LOS TRES CONEJOS



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 25.05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Cualquier observador atento al ritmo de la actualidad podrá comprobar que en los últimos meses, cada vez que el Gobierno de Zapatero se ha visto en serios apuros ante la opinión pública por causa de sus políticas erráticas y abusivas, que desconciertan a los ciudadanos y crean en ellos una creciente inquietud (Estatuto catalán, negociación con ETA, inmigración sin control y nueva delincuencia urbana), de pronto aparecen unos escándalos colaterales de menor cuantía y de mucho ruido mediático y social que curiosamente estaban bajo la investigación de los ministerios de Justicia o Interior.

Así ha ocurrido con la trama urbanística de Marbella, con el escándalo de los sellos o con el dopaje de los ciclistas, asuntos todos ellos que estaban siendo investigados en el más absoluto de los secretos y que de pronto salen a la luz pública, ¡oh casualidad!, con la misma facilidad que un mago saca un conejo de la chistera, y en este caso ya van tres para ocultar todos estos asuntos que devalúan la acción de Gobierno, la credibilidad del presidente Zapatero y el riesgo que incluyen las reformas estatutarias y la negociación con ETA de cualquier manera y sin preservar el marco legal.

Esto de sacar escándalos con inmediatos efectos mediáticos y populistas es un truco muy viejo y propio de regímenes no democráticos, sino más bien autocráticos, donde a los ciudadanos se les trata como a niños, con la siempre mal utilizada razón de Estado, que sólo se reclama para que los gobernantes justifiquen lo injustificable, como ocurrió en nuestro país con los crímenes de los GAL.

Ahora la razón de Estado es la sinrazón del Gobierno, que no sabe qué hacer con todos los nuevos y violentos delincuentes ni con la avalancha de los emigrantes, mientras se les escapa de las manos hacia no se sabe dónde el modelo territorial español. Y mientras los dirigentes de Batasuna se pasan el día violando la ley y desafiando y exigiendo a este Gobierno que los trate de igual a igual, ante el asombro general de los españoles y la indignación de muchos sectores que han sufrido en sus carnes, familiares y amigos las tremendas consecuencias del terrorismo y que ven a diario en televisión la chulería y la desvergüenza de los asesinos y sus colaboradores políticos explicándole al conjunto de los españoles lo que deben hacer para que ETA deje de matar, y todo ello ante las narices congeladas del presidente Zapatero, de sus ministros de Justicia e Interior, López Aguilar y Rubalcaba, y del inefable fiscal general del Estado, Conde-Pumpido.

Pero la manera de despistar a los ciudadanos mientras se le cae el tinglado de la farsa es el viejo e infantil truco de los conejos —Marbella, sellos y ciclistas—, como los que ahora corretean por los distintos medios de comunicación, los programas basura de la tele y los corrillos de bares y plazas para que se olviden de todo lo demás. Aunque lo demás sigue estando ahí y por muchos conejos que saquen de la chistera del Gobierno acabará pasando factura a estos políticos tan habilidosos en el escenario pero no lo suficiente como para hacerlos desaparecer u ocultar.