CON LAS VÍCTIMAS, CONTRA ETA

 Editorial de  “La Razón” del 23/01/2005

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Dos acontecimientos separados por cientos de kilómetros, pero hermanados política y sentimentalmente, fortalecieron ayer el merecido protagonismo de las víctimas del terrorismo en nuestro país: el homenaje en San Sebastián a Gregorio Ordóñez, el que fuera presidente del PP de Guipúzcoa asesinado por ETA hace diez años, y la masiva manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo en Madrid para expresar su rechazo e indignación ante la salida de prisión de terroristas tras cumplir una ínfima parte de la pena impuesta por sus crímenes. Ambas citas sirvieron para expresar no sólo la solidaridad de los españoles con todos aquellos que sufrieron el zarpazo asesino y, en demasiadas ocasiones, el olvido, sino también para reivindicar la vigencia del marco de convivencia emanado del Estatuto de Guernica y la Constitución, así como para escuchar el clamor de las víctimas contra cualquier forma de negociación y diálogo con quienes son simples asesinos. Lo dijo ayer con sumo acierto el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, ante un Palacio Kursaal abarrotado: «Ni los terroristas, ni sus cómplices, sus ayudantes, ni sus colaboradores pueden tener ninguna retribución en ningún caso, ni por matar, ni por dejar de matar». El mensaje, por tanto, de una sociedad democrática, de una ciudadanía comprometida con el Estado de Derecho en su lucha contra el terror y contra aquellos que, como con el plan Ibarreche, pretenden vulnerar la Ley para atropellar los derechos y libertades de todos, no puede ser otro que el de la firmeza democrática. Los actos de ayer fueron los mejores ejemplos de esa convicción ciudadana, expresada en la cercanía con unas víctimas que fueron también arropadas en la movilización madrileña de la AVT por algunos representantes políticos, cuya encomiable presencia dejó en evidencia ausencias tan lamentables como la de Gregorio Peces-Barba, Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo. La participación de José Bono merece una especial mención, pues nada puede justificar la violencia de un grupo de incontrolados en una manifestación cívica y menos aún contra un responsable político que se ha caracterizado por su combate constante contra ETA y su defensa inequívoca de la unidad de España.
   Es necesario que los demócratas imitemos el ejemplo de quienes, como las víctimas, más han aportado a esa lucha por la libertad, que no decaigamos cuando el desafío está lanzado ni cedamos a la tentación partidista de buscar atajos que sólo servirían para prolongar la tragedia, porque con ETA no se habla, a ETA se la derrota. Es momento de perseverar en la actual política para no dar oportunidades a quienes no las merecen.