EL GOLPE: NO ES RAJOY, SINO ZAPATERO, QUIEN AFRONTA UN INCIERTO FUTURO EN 2009

 

Artículo de Federico Quevedo en “El Confidencial.com” del 31 de diciembre de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Termina un año que, en su conjunto, me atrevería a calificar de triste. Durante 2008 nos ha dicho adiós algún icono de nuestro tiempo, como el formidable Paul Newman, cuya muerte hizo que quienes gozamos con El Golpe nos sintiéramos un poco más viejos. También nos han dicho adiós referencias de nuestro pasado más reciente, nombres que llenaron de sentido palabras como reconciliación, concordia, consenso… Leopoldo Calvo Sotelo empañó con su muerte la celebración del XXX Aniversario de la Constitución, cuando más necesaria era su presencia como testigos de lo que fue. El verano nos conmocionaba con el terrible accidente del avión de Spanair, y mes tras mes la violencia de género ha ido engordando las cifras de la miseria humana hasta superar los registros de años anteriores.

Miseria humana que se cebó, allá por el mes de marzo, en una humilde familia cuya hija, Mari Luz, fue brutalmente asesinada por un canalla, exponente de las más bajas pasiones del ser humano. Ha sido un año en el que ETA se ha encargado de recordarnos que sigue ahí, dejando muertos sobre la mesa de su ignominia. Un año en el que hemos aprendido que existen dos clases de españoles, los que pueden ejercer de tales, y los que viven bajo la opresión del nacionalismo. Un año en el que hemos visto como la crueldad humana se cebaba sobre aquellos que huyendo del infierno encontraron la muerte camino de nuestras costas. Un año en el que algunos se empeñaron en volver a resucitar rencores y resentimientos de otras épocas. Un año en el que descubrimos que a nuestros hijos les aguarda un destino cruel a las puertas de las discotecas. Un año, en definitiva, en el que podemos decir que nos hemos sentido engañados por aquellos que nos auguraron el País de las Maravillas.

Como en la Película de Newman y Redford, 2008 ha sido el producto de una gran estafa, un golpe dado a nuestra propia inocencia. Es verdad que el relato puede parecerse al de cualquier otro año, estuviera quien estuviera en el poder. No lo niego. Sin embargo, en estos últimos doce meses se ha hecho mucho más patente la evidencia de que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha decidido abandonar al país a su suerte. Hasta ahora, más o menos, anteriores Ejecutivos se afanaban en buscar soluciones a los problemas del país, y en términos generales puede decirse que lograron periodos amplios de estabilidad y satisfacción. No es este el caso, de entrada porque la nueva legislatura se asienta sobre esa gran estafa, esa inmensa mentira que fue la negación por sistema de la realidad sobre la que se ha construido este nuevo periodo de poder socialista.

Si se fijan, ambas legislaturas descansan en origen sobre una estafa democrática: la primera, sobre el Pacto del Tinell, un ejemplo de lo peor a lo que puede conducir el talante antidemocrático de la exclusión y el resentimiento; y la segunda, sobre la mentira que supuso la negación de la crisis económica, la última de las razones que hacen de 2008 un año triste y desconcertante, y que nos está sumiendo en una de las peores depresiones que nuestra historia pueda recordar. Rodríguez Zapatero ganó las elecciones en marzo, es verdad, y nadie podrá restar legitimidad a su victoria, pero lo cierto es que, de nuevo, para ganar ha tenido que valerse del engaño, y las consecuencias de ese engaño las estamos sufriendo ahora en forma de un Gobierno inoperante y sin rumbo.

Y llega 2009. Será el año de la profundización en la crisis, el año de la recesión, de tasas de paro que no recordábamos. Será también el año en el que el presidente busque, de nuevo, el enfrentamiento a través de nuevas leyes ‘sociales’ que ahondarán en la brecha que separa los derechos de unos -los defendidos por esas leyes- y los de otros -los perjudicados por las mismas-. Será el año del aborto libre, la laicidad y la eutanasia, con los que el Gobierno avanzará un poco más en la regresión ética y moral de nuestro país, y con los que quiere tapar las consecuencias de una crisis económica que pondrá de manifiesto que no se trata solo de una cuestión de bolsillo, sino también de una crisis social y política sin precedentes en España. Las recetas del Gobierno, sin embargo, pasan por hacer frente a esas crisis aumentando tanto el déficit público como el déficit moral que nos distancian cada vez más de nuestro entorno.

El escenario, por lo tanto, no puede ser más desalentador. Sin embargo, en la primera mitad del año se van a producir tres citas electorales de vital importancia. Algunos, en un alarde de estupidez, han puesto el foco de esas citas en Mariano Rajoy, como si tuviera que ser él quien se examinara por sus hechos, cuando lo cierto es que, sobre todo en dos de esas convocatorias, quien se juega mucho es Rodríguez Zapatero. Las elecciones vascas van a poner sobre la mesa las verdaderas intenciones del presidente sobre la solución del terrorismo, una solución que inevitablemente pasa por apartar al nacionalismo del poder en aquella comunidad. Las elecciones gallegas van a significar la primera prueba de fuego sobre la capacidad del presidente del Gobierno para aguantar los efectos de la crisis, prueba que se hará aún más evidente en junio, con las elecciones europeas. Las tres citas son vitales: un resultado adverso en al menos dos de las tres, puede tener repercusiones en un futuro próximo y avocar al país a unas elecciones generales anticipadas en las que el candidato socialista ya no responda a las siglas ZP.