EL PSOE ANTE LA CRISIS NACIONAL



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 20.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, ha salido satisfecho de la entrevista que ha mantenido con el presidente Zapatero sobre las expectativas de la negociación con ETA. Llamazares ha declarado que el presidente le ha dado datos suficientes como para creer en las posibilidades de dicha negociación, que en la Moncloa llaman proceso de paz y es, al parecer, el primer interlocutor político del presidente que ha tenido el privilegio de conocer algún dato de esa secreta carpeta que le ha llevado al jefe del Gobierno a dar pasos importantes y arriesgados para favorecer la negociación, incluso poniendo en cuarentena el Estado de Derecho. Veremos si Zapatero hace lo mismo con el resto de partidos políticos, incluido el Partido Popular, y veremos también cuáles son esos secretos, porque una vez que los conozca más gente es muy probable que en un plazo no muy lejano aparecerá en medios de comunicación.

Pero datos o información aparte, lo que no está justificado de ninguna de las maneras es que el Gobierno esté pagando a ETA un precio por como lo está haciendo para favorecer dicha negociación, y que lo haga contra el Estado de Derecho y la legalidad, como se viene haciendo de un tiempo a esta parte sin el menor pudor y utilizando toda clase de trucos que empiezan por el desentendimiento permanente del fiscal general del Estado, Conde-Pumpido.

La penúltima gota que ha caído sobre el vaso a rebosar del desvarío gubernamental ha sido la decisión del Tribunal Supremo de acumular las penas del etarra Henri Parot, que deberá permanecer en la cárcel hasta el año 2020. Decisión contraria al criterio de su Defensa y también, y ello es lo más grave, en contra de la opinión del Gobierno, de su presidente, su ministro de Justicia y del fiscal general del Estado (así como de sus medios de comunicación afines), que, en línea con su estrategia de concesiones al entorno de ETA para facilitar el comunicado de la tregua que por ahora no llega, y con ello la negociación, habían dado instrucciones a los fiscales del Tribunal Supremo para mejorar la posición de este y otros terroristas frente a la demandas de las víctimas de Parot, y puede que también pensando en la citada negociación con la banda, poniendo en cuarentena el Estado de Derecho, como viene ocurriendo de un tiempo a esta parte en el País Vasco y en Cataluña.

Estamos inmersos en una espiral del disparate que concierne al conjunto de la sociedad, y aquí incluido el Partido Socialista, que guarda, en aras de una mal entendida lealtad a su líder, un silencio atronador sobre lo que está ocurriendo en España. Suponemos que para no perder el poder por una crisis interna, o porque se han creído el cuento de la lechera de Zapatero, según el cual un pacto con los nacionalistas catalanes y vascos le permitirá al PSOE controlar el poder en España hasta la eternidad aislando al PP, cueste lo que cueste. Pero se van a equivocar, se están equivocando, porque el deterioro democrático al que estamos asistiendo, poniéndose a la vez patas arriba el estado de Derecho y el principio de legalidad, acabará devolviendo al PSOE en las próximas elecciones a la cruda realidad, si es que antes no asistimos a alguna situación de alta tensión como la que podría producirse en estas manifestaciones ilegales que surgen por doquier ante la pasividad de la Fiscalía y del Gobierno vasco, que lejos de prohibirlas se suma a ellas a través de los dirigentes del PNV.

No hay nadie en el PSOE con sentido común y con una clara responsabilidad nacional? Visto lo que ha ocurrido con el Estatuto catalán y tras ser acatada por los barones de este partido la ley del silencio impuesta desde el palacio de la Moncloa por Zapatero, da la impresión que no hay nadie entre los dirigentes socialistas dispuesto a dar la voz de alarma y a pedir una rectificación de la deriva gubernamental. Y ello nos preocupa de una manera muy especial, porque nos permite imaginar que tras el diseño del nuevo Estado que ahora se pretende, sorteando la legalidad, parece existir una filosofía política que incluye, como se ha dicho reiteradas veces en los últimos meses —por ejemplo, con motivo del traslado a Cataluña de documentos del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca—, la revisión de los años más dramáticos de nuestra historia reciente. Y no sabemos si esta estrategia o diseño político de revisión histórica de la vigente situación, enterrando los pactos hallados de la transición, forma parte de un acuerdo secreto del PSOE que se está aplicando o más bien en marcha sobre la base de hechos consumados, por encima de la Constitución y de la legalidad.

Esto es al menos lo que se desprende de la increíble respuesta que al parecer le ha dado el presidente Zapatero en la Moncloa a la madre de la Irene Villa, víctima del terrorismo, cuando el presidente le especificó que él sabía muy bien lo que significaba el dolor de las víctimas porque a su abuelo lo fusilaron en la Guerra Civil. ¿Está el presidente del Gobierno comparando el terrorismo de ETA con la Guerra Civil española?

¿Es por eso que habla de una paz sin vencedores ni vencidos? Si es así, la gravedad de la aventura del presidente Zapatero es mayor de la que imaginábamos, y si es solamente, otra vez, para contentar al entorno de ETA y hacerle todavía más fácil su triunfo político al margen de su responsabilidad, pues estamos de nuevo ante otro hecho inaceptable desde el punto de vista democrático e incluso legal. Volvemos al comienzo de este análisis para decir que el fin no justifica los medios, ni el abandono del Estado de Derecho ni la humillación de la víctimas ni el de la democracia. Los etarras no son el ejército nacional de una imaginaria contenida, sino unos delincuentes que matan, secuestran y chantajean en una democracia donde hay plena libertad. Y desde luego España no está en guerra civil ni de secesión con nadie, y si esto Zapatero no lo sabe, alguien del PSOE se lo debería explicar y lo deberían parar.