ENTREVISTA A JAIME MAYOR OREJA, EURODIPUTADO DEL PP
«Si el PNV obtiene la mayoría absoluta, ETA exigirá tener dos o tres consejeros en el Gobierno vasco»
Por Carmen Gurruchaga en “La Razón” del 14/02/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado la entrevista que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Experto en la problemática de su tierra, el País Vasco, Mayor Oreja ha tenido que aprender, rápidamente, todo lo concerniente a la Unión Europea, donde ejerce su último destino político. Persona tenaz y seria, conoce ya prácticamente todo lo relativo a sus obligaciones en Europa y es un firme defensor de las ventajas que tiene para España la pertenencia a la Unión. Además, sigue mirando al País Vasco y advierte de que los «silencios» del Gobierno sobre la situación favorecen a ETA. Siguió atentamente, desde Bruselas, el debate del Plan Ibarreche en el Congreso y asegura que las intervenciones de Zapatero y el lendakari le hicieron llorar y la de Rajoy le encantó.
Madrid.- Dentro de unos días se vota en España el nuevo Tratado de la Unión.
¿Cree que se va a producir una gran abstención?
–Es un Tratado, pero tiene el proyecto de
Constitución. Yo creo que, por razones europeas y de España, conviene el «sí».
Desde 1977, Europa ha sido una referencia de cohesión y, en las circunstancias
en las que estamos, me parece un riesgo que la Constitución europea no sea una
referencia.
–¿Qué diferencia este Tratado y el de Niza, que daba más poder a España?
–Apoyamos el de Niza, pero ahora ya no se trata
de votar ese Tratado sino la Constitución europea. En la vida uno tiene que ser
realista y ahora hay una nueva situación en la que cabe decir «sí», «no», o
abstenerse.
–Es paradójico que mientras ustedes defienden el «sí» con tanto ahínco, el
PSOE les acuse de hacerlo con la boca pequeña...
–Ya sabemos que en ese asunto, siempre vamos a
ser nosotros, y sobre todo Aznar, los responsables de cualquier resultado. Y si
es muy bueno, el responsable de que no sea perfecto será también el PP. Sabiendo
que en España vamos a asistir a un proceso de desintegración, fractura y ruptura
tenemos que saber sumar la Constitución europea con la española.
–¿Oyó a Ibarreche en el Congreso?
–Sí, le oí, le vi y lloré.
–¿Vió a Zapatero?
–Le vi y, a veces, también lloré.
–¿Y a Rajoy?
–También, pero no lloré. Me parece que hizo el
papel del presidente.
–El Congreso reflejó la situación que algunos identifican con el Estado
plurinacional; ¿está de acuerdo?
–Fue fiel reflejo de lo que pasa en España. Una
gran ofensiva nacionalista vasca y catalana, aunque con ritmos y presentaciones
distintos. Y un Gobierno que no sabe no contesta. Con una ETA que emerge donde
hay expectativas de ruptura. Lo hizo en el 98, cuando pactó con el PNV y en 2003
emerge con la tregua en Cataluña, donde ERC le garantiza la ruptura.
–¿Y por qué atenta en Madrid?
–ETA está midiendo al Gobierno, porque todavía
no tiene la garantía de que hay expectativa de ruptura en toda España, como la
tiene en Cataluña y como la tuvo con el PNV en el 98. De momento, dice que
quiere negociar (que es poner el coche bomba), porque no tiene clara la posición
del Gobierno. Esos silencios inquietantes de Zapatero favorecen más a ETA,
porque genera expectativas.
–¿De ruptura o de negociación?
–El día que haya expectativas de ruptura habrá
una tregua. Hay un coche bomba porque hay expectativas de negociación. Es la
diferencia entre el conjunto de España y Cataluña: allí hay expectativas de
ruptura y por eso hay tregua.
–¿Significa eso que ETA no pondría un coche bomba si no hubiese expectativas
de negociación?
–No, ETA hace lo de siempre, tratar de matar,
pero el coche bomba de Madrid es la expectativa de la negociación que tiene y
que se ve reforzada al poner patas arriba el entramado institucional, así como
en la indefinición del Gobierno.
–¿El acercamiento al PNV lleva implícito una negociación con ETA?
–En estos momentos, no podemos emitir un juicio
del PNV similar al de los años 90, 93, 88...y mucho menos en el 78. Yo he
defendido siempre un proyecto político común y compartido en el País Vasco,
hasta que en esa deriva estratégica el PNV decide abrazar el proyecto político
de ruptura de ETA, porque considera que ha llegado el momento de saltar de la
autonomía al siguiente estadio.
–¿Cree que es un paso definitivo?
–El PNV ya defiende lo mismo que ETA. El
contacto entre ambos en el proyecto de ruptura hace que cualquier aproximación
hoy al PNV conduzca a quien se acerca a la negociación con ETA. La autonomía ya
no sirve y ahora se podrá discutir si sirve el estatus de libre asociación o de
independencia. Esa es la estrategia del PNV desde el año 98, desde el pacto
entre el PNV y ETA.
–El PSOE es un partido constitucionalista y, sin embargo, también opina que
los actuales estatutos vasco y catalán han quedado caducos. Llegados a ese
punto, ¿quién pone los límites?
–Eso es un disparate. No sólo hay que combatir
el plan Ibarreche, sino también otras cosas como la falta de profundidad en el
diagnóstico de lo que hoy es un nacionalista y los fraudes sucedáneos,
sustitutivos, seguidistas del plan Ibarreche, que son el plan Maragall y el plan
López. Hay que decir no a la indefinición del Gobierno. Me molesta la posición
de algunos que sólo demonizan este plan.
–¿Por qué?
–Porque nadie pone el dedo en la llaga con lo de
Cataluña, que vive con la misma tregua que el PNV en 1998. ¿Por qué demonizan a
unos y enaltecen a otros? Es injusto y se debe a la hipoteca que tiene el
Gobierno con Cataluña, que le impide decir la verdad de lo que está sucediendo.
–¿Cree que Ibarreche, finalmente, llevará a cabo la consulta popular?
–Ibarreche ha conseguido dar un paso más,
absurdamente favorecido por el Congreso de los Diputados, que le ha permitido
escenificar el contencioso entre vascos y españoles. El siguiente es la elección
antes del referéndum y lo primero es saber si Batasuna, en la negociación que
lleva con el PNV, se limita a negociar su entrada en el gobierno.
–Para entrar en el Gobierno tendría que poder presentarse a las elecciones.
–No tiene porqué. Hay dos modelos: el frontal de
ruptura, que es el de Ibarreche y el modelo catalán de la negociación. En uno,
ETA entraría en el Gobierno y en el otro podría estar en el Parlamento,
arbitrando la situación. Parece que no es fácil la legalización de Batasuna y
ETA tendrá que decir si le interesa presentar unas listas no contaminadas y si
tiene capacidad de concentrar los votos ahí, o si, por el contrario, es un
riesgo excesivo cambiar en tan poco tiempo de sigla, de discurso y de
referencia. Si no, en caso de que el PNV obtuviera mayoría absoluta, ETA
exigiría tener dos o tres consejeros en el gobierno vasco.
–Eso es hacer conjeturas y adelantar acontecimientos. ¿No le parece que
dependerá del resultado electoral?
–Es cierto, por eso, antes del referéndum,
veremos la decisión definitiva de ETA de cómo influye en el País Vasco, en el
Parlamento o en el Gobierno Vasco. Está convencida de que Zapatero abriría un
proceso de negociación. En mi opinión, hay dos ritmos de ruptura: la estrategia
más frontal que es la de ETA, que es la del PNV, que es el plan Ibarreche, y la
otra que viene de Cataluña, pero que ya tiene formato vasco: el plan López.