EL PELELE ESPAÑOL



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 21.03.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

El consejero de la Generalitat Joan Carretero le ha llamado a Zapatero “españolista demagogo” y ha abierto, por enésima vez, la caja de los truenos y de los disparates. Los españoles no nos merecemos esto. No merecemos el espectáculo de esta clase política catalana que ha convertido el debate nacional en un histriónico patio de colegio donde los traviesos alumnos Maragall, Carod, Mas y Saura mantean alegremente al presidente Zapatero convertido en el pelele español. En un vulgar muñeco de trapo y paja con la cara pintada y el aspecto sonriente que sube y baja sin cesar por los aires, a merced de esta pandilla de irresponsables. Los que al mismo tiempo que se divierten, o se pelean entre sí, están violentando la Constitución, alterando el poder judicial, reformando la financiación de las Autonomías, burlando la soberanía nacional y marginando el idioma español, entre otras muchas cosas.

Y lo peor de este juego del pelele, que Francisco de Goya inmortalizó en sus cuadros, es que el muñeco de Zapatero, mal que nos pese, representa y ridiculiza a España. La nación “discutida y discutible” según nuestro primer gobernante, que está dispuesto a todo con tal de seguir en el palacio de la Moncloa sostenido por esta panda de políticos catalanes que juegan a placer con su persona, la institución que representa y con la propia nación española, que pronto dejará de serlo para ser nación de varias naciones cuando en las próximas semanas el Partido Socialista vote en el Congreso de los Diputados a favor del nuevo Estatuto catalán, con la complicidad de todos sus dirigentes: Guerra, Bono, Ibarra, Vázquez, Chaves y González, incluidos.

El espectáculo catalán con Zapatero de máximo protagonista y promotor del Estatuto no sólo está enfrentando a los españoles y dividiéndolos en nacionalistas y españolistas, o de primer y segundo rango, sino que también ha provocado rupturas en el Gobierno y del Parlamento catalán, donde no hay un solo día en el que no ocurra algo. Ayer, a causa de los insultos del consejero Carretero a Zapatero, estuvo a punto de romperse la coalición del PSC-PSOE y ERC que sostiene a Maragall al frente de la Generalitat.

Como casi roto está el PSC-PSOE una vez que la pareja Montilla y De Madre, que en nada tienen que envidar a sus colegas nacionalistas, impidieron a Maragall reformar su Gobierno y han anunciado que no le dejarán volver a ser candidato a la Generalitat. El propio Maragall le decía a Zapatero hace pocas horas que el Estatuto se pactó demasiado deprisa con CiU y que el resultado es dudoso, mientras Carod y su gente lo calificaron de desastre y anunciaron que votarán en su contra ante las risotadas de los dirigentes de CiU y de su máximo líder, Mas —otro que también se pelea de vez en cuando con su socio de coalición, Durán Lleida—, y a quien Maragall acusó de ser primer responsable de la corrupción de 3 por ciento de comisiones en obras públicas cuando se les hundió el túnel del Carmelo.

Si añadimos a todos estos acontecimientos recientes lo ocurrido en los últimos dos años en torno a semejantes personajes —la negociación de Carod con ETA, el boicot a la Olimpiada de Madrid, las carreras de patines en Macao, la corona de espinas, etc.— o las amenazas y chantajes mutuos y continuados para derribar el Gobierno de Zapatero o el de Maragall, veremos que nunca en la política española y catalana hemos asistido a un espectáculo tan grotesco y tan grave por las consecuencias que tiene para el conjunto de los españoles.

Entonces, ¿de que se ríe el pelele español? Pues imaginamos que sólo de pensar que es el presidente del Gobierno de España, porque da la impresión de que no controla ni su propia situación. Se equivocó abriendo el portón del Estatuto sin saber a dónde iba —y aún no lo sabe—, luego mintió cuando prometió en Cataluña que aprobaría en Madrid lo que se decidiera en el Parlamento catalán, luego cambió —o le obligaron González y Puyol— de aliados y sustituyó a Maragall y Carod por Mas y Durán, rompiendo sus relaciones con ERC, y adornó todo esto con la OPA de Gas Natural. Y a estas alturas no sabemos lo que puede pasar, porque los de CiU también han empezado a amenazar a Zapatero con el debate sobre el aeropuerto de El Prat, mientras que los de ERC advierten que retrasarán el referéndum proyectado.

Pero el pelele español no pierde la sonrisa ni su flexibilidad. Y está deseando que se le acabe el manteo en la senyera catalana para empezar a disfrutar un nuevo divertimento sobre la ikurriña cuyas esquinas agarran entusiasmados los nacionalistas vascos, Otegi, Imaz, Ibarretxe y Mosquera, listos para el segundo gran manteo presidencial. El fiscal general del Estado, Conde-Pumpido, lo está preparando todo para que este espectáculo no se retrase demasiado. Sólo falta la tregua de ETA y el pelele español volverá a saltar.