“CABREO GORDO DEL PP CON ZARZUELA”. Y CON RAZÓN

 

Artículo de Federico Quevedo  en “El Confidencial.com” del 13 de febrero de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Es evidente que no escarmienta, y en lugar de aceptar y reconocer humildemente sus errores, Rodríguez ha vuelto por los fueros que le guiaron durante la pasada legislatura en un nuevo intento de aislar al Partido Popular en el Parlamento. Conociéndole, no es de extrañar, pero lo sorprendente en esta ocasión es que en lugar de pactos del Tinell utilice para sus fines nada más y nada menos que a la Corona, y en concreto al Rey Juan Carlos, que se ha puesto al servicio arbitrario y partidario de Rodríguez como si de un lacayo se tratara en lugar de un monarca. Lo cual, por otra parte, no deja de ser una manifestación más del nivel que ha alcanzado la Corona en nuestro país, formando parte de este sistema enfermo del que no se salva ninguna institución, todas ellas sometidas de modo vergonzante al poder político actual.

 

Es probable que acuciado por el escándalo del divorcio de la infanta –a cuyo ex marido sólo falta que lo tachen del registro civil, como si nunca en la vida hubiera existido- y por la degradación de la Monarquía, el Rey necesitara un ‘lavado de imagen’ que ha creído oportuno encargar al equipo técnico habitual que se ocupa de la puesta a punto de la de Rodríguez, porque en caso contrario no se entiende semejante metedura de pata que ha conseguido que, en lugar de limpiar la imagen, haya ahora mismo unos cuantos millones de votantes y simpatizantes del PP acordándose de toda su familia, y no precisamente para bien.

 

Había empezado titulando este Dos Palabras de la siguiente manera: El Rey, comparsa de una trampa para aislar al PP. Pero ayer por la tarde un destacado dirigente de Génova 13 me envió un mensajito al móvil con la siguiente frase: “Cabreo gordo del PP con Zarzuela” y, francamente, me pareció mucho mejor, dónde va a parar. Y es lógico ese cabreo. Comprendo también que, por sentido de Estado y responsabilidad política, de puertas para afuera y ante los micrófonos y las cámaras se mantenga la corrección política, pero me consta que de ese cabreo ya se ha dado traslado a Zarzuela, como corresponde.

 

Aislamiento del PP

 

Y es que son millones las personas, los votantes y simpatizantes del Partido Popular, que empiezan a estar hasta los bemoles de la actitud complaciente del Rey con la izquierda, de sus trapicheos y de sus compinchadas con una progresía republicana que está esperando el momento de darle la patada, y que se la va a dar cuando menos se lo espere, y para entonces no tendrá ni siquiera el respaldo de la derecha moderada de este país porque en lugar de cultivar su aprecio ha conseguido soliviantarla hasta el extremo. Nunca he sido monárquico pero, que quieren que les diga, hasta ahora soportaba la institución como un mal menor, pero llegados a este punto de contubernio entre la Corona y Rodríguez, casi que me inclino porque se busquen otro trabajo en lugar de seguir viviendo de nuestros impuestos, y eso que nos ahorramos en tiempos de crisis: lo propongo como punto de partida del pacto.

 

Un pacto que, como decía, no es más que una trampa saducea para de nuevo buscar el aislamiento del Partido Popular en el Parlamento ahora que las encuestas sitúan a la formación de Mariano Rajoy casi siete puntos por delante del PSOE y al borde de la mayoría absoluta. La semana que viene Rodríguez y Rajoy se van a ver las caras en la Carrera de San Jerónimo con la peor crisis que haya atravesado nunca nuestro país como telón de fondo de ese debate. Es evidente que para evitar el chaparrón que le iba a caer encima, el presidente necesitaba reaccionar de alguna manera, y qué mejor estrategia que la de sacarse de la manga una oferta de Pacto de Estado contra la crisis que amainara la tormenta.

 

Una oferta que no podía salir de labios del propio Rodríguez porque eso hubiera implicado tener que descolgar el teléfono de inmediato para llamar a Rajoy, porque tan sólo horas antes de que el Rey la lanzara había dicho que no era necesaria, y porque, además, es lo último que le interesa salvo como improvisado mecanismo cortoplacista destinado a matar el debate del miércoles antes de que se celebre. Ese pacto solo tendría sentido si lo firmaran el PSOE y el PP, y sobre unas bases comunes casi imposibles de acordar en la medida que Rodríguez no va a estar dispuesto nunca a asumir los sacrificios que exige esta crisis. ¿Se acuerdan de lo que dijo hace pocas semanas? Yo sí, que nunca pactaría con el PP por una cuestión de ideología, y eso da la medida de su engreído sectarismo.

 

¿A qué viene, entonces, esta oferta hecha por el Rey y aplaudida por toda la corte de lameculos de Rodríguez, plumillas incluidos? Sin duda alguna la propuesta va a encontrar muchos oídos en el arco parlamentario dispuestos a escucharla, pero también es seguro que por parte del Gobierno no va a haber ninguna rectificación a su política de más gasto, más impuestos y cero reformas para hacer frente a la crisis, lo que significa que en el camino del acuerdo no va a buscar ninguna vía de acercamiento a las posiciones del PP, orillando por lo tanto a esta formación política con la única finalidad de que aparezca ante la opinión pública como insolidaria y negativa en lugar de arrimar el hombro junto al Gobierno para salir de la crisis.

 

La marcha de Zapatero, única solución

 

Lo que pasa es que creo que la trampa, por vieja, es menos trampa y más muestra de la impotencia e ineptitud de este Gobierno ante la difícil situación que sufre España y la desesperación de esos más de cuatro millones de parados a los que nadie puede dar una esperanza inmediata. Nuestra economía atraviesa horas muy bajas y hay una amenaza real y cierta de que en un momento dado pueda entrar en riesgo de default, razón por la que la comparación con Grecia, siendo odiosa, también es justa. Los mercados nos han dado un respiro, pero es más que probable que las turbulencias de la semana pasada vuelvan a repetirse en el futuro, pero para entonces los gestos improvisados de Rodríguez acudiendo a la ortodoxia como tabla de salvación ya no serán creíbles.

 

Es verdad, la economía española, y no sólo la economía sino otros tantos problemas que afectan al modelo de Estado que nos dimos en la Constitución y que Rodríguez ha violado con su política rupturista y rencorosa, requieren de un gran Pacto de Estado entre los dos grandes partidos para ponerles solución, pero ese pacto es imposible mientras esté Rodríguez en el poder y se guíe por la ideología, una ideología que podría resumirse en ‘nada con el PP’. Él es el problema, hoy por hoy, y la única solución pasa por que se vaya, y eso es lo que debería decirle Rajoy el próximo miércoles desde la tribuna del Congreso.

 

Hay un grupo en Facebook que se denomina amigos de que Zapatero sea el primer ser humano en pisar Marte… Hombre, sin llegar tan lejos, una larga temporadita lo más distanciado posible nos haría un gran bien a todos, y si el Rey tiene tanto interés en compartir con él sus aventuras y dado que la familia ya tiene experiencia acumulada a la hora de hacer las maletas, no tiene más que decirlo que seguro que los españoles estaremos encantados de hacerle un hueco en el avión y ahorrarnos ese presupuesto que buena falta nos hace… Total, para lo que sirve… Eso, o que de verdad se ponga la corona y trabaje por el interés general, y no por el particular de un presidente que nos ha llevado a la ruina y todavía tiene la caradura de jactarse de su política y continuar abundando en sus mentiras y en sus engaños.