ENTREVISTA A  MARIANO RAJOY,

 

 

 Por José Antonio Zarzalejos , Ángel Collado  Y Cristina De La Hoz en “ABC” del 26.02.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

El formateado es mío (L. B.-B.)

 

«El problema de Zapatero es la fiabilidad. Tendrá que dar pasos para que confíe en él». «Siempre acudiré si me llama. Es mi obligación».

 

Así de tajante responde Rajoy a la pregunta de qué hará si recibe una llamada de Moncloa que, asegura, aún no se ha producido

 

La entrevista con Mariano Rajoy se produce en un momento político convulso. Hace pocos días se ha aprobado en el Parlamento una controvertida declaración sobre el 23-F, mientras que aún resuenan los ecos de la manifestación de la AVT, todo ello con el telón de fondo de un hipotético proceso de paz y de una nada hipotética negociación del Estatuto catalán. Rajoy aprovecha también para replicar a la oferta de entendimiento que desde estas mismas páginas le lanzó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hace una semana.

 

—¿Por qué ha apoyado el PP una declaración institucional que difumina el papel del Rey en el 23-F?

 

—No estoy de acuerdo con el texto de esa resolución. El Rey fue factor decisivo para que el golpe de Estado no saliera adelante y la verdad y la historia hay que respetarlas siempre. La única razón por la que la hemos votado, según me han explicado mis compañeros, es para que hubiera una resolución condenando lo que se produjo el 23-F y evitar que algunos dijeran que el PP no lo condenaba.

 

—Si usted hubiera estado informado del contenido de esa resolución, ¿el PP la hubiera apoyado?

 

—Me parece una falta de respeto a la verdad y una forma de hacer el ridículo frente a los partidos nacionalistas. Una vez me dijo un importante historiador que el problema de los nacionalistas es que para ellos la historia es impredecible. La capacidad de manipular y de mentir es de tal calibre que eso debiera servir de reflexión a mucha gente.

 

—¿Cree que hay quien podría plantear una reforma del modelo de Estado en caso de que se modifique el Título de la Constitución referido a la Corona?

 

—Las declaraciones de algunos partidos nacionalistas y de IU no son precisamente para generar mucha tranquilidad, pero, en fin, creo que en la ola de disparates en que nos quieren introducir no veo que éste vaya a ponerse sobre la mesa a corto plazo. No quiero ni pensarlo.

 

—En la entrevista con ABC, el jefe del Ejecutivo decía textualmente que «el Gobierno y el país necesitan al PP». ¿Qué respuesta le daría?

 

—Pues que es verdad que necesita al PP, y lo que tiene que hacer es actuar en consecuencia. Soy un incondicional del pacto en la lucha contra el terrorismo y, además, puedo decir que lo he demostrado, porque cuando era ministro del Interior compartí información, objetivos y estrategia con el PSOE. Nada me gustaría más que recuperar el consenso. Eso pasa porque el Gobierno hable poco de terrorismo, pacte con la oposición, respete el Acuerdo por las Libertades, no cambie la política antiterrorista, dé un respaldo claro a las víctimas y asegure que no va a pagar ningún precio político. La opinión pública, la gente de la calle, incluso muchísimos votantes del PSOE y dirigentes socialistas, no ven claridad , firmeza y convicción en la actuación del presidente del Gobierno. Yo estoy dispuesto a retomar el Pacto Antiterrorista.

 

—¿Cree que el Pacto sigue vigente? Porque el presidente del Gobierno piensa que tiene un valor coyuntural, que ha cumplido una función.

 

—Pienso que sigue plenamente vigente, entre otras cosas porque fue el instrumento más útil que hubo en la lucha contra el terrorismo. Nunca ETA estuvo más debilitada. Ahora hemos pasado de un horizonte que era la derrota de ETA a otro que es la negociación. ETA ha recuperado presencia, protagonismo y condiciona la agenda política del Gobierno. Hay cosas sorprendentes, como que estén las redacciones de los periódicos esperando los fines de semana para ver si ETA tiene a bien declarar una tregua.

 

—¿Comparte la ecuación de que debe haber vencedores y vencidos?

 

—¿Con qué criterios morales funcionaría una democracia si después de todo lo que ha pasado decimos que aquí no puede haber vencedores ni vencidos? Sería letal para un sistema democrático que esto no se viera así.

 

—¿Qué cree que han dicho al Gobierno una parte importante de las víctimas en la manifestación de ayer?

 

—La gente pide un mensaje claro y nítido. Que el horizonte sea la derrota y no la negociación y el precio. La gente quiere consideración y respeto hacia las víctimas. Yo estoy dispuesto, si el Gobierno rectifica y es claro y tiene voluntad de luchar contra el terrorismo, como hemos hecho en los últimos años.

 

—El PP ha sugerido que el Gobierno estaría teniendo contactos, exploraciones o diálogo previo con la banda. ¿Le consta que esto pueda ser así?

 

—Lo que me consta, dado que el presidente del Gobierno no ha tenido a bien informarme, es que ha habido contactos entre Batasuna y el PSOE. Por ejemplo, hace no muchas fechas, el sindicato de Batasuna, LAB, se ha entrevistado con el sindicato UGT. Es evidente que esos contactos se están produciendo. A partir de ahí, no estoy en condiciones de afirmar nada más porque no lo sé, pero digo que eso es enormemente negativo en la lucha antiterrorista.

 

—Desde que el jefe del Ejecutivo dijo que estamos en el «principio del fin», ETA ha perpetrado tres atentados, parece que destinados a continuar con el chantaje económico. ¿Cómo es posible casar la declaración de Zapatero con estos atentados y con una comunicación de la banda en la que persiste en sus objetivos?

 

—Para mí en muy difícil responder. Si Zapatero dice que estamos en el principio del fin, poco después ETA da a conocer un comunicado en el que no aporta nada nuevo, y, además, hay tres atentados; esto no casa. Zapatero tiene que hablar de esto poco; cuanto menos hable, mejor. Además tiene que tener una política clara y firme y, por último, buscar un pacto con la oposición. Hace pocas fechas hemos visto cómo Felipe González dice que no comparte el optimismo de Zapatero. Pues lo mismo dicen Garzón y otras personas.

 

—¿Tiene confianza en el jefe del Ejecutivo para establecer una relación más o menos fluida?

 

—He tenido cinco conversaciones con él como presidente del Gobierno, casi todas a petición mía. El 14 de enero del año pasado llegamos a un acuerdo. Poco después lo enfrió y comenzaron a salir una serie de declaraciones de diversos socios del Ejecutivo. A partir de ahí, donde había dicho que sí, pasó a decir que no. Comprenderán que con esos antecedentes, algunos pasos tiene que dar para que yo pueda confiar en él. Creo que el principal problema que tiene es de fiabilidad, y como no hay claridad en las cosas, genera mucha desconfianza. Ya ni ERC ni Pasqual Maragall confían en él.

 

—Ese problema de fiabilidad, ¿se debe a que tiene propósitos ocultos? ¿Percibe que existe un propósito de establecer un eje permanente con los nacionalistas y arrinconar al PP?

 

—Eso es evidente y lo dice el pacto del Tinell. Ese acuerdo propone cambiar el marco jurídico-político en Cataluña (que se traduce en la reforma del Estatuto), defiende la creación de grandes grupos industriales y, en tercer lugar, establece que no se puede pactar con el PP. Lo que no sé es si el presidente va a recular, porque su gran problema es la poca claridad y la escasa confianza que transmite en los temas fundamentales, quizá porque las convicciones no estén muy claras. Nadie sabe cuáles son sus verdaderas intenciones, porque yo creo que no lo sabe ni él.

 

—De lo que cabe deducir que el PP no acompañaría en ningún caso un proceso de mesas paralelas de negociación, tal y como ha planteado Batasuna y secundado el PNV, propuesta a la que el PSE parece adherirse.

 

—No somos partidarios de cambiar el marco jurídico y político en el País Vasco. El País Vasco es el territorio del mundo con un mayor nivel de descentralizacion con respecto al Estado. Si alguien quiere cambiar ese marco deberá hacerlo por los procedimientos establecidos en la Ley: debate en el Parlamento vasco y, posteriormente, en el nacional. Si es una reforma de la Constitución, se debe tramitar como tal. No estaremos en ningún sitio distinto de donde están la Ley y el sentido común.

 

—¿Cree que hechos como las decisiones del juez Grande-Marlaska y la sentencia de la Sala Segunda del Supremo sobre redenciones de penas son una respuesta del Estado de Derecho al margen del propio Gobierno? Y, ya de paso, ¿qué opina de la destitución de Fungairiño?

 

—El cese de Fungairiño es muy negativo a pesar de que, sin duda alguna, no es un señor cómodo. No lo era con el PP ni tiene por qué serlo con nadie y hace muy bien. Pero sí era un baluarte en la lucha contra el terrorismo. Por otro lado, las decisiones de Grande-Marlaska y del TS son, sin duda, unos pasos muy importantes que da el Estado de Derecho en defensa de la Ley.

 

—Si le llama el presidente del Gobierno, ¿usted acudirá?

 

—Sí, sí, por supuesto. Siempre acudiré si me llama. Es mi obligación.

 

—Por otro lado, ¿han decidido su estrategia en la comisión del Estatuto catalán? ¿Van a votar capítulo a capítulo? ¿Respaldarán el artículo primero, como dijo el señor Piqué?

 

—No lo tenemos decidido todavía. Ahí también es muy importante si el resto de los grupos tienen voluntad de llegar a entendimientos con el PP. Al final lo que va a importar es el tema de fondo, la votación final y, de momento, según va la ponencia, es enormemente desalentador. Este Estatuto va a crear muchos problemas de cara al futuro. Yo estoy muy insatisfecho con lo que se está haciendo. Lo peor es que se ha generado división en Cataluña. El otro día vimos una manifestación de más de 100.000 personas; ha provocado un problema muy importante entre el Gobierno y el tripartito, con acusaciones directas de ministros al presidente de la Generalitat; ha suscitado una enorme confusión porque Mas ha dicho que todavía no hay un acuerdo definitivo; provoca enormes dudas sobre cuánto va a durar en el tiempo... Ahí tenemos el germen de la inestabilidad futura. Además, en el ánimo de arreglar algunas cosas se están redactando los artículos de tal suerte que se prestan a interpretaciones radicalmente distintas según quién las interprete.

 

—¿Mantiene su intención de recurrir inmediatamente al TC?

 

—Si sale como está sí, pero me gustaría que el TC se pudiera pronunciar antes del referéndum. Creo que es injusto someter esto a consulta sin que los ciudadanos de Cataluña tengan un conocimiento de verdad de lo que van a aprobar. Hay que recuperar el recurso previo de inconstitucionalidad y voy a dar esa batalla.

 

—¿Hasta qué punto modifica su estrategia que Zapatero haya cambiado de socios a mitad de carrera para acercarse a CiU?

 

—No modifica nada porque dentro de las decisiones y de las cosas que hace Zapatero tampoco aquí hay ninguna claridad. No sé si es verdad que Zapatero ha roto con ERC, pero si es verdad debería decírselo a la sociedad española. La poca claridad y la sensación de desorden son enormes. Hay desorden en todos los ámbitos por la falta de claridad y de convicciones del presidente del Gobierno.

 

—Pero, con ese giro de Zapatero, a ustedes se les cierran las puertas de un posible pacto con Convergencia.

 

—Es que yo no estoy haciendo el análisis ahora de si voy a pactar o no, o de lo que va a pasar en las generales. Llevo algunos años en la vida política, he sido miembro del Gobierno, ahora soy el líder del primer partido de la oposición y tengo una obligación ante mi partido y ante muchos ciudadanos. Voy a actuar en política con criterio y no hay mejor criterio que defender aquello en lo que uno cree. Hay gente que dice que critico mucho, pero, ¿qué quieren, que me calle? Vamos a defender lo que se hizo en la Transición, vamos a decir a dónde vamos. No estamos aquí para decir quiénes somos ni de dónde venimos. Zapatero es como el espejo retrovisor: mira siempre para atrás.

 

—El debate del Estatuto ha puesto de manifiesto diferencias en el seno del PP. ¿Es sostenible la situación de Piqué?

 

—¿Diferencias? Les voy a decir una cosa: el único partido que ha defendido respecto al Estatuto lo mismo en Madrid y en Cataluña es el PP. Yo fui a presentar las enmiendas el 27 de diciembre del año pasado a Barcelona y eran las mismas que presentó el PP de Cataluña. Eso no lo hizo el PSOE, ni CiU, ni los demás partidos políticos. Todos esos que dijeron que el 90 por ciento de la Cámara catalana apoyó este Estatuto son los mismos que luego lo han cambiado y se han dividido entre ellos. Por eso digo que el único partido que ha mantenido el mismo discurso es el mío.

 

—¿Está completamente seguro de que Piqué no volverá a plantear otro tipo de discurso alternativo?

 

—¿Pero qué es un discurso alternativo? El señor Piqué ha defendido las mismas posiciones que yo en el Estatuto, defiende el texto constitucional, se ha opuesto a los temas básicos como el de nación, ha presentado una enmienda de supresión al capítulo de derechos y deberes, en financiación ha remitido al Consejo de Política Fiscal y Financiera... Sinceramente no tengo ningún problema en ese asunto. Luego, si hace una declaración en un sentido o en otro y se organiza un lío tampoco se nos puede pedir a 700.000 personas que estemos todos cortados de la misma manera. Lo importante es el acuerdo en lo esencial.

 

—La plataforma Ciudadanos de Cataluña se va a transformar en un partido no nacionalista. ¿Hasta qué punto puede afectar al PP?

 

—No lo sé. El problema es que me temo que esas personas, que defienden una causa muy justa en la que comparto las cosas que dicen, van a ser sometidos a un sepulcral silencio por una parte importante de la opinión en Cataluña y, al final, van a tener su cancha donde el PP tiene la suya y sería muy triste dividir el voto. Ellos son los que tienen que pensar qué es lo que realmente hacen.

 

—¿En qué momento va a parar su campaña de firmas?

 

—Hemos presentado ya dos millones. Romano Prodi está haciendo exactamente la misma campaña que nosotros. Ha presentado 700.000 firmas pidiendo un referéndum para que haya solidaridad e igualdad entre todas las regiones italianas y un Estado viable. La izquierda, en Italia, pide lo mismo que yo pido en España. No sé cuántas buscaremos ni durante cuánto tiempo, pero yo quiero que sea la mayor aportación de firmas que jamás se haya presentado en España en apoyo de una iniciativa.