PRISIONERO DE ETA Y ENTREGADO A SU CAUSA, ZAPATERO SE HACE CÓMPLICE DE LA DICTADURA DEL TERROR

 

 Artículo de Federico Quevedo  en “El Confidencial Com” del 27.10.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Dos días después de que el Parlamento Europeo se fragmentara de manera grave en aquello en lo que hasta ahora se había mantenido unido, la lucha contra el terrorismo, Zapatero puede sentirse satisfecho: su proyecto de división y enfrentamiento ya ha traspasado nuestras fronteras. Algún día, en el futuro, alguien recordará a este presidente por accidente como una de las peores lacras que ha sufrido nuestro país. El debate del miércoles en el Parlamento Europeo, en el que estuvo presente ETA con una operación terrorista que dice mucho de su verdadera voluntad en este proceso de rendición política (el robo de 350 pistolas), supone la mayor de las concesiones efectuadas hasta ahora por Rodríguez a los canallas asesinos, sin que éstos hayan respondido ni con la más mínima señal de paz voluntariosa. Al contrario, todos sus gestos, todos sus movimientos, todas sus palabras están repletas de violencia, de odio, de autosuficiencia... de convencimiento en que son ellos los que tienen la sartén por el mango, los que llevan la voz cantante, los que marcan la agenda de un presidente entregado a su causa, prisionero de su chantaje y de la amenaza permanente de un asesinato que haga correr la sangre de la esperanza.

El miércoles fue una jornada para entregarse a la melancolía, a la nostalgia, al recuerdo de las muchas veces que hemos levantado las palmas blancas de manos inocentes. Los rostros mustios y afligidos de tantas víctimas de la sinrazón que deberían hacernos reflexionar sobre el motivo de su desconsuelo... ¡cuántos seres queridos muertos por la causa de la libertad, para acabar entregándosela a sus asesinos! No hay esperanza. Por las calles del País Vasco, por las aceras de Algorta y de Lekeitio, desde Irún hasta Vitoria, los terroristas y quienes les amparan y protegen se han hecho fuertes y arrinconan a los demócratas y atemorizan a los amantes de la libertad. No hay esperanza. No la hay porque el gulag vasco ha vuelto a imponerse en cada rincón de aquella tierra hermosa y sanguinolenta... no habrá santuario de Zarauz ni cima del Gorbea que pueda proteger a los enemigos de Euskal Herria del odio de sus gudaris. Ya pueden llorar los familiares de las víctimas a sus muertos, que pronto caerán en el olvido y, lo que es peor, serán –los son- considerados un estorbo.

Llorarán las madres lágrimas de amargura, quebrarán sus gritos el silencio de la pena, plañirán las viejas añas, si es que queda alguna, en recuerdo de sus señoritos... Miraremos doloridos las calles lánguidas de Sevilla en memoria de los Jiménez Becerril... Nos inundará el dolor por los niños asesinados en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza... Nos desgarrará el recuerdo de las víctimas de Hipercor... Pero nada podrá evitar que ETA entone el Eusko Gudariak de su victoria sobre el Estado de Derecho y la dignidad de las víctimas. Zapatero nos ha entregado a los verdugos, ha matado la esperanza, ha enterrado la fe en la Justicia, ha sembrado de odio el camino de la paz... nos ha devuelto a nuestras peores pesadillas y nos ha hundido en la amargura. Hoy no puede ser mejor día que ayer, ni peor que mañana, mientras ETA siga teniendo en su poder, secuestrada a cambio del logro de sus ambiciones estalinistas, nuestra libertad. No hay ambición política que valga la pena tanto sufrimiento y, sin embargo, Rodríguez quiere llevar hasta sus últimas consecuencias la humillación de las víctimas y de los hombres y mujeres de bien que pueblan este país, cediendo ante ETA e hincando la rodilla ante su chantaje.

Zapatero tuvo la oportunidad de haber dado una muestra, aunque solo fuera una, de dignidad ante la permanente humillación de la pandilla de canallas. Pudo haber suspendido el debate del Parlamento Europeo en el instante siguiente a conocer que los asesinos habían maniatado y amordazado a una madre y a sus dos hijos para llevar a cabo el robo de casi 400 armas. No cabe duda de que ha sido ETA, a pesar de que los sicarios mediáticos del Gobierno hayan intentado, hasta el último momento, sembrar la duda sobre la autoría del atentado. ¿Cabe mayor ridículo que el hecho por Enric Sopena cuando en las páginas de su diario digital, mientras todas las pruebas apuntaban a ETA porque, además, es que ETA ha querido que fuera así, ponía en duda la autoría de la pandilla de canallas? Lo que está haciendo la izquierda para salvar la honra de un presidente deshonesto e irresponsable es de una vileza moral sin precedentes, y dice mucho de sus verdaderas intenciones y, sobre todo, de la poca o ninguna credibilidad que tienen en nada de lo que hacen y defienden.

“Entre los políticos los hay que pretenden colocar la política ‘más allá del Bien y del Mal’ como si se tratara de una tarea de ‘superhombres’. Sabemos a lo que nos puede llevar esa teoría. Los campos de exterminio, reales o morales, no están lejos de ella”. Las palabras de Adolfo Suárez se vuelven casi dramáticas cuando contemplamos, ante nuestros ojos, tanta vileza moral en nombre de una supuesta paz que se busca como respaldo de la perpetuidad en el poder. Rodríguez ha exprimido la Justicia hasta su última gota, ha derramado el vaso de la paciencia de sus titulares obligándolos a caminar al borde de la legalidad, como ha ocurrido con el caso de De Juana y las presiones sobre el fiscal Jesús Alonso hasta forzar su renuncia. Cada uno de sus gestos de babosa idolatría hacia la banda de asesinos supone la muerte, de nuevo, de cada una de sus víctimas: la deshonra de su memoria es un nuevo golpe mortal que reciben los familiares de los asesinados en lo más profundo de su amargura.

Sé que me dirán que también Aznar buscó el apoyo de Europa contra ETA, pero precisamente en eso radica la diferencia: el entonces presidente consiguió que la UE y Estados Unidos le cerraran a la pandilla de canallas la puerta de la internacionalización de ‘su’ conflicto, que lo que hasta ese momento se veía en muchos ámbitos de una progresía nostálgica del comunismo como un movimiento de liberación, se reconociera como lo que verdaderamente es: puro y brutal terrorismo. Rodríguez ha abierto de nuevo esa puerta, y la pandilla de canallas ha conseguido lo que más ansiaba, cobertura internacional a su proyecto estalinista. La dictadura del terror ha dado un paso de gigante en la dirección de su implantación, y lo ha dado gracias al amparo que les ha ofrecido un presidente que llegó al Gobierno subido en el tren del terrorismo, de manera accidental, aupado en su puesto por el efecto manipulador que los casi 200 muertos del 11-M y la eficaz tarea de agit prop llevada a cabo por Rubalcaba ejercieron sobre la conciencia colectiva. Y la gran beneficiaria de ese desencuentro entre la ética y la ambición caudillista de poder ha sido ETA. Y a mí, al menos, tanta casualidad me desasosiega.