HAY MÁS COMO ROSA DÍEZ

 

Su renuncia pone de relieve la decepción de la militancia socialista con el PSOE de Zapatero

 

Editorial de "La Razón" del 31-8-07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

La renuncia de Rosa Díez a seguir en las fi las del PSOE, después de 30 años de militancia, no es una mera cuestión interna del partido que dirige Zapatero. No se trata sólo del portazo de una destacada militante vasca, cuyo coraje político y valentía personal han suscitado incluso la admiración de sus adversarios.

Detrás de todo ello subyace una grave y general pérdida de confianza en el partido socialista actual para garantizar el futuro de España ante las acometidas de los nacionalistas e independentistas, cada vez más crecidos y poderosos.

Rosa Díez no se hubiera ido del PSOE si sus principales dirigentes no hubieran devaludado la «E» de Español, pactando el modelo territorial nada menos que con los que no creen en España y la desprecian en sus idearios. La combativa eurodiputada socialista no habría tirado la toalla si no hubieran traicionado el programa y las señas de identidad del partido como español, como garante de la solidaridad interterritorial y como elemento de cohesión.

Zapatero debe su nombramiento de secretario general a los socialistas vascos, catalanes y gallegos, los mismos que han negociado y pactado con los independentistas respectivos sin ningún escrúpulo. Bajo su batuta, el PSOE se ha ido convirtiendo en una mera asociación de franquicias y allí donde Ferraz ha intentado poner orden, como Navarra, gran parte del partido se ha rebelado por entender que se les aplicaba un rasero distinto. No cabe duda de que Rosa Díez aún seguiría en el PSOE si Zapatero no hubiera cuarteado sus fundamentos con dos errores garrafales: negociar políticamente con Batasuna y, por tanto, con ETA; y pasar por encima de la Constitución para darle a los nacionalistas catalanes un nuevo Estatut. En ambos casos, saltaron por los aires la coherencia y la tradición del socialismo, que siempre defendió los mismos principios sin reparar en territorios.

Hoy, el socialista catalán tiene muy poco que ver con el castellano, y el vasco está muy lejos del extremeño, el balear del andaluz, y así sucesivamente. Se equivocan los dirigentes del PSOE al tratar con displicencia la despedida de Rosa Díez, como hizo ayer Rodolfo Ares. Hay muchos más militantes en su partido como ella que están profundamente disgustados y decepcionados con Zapatero. No se trata de que el Gobierno los haya sonrojado por su ineficacia o que haya cometido errores de gestión. La desafección es mucho más profunda porque buena parte de la militancia socialista considera que sus dirigentes se han saltado el programa a la torera y han roto con los principios que, por primera vez en la historia, le llevó al poder democrático en 1982. En una palabra, hay una pérdida de confianza en el PSOE porque Zapatero no es de fiar.  Llegó al poder con muy buena imagen, repartiendo gestos y regalando talante, pero detrás de las sonrisas se escondía un político dispuesto a negociar con el mejor postor, sin importarle los principios del partido ni la opinión de la militancia, sólo el poder.