ENCUENTRO EN LA SEGUNDA FASE



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 06.07.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

Todo discurre según lo previsto. El PSOE, a pesar de la Ley de Partidos, ha reconocido a Batasuna como interlocutor político para cumplir una parte de los acuerdos pactados entre el Gobierno y ETA en la que ha sido primera y secreta etapa de la negociación en curso. Ahora estamos en la segunda fase, la de oficializar la negociación, al margen del Parlamento y también de la propia legalidad, y esta segunda etapa ha comenzado con la foto del encuentro entre Patxi López y Arnaldo Otegi y se completará con el inicio de las conversaciones oficiales entre el Gobierno y ETA en las próximas horas y días.

La tercera y definitiva fase llegará si las reuniones entre ambas partes, en las dos mesas, la de ETA y la de Batasuna, logran un pacto final, objetivo aún lejano que podría quedar pospuesto a la celebración de unas elecciones anticipadas, tras la previa legalización de Batasuna, porque Zapatero no puede acordar concesiones políticas y judiciales a ETA y a sus presos sin el concurso del PP y de las víctimas del terrorismo, porque en dicho caso correría el riesgo de sufrir un duro castigo electoral.

Estamos, pues, en la segunda fase de un proceso negociador del que se ha desvinculado el Partido Popular por boca de Mariano Rajoy, afirmando que en este caso el Gobierno no representa al Estado y en consecuencia insinuando que si el PP gana las elecciones los pactos en curso entre ETA y el Gobierno serán suspendidos o, en su caso, revisados.

A partir de ahora cabe imaginar el desarrollo de contactos secretos o discretos tanto en la mesa del Gobierno con ETA como en el ámbito político del País Vasco, según lo va a pretender el Gobierno, aunque cabe imaginar que ETA y su entorno y el PNV exigirán un protagonismo público. Los etarras para que se mantenga la imagen de negociación de igual a igual que ha producido el encuentro de López y Otegi en San Sebastián, y no la de un proceso de rendición de ETA, y el PNV para no perder el tren y el protagonismo en el proceso con vistas a futuros comicios generales y autonómicos por el riesgo de que el electorado nacionalista radical aumente sus votos ante las expectativas de paz, siguiendo un guión similar al que desarrolló en Cataluña la Esquerra Republicana.

Un paralelismo entre Cataluña y el País Vasco al que recurren no pocos actores de todo el proceso en curso, aunque con distintas interpretaciones. Y sobre todo con nuevos y con mayores riesgos porque para Zapatero y el PSOE no es lo mismo negociar con Josu Ternera que con Carod-Rovira, ni tener como aliado de recambio a CiU o al PNV. Sobre todo porque Ternera aún sigue teniendo la pistola al cinto, y porque el PNV demostró más de una vez sus posiciones inflexibles y está en carrera electoral con Batasuna para ver quién es más independentista y quién consigue más ventajas políticas soberanistas del Gobierno de Madrid.

No cabe duda que el PP, una vez más, se queda solo y a la espera de los errores de los demás o de unas elecciones anticipadas, a sabiendas de que tendrá en el próximo otoño una nueva prueba electoral en los comicios autonómicos catalanes que muy pronto va a convocar Maragall, como ensayo previo. Con Estatuto incluido de un modelo a seguir políticamente en el País Vasco como posible colofón de la segunda fase que ahora se va a iniciar y en espera de la tercera y definitiva, que veremos si se abrirá antes o después de la gran cita electoral.