ZAPATERO, AL FINAL, PERDIÓ EL DEBATE

 

 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 02.06.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Al final, el presidente Zapatero ha perdido el debate del estado de la nación por mentir a los españoles, a su partido, a la oposición y a sus medios de comunicación por apoyar el diálogo político con ETA y Batasuna antes de que se renuncie a la violencia y antes de que Batasuna condene el terror y acepte la Ley de Partidos. Tarde y muy mal Zapatero ha querido rectificar; pero no del todo, porque teme que ETA rompa la tregua —está en sus manos— y dijo ayer que “lo que vamos a hablar” con Batasuna es sólo para pedirle que se integre en la legalidad.

No, presidente, para eso no hay que sentarse ni hablar con Batasuna, eso ya lo saben y se repite todos los días en los medios de comunicación, lo importante es no sentarse con ellos ni hablar, porque si eso se hace se habrá legalizado de facto el brazo político de la banda criminal. Zapatero tiene que decir llanamente que no van a dialogar, lo demás es mentir otra vez y claudicar.

El debate sobre el estado de la nación, española por cierto, permanece abierto desde hace más de un año y continuará hasta el final de la legislatura. La síntesis que sobre todo ello abordó el Congreso de los Diputados los pasados días fue sólo un muestrario mal elegido por causa de los trucos de la política en el que Zapatero, inmerso en su sopa de cifras y letras, ganó en el primer asalto su mano a mano con un Rajoy, que se enfadó con el presidente de la Cámara, su partido y hasta consigo mismo porque vio que su pacto de silencio con Zapatero sobre ETA sólo sirvió para perder fuerza y razón y para que el presidente lo apuñalara a traición.

Pero la euforia del primer día que jaleaban por los pasillos de la Cámara los portavoces de la Moncloa —que actúan como si lo fueran del PSOE y no de la denostada nación— se diluyó el miércoles con la metedura de pata, o el favor a ETA, del presidente cuando confirmó que abriría el diálogo político con ETA antes de que dejaran las armas. Ahí perdió Zapatero el debate, su relación con el PP en este asunto tan grave, y también con un sector de su partido y sus medios de comunicación.

Por eso este jueves quiso, en parte, rectificar; pero demasiado tarde porque el daño estaba hecho y había dejado en evidencia al PP. A la vez que mostraba la debilidad de su liderazgo, de su proyecto político y los graves riesgos que encarna este proceso negociador con ETA sin haber fijado previamente y públicamente las reglas de tan peligroso juego. ¿Hacia dónde nos lleva? ¿Hacia dónde va?

Rajoy habló de incertidumbre en su primer discurso del debate y en eso estamos, en la mayor de las incertidumbres, porque el barco está sin timón ni capitán. Y además está haciendo trampas con la política y con la palabra, y no digamos con la ley por causa de las graves y desvergonzadas presiones que este Gobierno ha ejercido sobre el juez Grande-Marlaska para que no encarcele a Otegi.

De manera que de la euforia del debate del miércoles el presidente ha pasado a dar unas pésimas explicaciones, a la defensiva y a temer que se le escape el PP, una parte de su partido y de sus publicistas del poder, e incluso que se le escape ETA, que dice estar cansada de esperar concesiones de Zapatero, pero que no dice estar cansada de matar, o de extorsionar.

Menudo presidente del Gobierno de España!, presionando a un juez para que no se le enfade Otegi, reconociendo a Batasuna sin que ETA entregue las armas, apuñalando a la oposición que le había tendido la mano y engañando a los suyos y a los españoles en su conjunto. ETA está muy mal, cercada por la Policía, sin cobertura internacional, sin presencia política y sin apoyos económicos, y si quiere eso que ellos llaman la paz, lo tienen muy fácil: que dejen las armas y condenen la violencia; si no, no se puede hablar. La frasecita de marras de Zapatero cuando dice que “lo que vamos a hablar...” simplemente se la debe ahorrar. Con Batasuna no se puede hablar de nada mientras no condenen ellos la violencia y acaten la legalidad.