ZAPATERO DEBE CONFIRMAR LA RUPTURA

 

 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 02.01.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

El secretario de organización del PSOE, José Blanco, y el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, por este orden, han rectificado al presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero para decir que no solo está suspendido el diálogo con ETA sino que el proceso de negociación con la banda terrorista está “roto, acabado y liquidado” porque así lo ha querido ETA con su atentado en Madrid. Primero el PSOE y luego el Gobierno han salido a puntualizar a su secretario general y presidente para enmendarle la plana y su declaración oficial del pasado día 30, en la que Zapatero afirmó que se suspendía la negociación con ETA pero se negó a decir con claridad y firmeza que su famoso “proceso de paz” estaba roto. Y ello a pesar de que se le preguntó ¡por tres veces! al presidente sobre la cuestión para que dijera si estaba roto o no el proceso, o solamente suspendido como lo acababa de anunciar. Entre otras cosas porque el líder de Batasuna acababa de declarar que el proceso no estaba roto, y algo parecido comentó el lehendakari Ibarretxe. Pero Zapatero, ofuscado y puede que empeñado en buscar una segunda oportunidad, se negó a hablar de ruptura lo que ahora, ante la indignación ciudadana, han tenido que reconocer Blanco y Rubalcaba, rectificando la primera declaración del presidente e intentando arroparlo sin decir la verdad porque han querido convencer a los ciudadanos de que Zapatero había dicho lo mismo, lo que no es verdad.

Y lleva razón el PP cuando dice que quiere oír de boca del presidente lo de la ruptura del proceso negociador con ETA, porque durante todos estos meses Zapatero se negaba sistemáticamente a responder, en el Parlamento o ante la prensa, a las cuestiones claves de la negociación con los terroristas. Por ello y porque él fue quien anunció el inicio de las negociaciones con ETA debe ser el presidente quien diga que se han acabado. Y si no lo hace la duda pronto la sospecha lo perseguirá.

Este incidente y diferencia entre suspensión y ruptura final del proceso negociador con ETA revela otra vez la incapacidad política del presidente Zapatero ante un hecho tan grave como el atentado de Madrid, o su posible enfrentamiento con dirigentes del PSOE y de su Gobierno que le han impuesto la rectificación, frente al disparate inicial de solo suspender el diálogo con los terroristas, coincidiendo con Batasuna en la idea de que el proceso no estaba roto. Y todo ello basado en el hecho de que ETA no había anunciado la ruptura de la tregua. ¿Qué mas anuncio necesitaban en el gobierno que el atentado de Barajas? Otro de los argumentos un tanto vanos con los que se pretendía justificar en un principio la suspensión y no la ruptura, era que el anuncio oficial del final del proceso debía de hacerlo ETA y no gobierno. Y solo ¡tres días después! del atentado y ante la protesta general de los ciudadanos y las exigencias del PP el PSOE y el Gobierno han tenido que reaccionar y rectificar, y todavía nos falta la confirmación del presidente si es que está en condiciones físicas y psíquicas para afrontar otro de sus desvaríos.

También hay observadores que señalan que la declaración de ruptura del proceso la va a interpretar ETA como una invitación a nuevos actos terroristas, pero eso iba a ocurrir con o sin declaración sobre suspensión o ruptura, porque acaban de matar dos personas en plena tregua con un gigantesco atentado, que causó el terror, heridas a otros muchos y la destrucción completa de un edificio. A partir de ahora, en la batalla contra ETA ya estamos peor que hace tres años y medio y no va a pasar mucho tiempo sin que la banda vuelva a actuar, aunque esperemos que sea el ministerio de Interior en colaboración con Francia el que gane el primer asalto deteniendo a la cúpula de ETA y a varios de sus comandos, para frenar la ofensiva que se acerca.

En el plano político el Gobierno pretende la unidad de todos los partidos democráticos frente a ETA. La misma unidad que no buscó para negociar y que ahora le hace falta para compartir los riesgos y consecuencias de esta situación. Y no va a ser fácil porque el PP va a exigir la plena aplicación de la Ley de Partidos y del pacto antiterrorista, en el que solo están el PSOE y el PP y no los nacionalistas, mientras que el PNV por ahora sigue empeñado, según Ibarretxe, en la continuidad del proceso lo que podría provocar incluso problemas dentro de este partido donde su presidente Imaz mantiene posiciones mas duras frente a ETA y Batasuna. Por causa de estas divergencias Rubalcaba anunció ayer que el gobierno buscará el consenso con el resto de fuerzas políticas en dos foros: el pacto anti terrorista donde solo están el PSOE y el PP; y en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso, donde sí están todos los grupos parlamentarios.

Pero todo este esfuerzo incluye un problema nada menor: ¿Qué papel va a desempeñar el presidente Zapatero en este proceso de unidad de los demócratas frente a ETA, una vez que fracasó su negociación, que se ha enfrentado al PP y que tras el atentado solo habló de suspensión y no de ruptura? La credibilidad del presidente está por los suelos y su liderazgo, al día de hoy, aparece mas debilitado que nunca dentro y fuera del PSOE. Y todavía puede ir a peor porque si ETA vuelve a atacar todas las miradas irán contra él por haberse adentrado en un proceso sin garantías, sin el consenso del PP, y dando a los etarras unas expectativas de concesiones políticas que no podía cumplir y que están en la base del bloqueo del proceso, primero, y en la ruptura después con el gran atentado de Madrid.

De momento Gobierno y PSOE han reconocido la ruptura del proceso y es de esperar que el presidente haga lo mismo en la primera oportunidad. Ahora falta por ver que dice ETA y también que va a hacer a partir de ahora la fiscalía general del Estado, una vez que su primer protagonista, Conde Pumpido, declarara que la fiscalía no estaba para “obstaculizar procesos políticos”. Para lo que está y debe estar es para aplicar la ley y no para mirar hacia otro lado como ha hecho últimamente con la kale borroca y ciertos dirigentes de Batasuna. Ahora Pumpido también debe rectificar y tiene ante sí un reto muy cercano: la pretensión de Batasuna de participar en el próximo proceso electoral.