ZAPATERO Y RUBALCABA

 

 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 14-12-06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

El presidente Zapatero parece bastante desconcertado. Ayer en el Congreso de los Diputados no supo qué decir sobre el bloqueo del proceso de negociación con ETA que el presidente de la Conferencia Episcopal sitúa en zonas de penumbra, mientras que otros observadores temen un brusco final o ruptura por parte de la banda. Algo sobre lo que Zapatero no quiso opinar aunque transmitió un mensaje contradictorio que prueba la confusión que le invade: por una parte dijo que no hay que dar pasos en falso y que hace falta mucho tiempo, transmitiendo un cierto pesimismo e incertidumbre; y por otra añadió que el proceso ofrecerá sus frutos. ¿Cómo se pueden esperar frutos en estas circunstancias?

Asimismo, aprovechó la ocasión de una pregunta en el Congreso pactada con Gaspar Llamazares para echarse unas cuantas flores a su actuación diciendo que para llevar adelante el proceso hace falta temple y paciencia, como si ésos fueran sus atributos, cuando en realidad parecen su excusa ante la falta de resultados y la negativa de ETA a sentarse a negociar si el Gobierno no entrega antes alguna prenda política, que sus socios nacionalistas sitúan ahora en el acercamiento de presos de ETA al País Vasco a título de concesión a la banda y de iniciativa.

Pero da la impresión de que ya es un poco tarde para todo ello, porque la crisis del proceso está en una vía muerta y pendiente de una rectificación fundamental (como ya le ocurrió al presidente con el Estatuto catalán), que consiste en decirle ahora a ETA, y después de haberle asegurado lo contrario para que anunciara el alto el fuego, que primero la paz y luego la política, mientras que con anterioridad se les dijo que las dos cosas se podían hacer a la vez. Y una vez más da la impresión de que el encargado de poner el pie en el freno, como ocurrió con el citado Estatuto, es el ministro Rubalcaba, que pretende imponer un poco de sensatez y sentido común frente al entusiasmo desmedido de Zapatero que los llevaba hacia el interior de un túnel sin salida y posiblemente hacia una debacle electoral, como la que anunciaba el Estatuto salido del Parlamento catalán que luego se renegoció con CiU, y que le costó la cabeza a Maragall.

Ahora el que desempeña un papel de plena prudencia, el que le ha dicho al presidente que no puede “dar pasos en falso”, ha sido Rubalcaba, que al parecer compite con los dirigentes del PSE, Eguiguren, López y compañía, más favorables a avanzar en las concesiones de orden político que a reconducir la situación como parece estar haciéndolo el ministro de Interior. Y no sólo por cuestiones electorales, sino también por cuestiones legales y de pura estrategia negociadora, porque debe ser el Gobierno quien lleve la iniciativa y tenga en sus manos todos los ases, pues de lo contrario el proceso acabará en un gigantesco fracaso o en una derrota política del Gobierno, y del Estado, a manos de ETA.

Digamos que unos y otros se están echando un pulso en estos últimos días a ver quién cede primero o quién rompe primero. Y Zapatero confía, y se cree, que ETA no puede volver a matar porque eso sería su final de otra manera, y abriría una crisis dentro de la organización, donde el Gobierno cree tener aliados a favor de la continuidad del proceso negociador. Pero no las tienen todas consigo y están atentos e imaginamos que haciendo un seguimiento puntual de algunos de sus comandos, para ver si detectan algún indicio de ruptura, como la que han anunciado hace algunas horas destacados observadores del entorno de ETA y Batasuna, alertando sobre un posible y ruidoso final del alto el fuego.

Veremos por dónde van, pero de momento da la impresión de que el presidente comenzó, como en el caso del Estatuto catalán, a rectificar y ya habla de no dar pasos en falso, algo que nunca se había planteado hasta que comprendió el pasado mes de agosto, cuando ETA no se presentó al estreno de la negociación, que todo esto no iba a ser tan fácil como pensaba, por más que él habla de paciencia pero vive en la impaciencia porque sabe que el tiempo se le acaba.