LA OPA: ZAPATERO SE ACUERDA DE ESPAÑA



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 22.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Ahora se acuerda de España Zapatero, pero sólo para defender los intereses de sus aliados nacionalistas, en este caso los de Cataluña. Ahora que la multinacional alemana E.ON acaba de anunciar una OPA sobre el 100% de Endesa, que supera con creces la oferta de Gas Natural y pone en peligro la que era una operación política destinada a llenar los bolsillos del sector financiero más nacionalista de Cataluña, como el que habita en el entorno de La Caixa, se acuerda el presidente del Gobierno de la nación española y nos habla de la necesaria españolidad del núcleo o matriz de Endesa, con el objetivo de no protagonizar un nuevo fracaso político.

Y, también, para cumplir la palabra dada a los nacionalistas catalanes y concederles las llaves del sector energético español, reduciendo de paso la competitividad en este mercado. Ahora que Cataluña se declara en el nuevo Estatuto como nación, se acuerda Zapatero de la nación española, y los nacionalistas catalanes, los que entre otros muchos desvaríos pretenden eliminar el idioma castellano en su Comunidad, agitan sonrientes la bandera española frente al gigante energético alemán. Ahora los nacionalistas catalanes que tanto hablan de Europa y de su pretendido consorcio franco-catalán, ante el temor de perder un buen negocio y una fuente de poder, ponen a España como su escudo y le exigen a Zapatero que vista la armadura de San Jaime para combatir al dragón alemán.

El futuro de Endesa, compañía que está más fuerte que nunca y de la que deben estar orgullosos sus accionistas y empleados, está por decidir, pero esta vez como resultado de una batalla puramente empresarial y financiera ajena a los negocios políticos y a las sospechas de corrupción que han enmarcado la OPA de Gas Natural. La pequeña y muy endeudada empresa del nacionalismo catalán que pretendía comerse casi gratis al primer operador español del sector con la ayuda política de un presidente, Zapatero, que va de lío en lío, con ETA, los Estatutos, el Estado de Derecho, y que ahora ve cómo peligra una de sus más sonadas aventuras políticas de la legislatura, porque la caza de Endesa fue y es una clara operación política.

Lo confirmó el presidente Zapatero en el bar del Congreso de los Diputados el día después del debate parlamentario que rechazó el Plan Ibarretxe como nuevo Estatuto para el País Vasco cuando dijo: “Pizarro es el jefe”. Zapatero se refería entonces al intento, luego fallido, de Sacyr de hacerse con el control de BBVA —por la misma vía o puerta trasera de la Moncloa— para señalar que dicha entidad financiera y otras empresas privatizadas en tiempos del anterior Gobierno de Aznar estaban en la órbita del PP y giraban, como si de un sistema planetario de poder se tratara, en torno al liderazgo del presidente de Endesa, Manuel Pizarro.

Y llamó poderosamente la atención que Zapatero citara personalmente a Pizarro como el enemigo a batir, lo que prejuzgó que algo iba a ocurrir contra Endesa en un plazo no lejano. Y así aconteció poco después tras hacerse pública la sorprendente OPA de Gas Natural, apoyada desde el Gobierno de Zapatero y por el gabinete tripartito catalán, usando a La Caixa como la punta de lanza o el músculo financiero de una operación que el presidente de esta entidad catalana
—considerada ya el embrión del Banco Nacional Catalán—, Eduardo Fornesa, presentó como algo propio sin el menor disimulo. Y con el mismo descaro con que el ministro Montilla y los organismos reguladores a sus órdenes se lanzaron a apuntalar la caza de Endesa por Gas Natural, descubriendo todos ellos que estábamos ante una operación política que formaba parte del pago que el Gobierno de Madrid hacía al nacionalismo catalán por los apoyos recibidos en la gobernabilidad, y como complemento financiero a las muchas concesiones soberanistas e insolidarias que ya se perfilaban en el Estatuto catalán.

Ahora ha saltado la sorpresa, y aunque Endesa mantiene una aparente imparcialidad, lo cierto es que a los actuales gestores de la compañía, y sobre todo a los accionistas, la oferta de E.ON —iniciales ya apuntadas en los últimos anuncios de la compañía— les agrada, entre otras cosas porque les garantiza un futuro más seguro y mejor gestionado, sin que además se pierda competitividad en el mercado español. Lo ideal para Endesa sería que los alemanes no fuesen a por el 100% de la entidad, pero eso, vista la OPA de Gas Natural, que veremos si tiene fondos para reaccionar —o si todo lo deja una vez más en manos de Montilla y Zapatero—, no parece posible.

Como sería escandaloso que el Gobierno hiciera uso de la golden share que estaba a punto de eliminar siguiendo las directrices de los tribunales europeos, y todavía mucho más llamativo que La Caixa se escondiera tras las bambalinas de la Moncloa para ver si saca adelante su OPA, negando el libre mercado de la Unión Europea y los principios más elementales de la libre empresa, así como el derecho de los accionistas a recibir la mejor oferta posible por sus inversiones. A lo mejor descubrimos ahora que todo eso del intervencionismo del nuevo Estatuto catalán en la vida pública y privada es algo que les gusta a los empresarios y financieros catalanes, siempre que les convenga, claro está.

Desde luego, los accionistas de la compañía ya están alertados, como lo deben de estar las autoridades europeas y el propio Gobierno alemán. Sobre todo tras la llamada de cortesía de la canciller Merkel a Zapatero en la que al parecer el presidente español, sorprendido, balbuceó excusas en relación con los intereses de nuestro país —por no decir del nacionalismo catalán— que a la jefa del Gobierno alemán le sonaron a chino y a un lenguaje impropio del siglo XXI en el que vivimos.

Veremos cómo discurren los acontecimientos, y cómo se portan ahora los reguladores ante el nuevo procedimiento planteado, porque Europa los contempla, y los trucos tan propios de trileros de la CNE y de la CNMV no se podrán repetir con la misma facilidad con que les abrieron las puertas a Gas Natural para cerrarle ahora la entrada a E.ON. Son, por otra parte, muchos los ejemplos de empresas españolas que han tomado el control de otras de su sector —Santander, Tabacalera, etc.— en los mercados europeos e internacionales. Y, sobre todo, el Gobierno no se puede permitir el lujo de presentar a la España que pretende entrar en el G8 como un país de costumbres caribeñas. Y además no para defender los intereses de España sino más bien los pactos y compromisos de esa extraña amalgama nacionalista en la que están hoy día inmersos Fornesa, Gabarró, Mas, Carod y Maragall.