¿QUIÉN DECÍA QUE RAJOY NO TENÍA PROGRAMA FRENTE A LA CRISIS?

Artículo de Federico Quevedo  en “El Confidencial” del 02 de junio de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

El formateado es mío (L. B.-B.)

El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, dio ayer una rueda de prensa. El hecho en sí ya es bastante novedoso, porque hay que reconocer que quien con toda probabilidad será presidente del Gobierno, se hace bastante de rogar a la hora de comparecer ante los medios de comunicación, pero el caso es que ayer dio bastante juego y en un día en el que ya había mermado bastante la expectación en torno a Rubalcaba y solo alterada la tranquilidad por la llamada ‘crisis del pepino’, la aparición casi por sorpresa de Mariano Rajoy fue toda una novedad bendecida por las portadas de la prensa, de otro modo famélicas esta mañana. ¿Y qué hizo Mariano Rajoy? Pues todo lo contrario de lo que hasta este momento ha venido haciendo su adversario político, es decir, el Partido Socialista. Dicho de otro modo, mientras el PSOE se ha pasado diez días de disputas internas y continuo navajeo, lamiéndose las heridas del 22-M y buscando una alternativa que le permita salvar los muebles en las generales -alternativa que se llama Rubalcaba- el PP parece haberse dedicado a trabajar en un completo programa de medidas para, desde su condición de partido más votado y llamado a gobernar en un importante número de ayuntamientos y comunidades autónomas, contribuir a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y a superar la crisis económica en la que nos encontramos sumidos gracias, entre otras muchas cosas, a la incompetencia del Gobierno de Rodríguez-Rubalcaba.

El programa de medidas lo pueden ver ustedes aquí y sería muy extenso copiarlo entero, pero básicamente tienen tres frentes: austeridad, transparencia y empleo. Lo importante, más allá de lo inmediato que supondrá la puesta en práctica de medidas de ajuste económico, racionalización del gasto, actualización y control de las cuentas públicas –lo que algunos han llamado auditorías de infarto allá donde hasta ahora ha gobernado el PSOE-, compromiso de no subir impuestos y facilitar la creación de empresas, y una apuesta decidida por la formación entre otras muchas medidas, lo importante, digo, no es que esto se vaya a poner en práctica de modo inmediato –que también-, sino que supone todo un compromiso de intenciones para cuando el Partido Popular llegue al poder y Mariano Rajoy sea presidente del Gobierno.

Lo importante no es que esto se vaya a poner en práctica de modo inmediato –que también-, sino que supone todo un compromiso de intenciones para cuando el Partido Popular llegue al poder y Mariano Rajoy sea presidente del Gobierno

Es un programa, un programa realista que habla de volver a introducir el sentido común en la gestión de las cuentas públicas a todos los niveles, y que supone una alternativa creíble al modelo de improvisación permanente del Gobierno de Rodríguez-Rubalcaba. De hecho, la pelota está ahora en el tejado del candidedazo, que estos días va diciendo en público que él tiene las claves para salir de la crisis: pues que las diga y, sobre todo, que nos diga por qué no las han puesto en práctica hasta ahora y habernos evitado esta penosa travesía por el desierto del desempleo.

Esta va a ser la clave de lo que ocurra en los próximos meses hasta las elecciones generales, sean en otoño o sean cuando toca: la economía. Las urnas del 22 de mayo hablaron con una contundencia pocas veces tan evidente, y dijeron que frente a quienes exigían al líder de la oposición un discurso duro contra el PSOE, Mariano Rajoy acertó huyendo de las trampas que le pusieron los socialistas y centrando toda su atención en lo que hoy por hoy es el principal problema que afecta a los ciudadanos: la situación económica. Y como eso no va a cambiar ni a corto ni a medio plazo, haría mal Rajoy variando su estrategia, y no parece que lo vaya a hacer.

Es más, si algo ha quedado claro en la rueda de prensa de ayer, es que Rajoy no está dispuesto al cuerpo a cuerpo con un Rubalcaba que va a buscar la bronca frente al discurso de los problemas del líder del PP. En lo único que se equivoca Rajoy es en no dar un paso más y hacer suyas algunas de la reivindicaciones que estos días pueblan las plazas de media España: un compromiso por la regeneración democrática le convertiría, además de en un candidato, en un líder. Él sabrá si quiere o no serlo, pero dejar esa bandera para que sean otros los que la empuñen puede acabar pasándole una no muy agradable factura al PP. Y si no, al tiempo.