EL PRESIDENTE QUE MENTÍA DEMASIADO

 

 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 11.07.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Decía Jaime Mayor Oreja, y no le faltaba razón, que “ETA mata pero no miente”. Y esa sentencia sirve para creer lo que la banda dijo cuando negó su participación en el 11M, y sirve también a la hora de analizar las informaciones que emanan del entorno etarra, como su último comunicado cuando hablaba de los compromisos hallados entre ETA y el Gobierno para poner en marcha el proceso negociador, o cuando el diario Gara dice que en febrero ambas partes, Gobierno y terroristas, acordaron que durante el proceso no habría detenciones de comandos etarras y que el Gobierno de Zapatero acataría las decisiones que adoptara el pueblo vasco, se supone que al margen y por encima de la soberanía nacional de los españoles.

Y los hechos han demostrado que esto es así, porque las últimas detenciones de etarras fueron fruto de la acción del juez Marlaska, una vez que filtraciones intencionadas de la Policía y de dirigentes del PNV avisaran al comando de extorsión de ETA de que eran seguidos por la Policía Judicial, que al final capturó al comando. Luego el juez Marlaska fue “oportunamente” sustituido por Garzón, que autorizó de manera ilegal el encuentro del PSE con Batasuna, por encima de la Ley de Partidos.

Para completar estos compromisos, el presidente Zapatero se comprometió, al anunciar el inicio de las negociaciones con ETA, a respetar las decisiones de los vascos, lo que produjo el natural revuelo político y social, aunque el Gobierno ha pretendido matizarlo y de ahí la información de Gara, recordándole a Zapatero sus compromisos de febrero, que al parecer fueron el pacto secreto y previo para que ETA declarara el alto el fuego, que por lo que se ve era mutuo porque el Gobierno se comprometía por su parte a evitar la acción de la Policía y de la Fiscalía General del Estado, como se ha visto más de una vez a lo largo de los últimos meses.

Ahora el ministro de Interior, Rubalcaba, sigue con las mentiras oficiales y dice que no hay nada pactado porque las negociaciones no han comenzado, pero se contradice con el hecho probado de que a lo largo del pasado año hubo contactos a todos los niveles entre una y otra parte. Lo que nos lleva a la conclusión de que Zapatero ha hecho demasiadas concesiones políticas y legales, que vulneran la legalidad, y que por ello nunca podía informar a Rajoy ni alcanzar el consenso político con el PP. Partido con el que Zapatero no ha querido pactar sino solamente culparlo por la ausencia de un consenso que ya era imposible porque él y su Gobierno avanzaron sobre el proceloso mar de ETA a solas y en secreto, vulnerando la Ley y marginando a las instituciones, Parlamento incluido, y por supuesto esquivando a los medios de comunicación para evitar un coste electoral.

Pero recuerda el dicho español que se caza antes a un mentiroso que a un cojo, y en el caso de Zapatero no parece que haya que ir muy lejos para darle alcance, porque desde que llegó al palacio de la Moncloa no ha cesado de mentir.

He aquí algunas sonadas mentiras del presidente en relación con los dos grandes temas de la legislatura, reforma autonómica y negociación con ETA:

Mintió Zapatero cuando prometió a sus aliados del Gobierno tripartito catalán y a CiU que apoyaría en Madrid el Estatuto que aprobara el Parlamento catalán.

Mintió Zapatero cuando en el debate sobre el Plan Ibarretxe aseguró que no era aceptable un Estatuto que fuera aprobado solo por el 51% de los ciudadanos, cosa que no ha ocurrido con el Estatuto catalán, que no llegó al 50% de los votantes, ni al 36% del electorado catalán.

Mintió Zapatero cuando prometió a su partido y a su Gobierno que la palabra nación no figuraría en el Estatuto catalán.

Mintió Zapatero a Rajoy cuando ambos acordaron la creación de una comisión de estudio y negociación de los nuevos Estatutos, comisión que nunca se reunió.

Mintió Zapatero a Rajoy cuando le dijo que no tenía compromisos previos con ETA, como los que ahora han visto la luz.

Mintió Zapatero a Rajoy cuando prometió informarle con detalle de la marcha de los preparativos de la negociación.

Mintió Zapatero a Rajoy cuando en una reunión privada de un sábado no le dijo nada de que al día siguiente anunciaría en Barakaldo su intención de abrir pronto la negociación con ETA.

Mintió Zapatero a Rajoy cuando le pidió que ambos excluyeran el tema de ETA del debate sobre el estado de la nación, y al término de la primera jornada y tras la intervención de Rajoy se anunció el encuentro entre Batasuna y el PSE, y al día siguiente Zapatero abrió el debate de ETA durante el diálogo que mantuvo con el representante en el Congreso del PNV, Erkoreka.

Mintió Zapatero a Rajoy cuando le aseguró que le llamaría para concertar con él la manera de abordar en el Congreso el inicio de la negociación con ETA.

Mintió Zapatero al Congreso de los Diputados cuando anunció que acudiría ante la Cámara a solicitar permiso para iniciar la negociación con ETA.

Mintió Zapatero al diario El Mundo cuando dijo que no habría encuentro entre el PSOE y Batasuna mientras esta organización fuera ilegal, o cuando afirmó que primero sería la paz y luego la política.

Sobre sus compromisos democráticos, talante, transparencia, pluralismo informativo respeto a la independencia judicial y a los organismos estatales, y las promesas más concretas y derivadas que de todo ello se podrían señalar, aparecen un número muy elevado de incumplimientos y falsedades que ofrecen, sumado a las mentiras que en este artículo se reseñan, una imagen del presidente Zapatero como un político adicto a la mentira, lo que cualquier democracia moderna no habría podido soportar. Pero en España las responsabilidades políticas —y las judiciales en muchos casos— no se asumen ni se depuran, porque el Parlamento obedece, como la Justicia —con algunas excepciones— al Ejecutivo y porque el Gobierno controla la gran mayoría de medios audiovisuales de comunicación.