ESTO NO ES NINGUNA BROMA

Artículo de Federico Quevedo  en “El Confidencial.com” del 29 de agosto de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Prepárense para un otoño calentito, y no por la temperatura ambiente, sino por la temperatura política que promete batir records en sus registros. Verán, son muchos los asuntos que van a marcar el inicio del nuevo curso político, algunos pendientes de resolver desde hace tiempo como el Estatuto de Cataluña, en el dique seco del TC en lo que ya es uno de los mayores escándalos jurídicos protagonizado por el Alto Tribunal, otros propios de la época como la negociación de los Presupuestos para el año próximo, esos que desde que gobierna Rodríguez se convierten en papel mojado al día siguiente de aprobarse… Pero sin duda, y en mi modesta opinión, lo que de verdad va a marcar esta primera fase del nuevo curso político son tres derivadas, las dos primeras de indudable impacto social, y la tercera de por ahora un alcance político insospechado.

 

La primera derivada se refiere a la crisis económica. Los datos que se van conociendo a finales del mes estival por excelencia indican que lejos de seguir el camino emprendido por las principales potencias europeas que ya empiezan a salir de la crisis, nuestra economía se ha estancado en un fuerte decrecimiento, según los datos del INE que además corrige, a peor, al Banco de España. El Gobierno, por boca de su ministro de Trabajo, ya se ha puesto la venda antes de la herida y anuncia que en otoño el paro va a aumentar considerablemente.

 

Bien, esto ya lo aventuramos los que dijimos que el Plan E solo había servido para retrasar unos meses lo inevitable, es decir, que era un parche que no resolvía el verdadero problema de nuestra economía: la rigidez de nuestro mercado laboral, razón por la que nuestra tasa de paro es más del doble que la media europea, que además sería considerablemente más baja si no tuviera en cuenta nuestras cifras de desempleo. La caída brutal de las ventas en los grandes almacenes y los datos de ocupación turística y, sobre todo, de caída importante en el sector de restauración indican que más allá de un aparente espejismo la realidad se presenta muy cruda: el consumo no solo no se recupera sino que se hunde cada día más.

 

¿Qué hace el Gobierno? Nada. Bueno, sí, ofrecer una migaja de ayuda de 420 euros a los parados que no sirve para darles lo que más necesitan, trabajo, y sí contribuye a empeorar nuestras expectativas en la medida que más gasto público empeora nuestra situación de endeudamiento y debilita nuestra posición respecto a las economías europeas. Rodríguez ha tirado la toalla en lo que a la crisis económica se refiere y nuestro país da peligrosos pasos hacia atrás mientras las principales economía europeas empiezan a recuperar el pulso. El otoño va a ser malo, muy malo, y no hay ninguna garantía de mejora, en todo caso sólo de estancamiento, para el año 2010.

 

Segunda derivada: la gripe A. El Gobierno aparenta tener todo controlado en lo que a esta pandemia se refiere, pero la realidad es bien distinta. El brote fuerte de esta enfermedad se prevé para las primeras semanas del curso, de ahí el debate sobre el inicio del curso escolar. Sin embargo, lo cierto es que Sanidad no dispone todavía de las vacunas necesarias para hacer frente a la epidemia y no las va a tener antes de diciembre o enero, lo que condena a la población a un contagio inevitable. Es cierto que esta gripe no es peor que una gripe normal, y que su tasa de mortalidad es muy similar a la de cualquier otra gripe de las que afectan a nuestro país todos los años.

 

De hecho, la mayoría de los casos de fallecimiento se producen en pacientes con escenario añadidos de insuficiencia respiratoria, bien por asma o por obesidad, lo que racionalmente debería de tranquilizar a los pacientes sin complicaciones. Sin embargo, existe un factor que hace de esta gripe una enfermedad distinta a una gripe normal: su elevadísima capacidad de contagio, lo que augura una tasa de mortalidad mayor. Y lo que tampoco saben los expertos es si el virus podría mutar o no en las próximas fechas, a medida que empiece el frío. Y para esa circunstancia Sanidad no está preparada, como no lo está este Gobierno para casi nada.

 

Tercera derivada: la persecución al PP. Lejos de amedrentarse por su aparente soledad parlamentaria, el Partido Popular va a continuar denunciando lo que es más que evidente, es decir, que el Gobierno, acosado por circunstancias a las que no sabe dar respuesta, ha reaccionado buscando la aniquilación del contrario e intentando presentarlo como un partido de delincuentes, como una mafia siciliana cuyos dirigentes se ofrecen esposados ante la opinión pública como si se tratara de auténticos criminales, cuando la realidad es que la única mafia siciliana que existe en nuestro país campa a sus anchas bajo la impunidad de las siglas del Partido Socialista Obrero Español, y tiene su principal coto privado de actuación en la Andalucía de Manuel Chaves, aunque ahora el capo ya no esté allí.

 

La persecución al PP es real, y me consta que en algún momento el PP ofrecerá pruebas suficientes de la misma, y no me refiero solo al informe encargado a Soraya Sáenz de Santamaría, sino a esas escuchas que se han puesto en duda a pesar de que era más que evidente que a los principales dirigentes del PP se les estaba sometiendo a un seguimiento ilegal. A mi hay cosas de este país y de los medios de comunicación de este país que no dejan de sorprenderme, a saber: al PP se le pide que pruebe algo tan evidente como las escuchas cuando hace la denuncia, en lugar de exigir al Gobierno que ponga sobre la mesa la evidencia de lo contrario… ¡Ah! Pero cuando se acusa a Camps de recibir trajes de regalo también se le exige a él que demuestre lo contrario, en lugar de poner la carga de la prueba en quien acusa. Distinta vara de medir, que ya se sabe que siempre es más corta cuando se trata del PP.

 

Este asunto es grave, y no es ninguna broma, porque se está poniendo de manifiesto que vivimos en un estado policial sin precedentes. Rodríguez se está convirtiendo en la peor caricatura de sí mismo, en la de un líder acosado que no renuncia a perpetuarse en el poder como sea, aunque ese como sea signifique poner en cuestión todo el Estado de Derecho. Las tres derivadas que van a marcar el inicio de este curso político reflejan el peor de los rostros de este Gobierno y de su presidente, un presidente mentiroso, rencoroso e incapaz de hacer nada bueno pero siempre dispuesto al daño masivo.