuto de Cataluña) se va a equivocar porque en ese caso habría que disolver el Parlamento español y convocar elecciones anticipadas. Felipe González también ha hecho serias advertencias sobre todo esto, hablando del riesgo de romper la solidaridad nacional.

Y al margen de estos dos dirigentes socialistas, con gran influencia en el grupo parlamentario del PSOE, están otros de mayor actualidad, y algunos de ellos en el Gobierno, motivo por el cual Zapatero ha dado a sus ministros la orden de que no hagan comentarios sobre el proyecto de Estatuto catalán y concretamente sobre la cuestión de la financiación y que sólo sea el vicepresidente Solbes, que no ha dicho nada, el que opine sobre esta polémica cuestión.

Cuando Zapatero se ve en la necesidad de imponer silencio a su Gobierno, para que no hablen Bono, Sevilla, López Aguilar, es que algo grave está pasando en el Gobierno. Y lo que está pasando es lo que se veía venir: que Maragall está dispuesto a organizar una crisis de primera magnitud nacional y posiblemente a provocar la ruptura en el Partido Socialista si las cosas siguen como van.

Las sonrisas de Zapatero se empiezan a helar, lo del Partido Comunista de las Tierras Vascas se le ha convertido en un problema crucial a su Gobierno y el fiscal general, Conde-Pumpido, ahora comienza a decir que si se confirma que los interventores del PCTV en las pasadas elecciones eran de Batasuna entonces se podría ilegalizar. ¿Está cambiando el Gobierno su posición? Parece que sí, una vez que se ha descubierto que la negociación entre el PSOE y Batasuna estaba en marcha.

Y la segunda cuestión es esta del Estatuto catalán, que le obliga a Zapatero a incumplir su promesa de aceptar en Madrid lo que venga de Cataluña. Y ya veremos si esa crisis no va a más y acaba llegando al Gobierno, donde está sentado el ministro Montilla, secretario general del PSC que preside Maragall.

Está visto que lo de la sonrisa y el talante tiene sus ventajas, pero también sus riesgos. Tanto sonreír en el País Vasco y Cataluña y ahora vienen tiempos de seriedad. Hace falta más talento y menos talante para gobernar.