BONO ABANDONA A ZAPATERO



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 08.04.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El ministro de Defensa, José Bono, advirtió de su dimisión del Gobierno durante una acalorada conversación con el presidente de la Generalitat, Pascual Maragall. Lo dijo ante el Rey don Juan Carlos I y ante el ex presidente de Portugal, Jorge Sampaio, en una cena celebrada meses atrás en la embajada portuguesa: “si la palabra nación figura en el nuevo estatuto de Cataluña, yo no seguiré en el Gobierno”. Y así ha sido, Bono sale del Gobierno y abandona a su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, antes que se acabe el trámite del Senado del estatuto catalán que lo convertirá en Ley Orgánica y en el que las Cortes Españolas han aceptado, por mayoría, la inclusión de la palabra nación en el preámbulo del Estatuto.

Bono llegó al Gobierno subido en un tornado tropical y se ha retirado de la orilla del poder como la resaca que anuncia el regreso de un Sunami sin fecha fija aunque, en política, los regresos son complicados y suelen depender mas de los acontecimientos que de los protagonistas. En todo caso el ministro de Defensa, José Bono, abandona al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en clara discrepancia con el Estatuto de Cataluña y con la deriva del modelo de Estado confederal que lidera hoy el jefe del Gobierno y del PSOE en colaboración con los partidos nacionalistas. Y se ha marchado Bono antes de que las Cortes Generales aprueben el estatuto catalán, al inicio del proceso de negociación con ETA -.del que dijo que no le gustaba – y una vez que el Congreso de los Diputados ha culminado la reforma de las Fuerzas Armadas propuesta por Bono en las leyes de la Defensa Nacional y de Tropa y Marinería.

Bono se va del Gobierno y le ha hecho a Zapatero una crisis que no quería. Pero Bono no se va de la política en contra de lo que ha dicho, usando como excusa y cortesía para Zapatero su añorada vida familiar. Se ha ido y ha forzado su salida del Gobierno hasta tal punto que el presidente Zapatero no tuvo mas remedio que suspender en la noche del jueves su presencia en la cena que los Reyes de España ofrecieron al secretario general de la ONU, Koffi Annam, para aceptar la dimisión que el propio Bono le había presentado por escrito en los primeros días del año, y que no se hizo pública entonces porque el presidente le pidió unas semanas a ver si aparecía la tregua de ETA y se encauzaba el estatuto catalán. Y también porque el ministro quería ver aprobadas en el Congreso y Consejo de Ministros sus proyectos de reforma de las Fuerzas Armadas que son, con la retirada de las tropas españolas de Iraq, los logros mas significativos de su paso por el gobierno de la nación.

¿Qué decía la carta de dimisión de Bono a Zapatero fechada en la primera semana del pasado mes de enero? No se sabe pero lo podemos imaginar, en ella se explicitaba su discrepancia frontal sobre la reforma del modelo del Estado que se desprende del texto del nuevo estatuto catalán, del que Bono había hecho serias críticas en público y otras mucho mas severas y catastrofistas en privado, como cuando nos declaró en los pasillos del Congreso de los Diputados, meses atrás, que había que frenar el estatuto y que hacía falta “un capitán que se inmole por el bien de España”, porque le seguirían cincuenta diputados del PSOE en contra del estatuto y de Zapatero.

Al final, el que se inmoló, en plena Pascual Militar – borrón en el historial de Bono -, fue el teniente general Mena, quien, después de haber oído en privados los alarmantes discursos de Bono, se saltó a la torera las ordenanzas militares y recordó la función constitucional de las Fuerzas Armadas ante el riesgo de ruptura de la unidad nacional. Mena fue cesado mientras la famosa carta de dimisión de Bono – un puñal sobre la cabeza de Zapatero - seguía guardada en el despacho presidencial. Para enmendar esa mancha Bono ha reconvertido la organización territorial del Ejército señalando que ya no está para defenderse de los españoles sino de cualquier potencial enemigo exterior.

Además del Estatuto que es la palanca de esta crisis que sitúa a Bono en “la reserva espiritual y nacional españolista del PSOE”, por si acaso, otras discrepancias pudieron surgir sobre el proceso de negociación con ETA, del que Bono dijo que no compartía ciertas cosas y que no le gustaba lo que sabía por ola vía del CNI, donde seguro que se va a producir un relevo en fecha no lejana y por iniciativa de su sucesor José Antonio Alonso, que pasa de Interior a Defensa, y con el que Bono tuvo sus mas y sus menos.

Negociación con ETA en la que desempeñará un papel Alfredo Pérez Rubalcaba que pasa a ser ministro de Interior, en premio a su papel de negociador del Estatuto catalán y del cambio de alianzas del PSOE con CiU en menoscabo de ERC. Rubalcaba es además el hombre de Felipe González y del Grupo Prisa en el PSOE y ahora en el Gobierno y se perfila como el político mas influyente del Gobierno una vez salido Bono del Ejecutivo. Lo que le dará mas poder y, si lleva a buen término la negociación con ETA, todavía subirá mas escalones porque Rubalcaba tiene una ilimitada ambición y está cansado de ser mejor parlamentario que Zapatero, mejor estratega y mejor negociador. Y, aunque suele ser leal, jugará a ser el Sarkozy ambicioso de la izquierda española.

Un nombramiento el de Rubalcaba en Interior que preocupa al PP y que, como declaró Mariano Rajoy, considera que su presencia en Interior puede dificultar el pacto que se estableció con Zapatero sobre el alto el fuego de ETA. El PP no olvida el protagonismo agresivo que tuvo Rubalcaba en la víspera de las elecciones generales del 11M.

En todo caso la salida de Bono ha sido una mala noticia para Zapatero que no controló su primera crisis de Gobierno porque la crisis la ha pilotado Bono y no él. Y aunque en la Moncloa estaban cansados de las públicas discrepancias de Bono todo indicaba que el presidente quería prescindir del ministro de Defensa en otro momento, en julio, en una remodelación mas amplia del Gobierno y una vez que fuera aprobado el estatuto catalán en el referéndum previsto para el mes de junio.

Se va Bono que es un político populista con cierta tentación a la demagogia y a dar el espectáculo en mítines, discursos y medios de comunicación. Pero un político hábil y con unas posiciones muy firmes en lo que a la unidad e identidad de España se refiere. Un político católico y confesional que cuenta con un amplio apoyo social y que tiene una larga experiencia en su trayectoria, de ahí que su retirada de la política no sea del todo cierta. De momento sigue en la Ejecutiva del PSOE y en la presidencia manchega de este partido, su cuartel de invierno habitual. Se va Bono, con un ahí queda eso a Zapatero y un guiño a la bandera nacional. Y lo ha hecho con discursos apasionados y no exentos de tópicos y arabescos literarios. Los mismos que utilizó cuando asumió el cargo de ministros, lo que permite afirmar, parodiando su verborrea, que si llego con aires de Verbena de la Paloma se va con la Venganza de Don Mendo.

Pero, que no lo dude nadie, para regresar. Con el PSOE o por otros caminos si es que la crisis nacional vigente se descontrola un poco mas. El como Alberto Ruiz Gallardón, su amigo al que elogio en su despedida del Gobierno, configuran el centro político español y mas de una vez se ha dicho que podrían liderar un nuevo partido. Ellos lo niegan pero en las actuales circunstancias no conviene olvidar ninguno de los detalles por lo que en un futuro próximo o lejano pudiera pasar.