¡VIRGEN SANTA, QUÉ TROPA!

 

 Artículo de Alfonso Rojo en “ABC” del 31.08.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

No me refiero a nuestros soldados, aunque de ellos habrá que hablar también, sino a los políticos y periodistas que pontifican sobre ellos y van camino de convertir a nuestras Fuerzas Armadas en una especie de ONG.

Va la vicepresidenta a Bruselas y lo único que se escucha en las emisoras de radio es que vuelve muy contenta, porque le pusieron buena cara cuando pidió barcos, helicópteros y aviones al resto de los miembros de la Unión Europea, para frenar la avalancha de cayucos que se abate sobre Canarias.

Todo ello, cuando nos acabamos de enterar de que en el mes de agosto arribaron a las playas canarias más inmigrantes ilegales que en todo 2005 y que la mafias de carne humana alistan cientos de viajes, aprovechando que septiembre y octubre son meses de meteorología propicia a la travesía atlántica.

Con mucha suerte, y si en la UE hacen caso a María Teresa Fernández de la Vega, los medios comunitarios, destinados a reforzar ese paripé llamado Frontex, llegarán cuando otros 10.000 sin papeles deambulen ya por territorio español, sin oficio ni beneficio.

Cualquier persona sensata, enfrentada a un dilema como el que la inmigración ilegal abre ante el Gobierno Zapatero, intentaría hacer algo. Se preguntaría, si España -a la espera de lo que manden nuestros orondos socios europeos- no podría despachar ipso facto a la costa africana algunos barcos, aviones y helicópteros.

No es preciso creerse a pie juntillas que la Armada Española es «la sexta más poderosa del mundo», como afirma la Wikipedia en internet, pero basta entrar en la página web del Ministerio de Defensa para comprobar que seguimos teniendo un estupendo portaviones llamado Príncipe de Asturias, una decena de fragatas entre las que se incluye la Álvaro Bazán, cuatro submarinos, media docena de cazaminas, dos buques de asalto y una treintena de patrulleras.

¿Y a nadie en La Moncloa se le ha ocurrido que esa flota se las pintaría de miedo bloqueando el paso a los facinerosos que se hacen de oro traficando con la miseria, el hambre y las ilusiones de miles de africanos?

Pues no. Lo que se estila aquí es que nuestras Fuerzas Armadas repartan mucho bizcocho, pongan incontables inyecciones y se agoten arreglando carreteras, reparando vallas y pintando escuelas. Que se dediquen a defender a España y los intereses españoles, parece excluido.

Sospecho que los ingleses, los franceses o los portugueses, que en estas cosas de la milicia siguen siendo bastante clásicos, nos miran con una mezcla de conmiseración y pena. Después de escuchar a la vicepresidenta De la Vega, se habrán preguntado si a los españoles senos ha olvidado que antes de pedir auxilio ajeno, suele ser conveniente intentar ayudarse a si mismo.