LAICISMO CONTRA ABSTENCIÓN, EL RECURSO DEL COBARDE

 

Artículo de Federico Quevedo  en “El Confidencial” del 16 de noviembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Recuerdo que en el colegio, entre toda la fauna que lo habitaba, había un espécimen al que calificábamos de matón. El matón se caracterizaba por ser un tipo bastante despreciable, cobarde  y en la mayoría de los casos con escasas luces -por no decir un idiota integral- que se dedicaba a desplegar toda su violencia sobre aquellos otros especímenes más débiles que casi nunca se atrevían a hacerle frente. El matón, por supuesto, huía de aquellos otros miembros de la fauna colegial más fuertes que él: con esos, sin embargo, se mostraba asquerosamente solícito y baboso. Rodríguez responde como pocos al perfil de matón: se atreve con el Papa y la Iglesia porque sabe que no le van a responder, pero, sin embargo, le practica una repugnante felatio al sátrapa marroquí mientras éste asesina y extermina a la población saharaui. Es una pena, pero así son las cosas: si todo el esfuerzo que hace este personaje -al que ya ni siquiera creo digno de llamar presidente- para atacar al Santo Padre, lo dedicara a defender una causa que, hoy más que nunca, se muestra justa y a condenar a quienes han puesto en práctica un nuevo genocidio, al menos podríamos decir que sentimos un poco de orgullo. Pero solo cabe sentir compasión por alguien que acumula tanta miseria moral a sus espaldas.

 

Lo fácil es atizarle a la Iglesia y portarse como un miserable, a ver si así el PSOE remueve la conciencia crítica de los antisistema

Porque, digámoslo bien claro, en una campaña electoral no puede valer todo. Es comprensible que Rodríguez esté preocupado por la pérdida de apoyos, sobre todo en lo que ha sido hasta ahora el granero de sus victorias electorales, un granero por cierto caracterizado por su extremismo, radicalidad e, incluso, violencia. Pretender ahora reavivar una llama donde ya no quedan ni rescoldos, y hacerlo recurriendo al ya obsceno argumento del laicismo o el ataque a la Iglesia Católica como si fuera la fuente de todos nuestros males, resulta francamente estúpido. Pero, vamos a ver, ¿cuántas leyes ha impuesto o ha pretendido imponer el Papa? Ninguna. Cosa bien distinta es que la Iglesia haya expresado su opinión respecto a algunos asuntos polémicos, pero se supone que vivimos en un país en el que hay libertad de expresión, ¿o no? ¿O solo existe la libertad de expresión para los apóstoles del Pensamiento Único? Y si realmente a Rodríguez le preocupa tanto lo que pueda pensar el Papa, ¿por qué puso pies en polvorosa cuando vino recientemente a España? Esa ha sido la crítica que, por otro lado, le ha hecho llegar Rajoy: que no tuviera la gallardía y la educación de estar dónde tenía la obligación de estar, como han hecho todos los dirigentes políticos de los países que han recibido al Papa.

 

Pero, lo fácil, lo cómodo, es atizarle a la Iglesia y portarse como un miserable, porque no cabe otro calificativo, a ver si así el PSOE remueve la conciencia crítica de los antisistema y los saca de su letargo, recordando al Papa que ha sido lo único que los ha movido del sillón en estos últimos tiempos como bien pudimos ver durante su visita a Barcelona. ¡Ah! ¿Qué creían? Rodríguez no da puntada sin hilo, que una cosa es que tenga una actitud miserable y otra que sea tonto. Pero lo que de verdad debería remover la conciencia de estos paladines de la violencia callejera es ver cómo nuestro Gobierno se baja los pantalones ante la osadía inhumana de un monarca dictador y la despreciable violencia que Marruecos está desplegando contra el pueblo saharaui. Al menos eso espero. Miren, al final, el matón de turno acababa suspendiendo, repitiendo curso e, incluso, expulsado del colegio. Pues eso es lo que le espera a Rodríguez: ya ha suspendido todas las asignaturas; en las elecciones de Cataluña y, sobre todo, en las municipales, va a repetir curso. Y en las generales le van a expulsar, con viento fresco, lo más lejos posible. Es lo que se merece por matón.