¡BIEN, MAJESTAD!
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 13 de febrero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
A los demócratas españoles
les ha gustado la intervención de Su Majestad, impulsando un Pacto de Estado
que nos ayude a salir de la crisis. No le ha gustado a los dos grandes
partidos, pero eso es lógico; ellos, enamorados de la oligocracia
bipartidista en la que tan bien viven, a pesar de que esté hundiendo a España,
no quieren interferencias, ni de los ciudadanos, ni del rey.
Los
demócratas se sienten satisfechos porque esta vez la Corona ha sabido percibir
el clamor ciudadano y la gravedad de la situación en España. Al propiciar el
Pacto de Estado, ha cumplido con su deber.
Sin
embargo, Majestad, debería saber que el impulso de la Corona ha llegado
demasiado tarde y que la noble iniciativa fracasará porque ya no interesa a los
dos grandes partidos. El PSOE, que debería haberla recibido con los brazos
abiertos porque así compartiría con los demás partidos el desgaste de las
medidas impopulares que deben adoptarse, no quiere pacto alguno porque
reflejaría también su debilidad y proyectaría la verdadera imagen del gobierno
de Zapatero, atolondrado, egoísta e impotente. El PP no quiere el Pacto de
Estado porque ahora se siente cerca del poder, contemplando el inevitable y
justo declive de un gobierno socialista que, por fin, revela ante los
ciudadanos y la opinión pública mundial sus enormes miserias y carencias.
Además, el PP tiene razón cuando afirma que el Pacto de Estado, en sí, no tiene
sentido y que lo importante son las medidas que España debe tomar con una
urgencia ya agobiante, medidas que Zapatero bloquea por su cobarde e
irresponsable pánico a perder votos.
A
estas alturas, Majestad, la única solución viable es desprenderse con urgencia
del lastre, que se llama Zapatero, y convocar elecciones anticipadas. Esa
noticia abriría las puertas a la esperanza y será recibida con entusiasmo por
los mercados y por la preocupada comunidad internacional. Si en las próximas
elecciones los españoles vuelven a elegir a ese personaje nefasto que hoy nos
gobierna, nos hundiremos víctimas no sólo de la incompetencia de un gobernante,
sino también de la dinámica de la misma democracia.
Nos
consta que los servicios de prensa de la Zarzuela hacen llegar a Su Majestad,
en algunas ocasiones, los análisis radicales de Voto en Blanco (radicales
porque son libres y porque profundizan en las raíces). También sabemos que uno
de los que se incluyeron en el resumen de prensa fue aquel titulado "¿Para qué nos sirve el rey;, publicado el pasado día 9 de febrero. Ojalá también
incluyan éste porque, Majestad, le será verdaderamente útil.
La incursión de Su Majestad en la política activa, solicitando unión entre los
partidos y un Pacto de Estado para afrontar la crisis va a resultar una de las experiencvias más dolorosas para la Corona porque tendrá
tres efectos inmediatos:
El primero es que Su Majestad va a descubrir que se equivocó cuando tomó
partido públicamente por Zapatero, afirmando ante los medios de comunicación
que era "una gran persona". El segundo es que comprobará que la
situación de España está más deteriorada de lo que Su Majestad imaginaba y que
el cainismo de los últimos años, el cinturón
sanitario, el Pacto del Tinel y otras barbaridades
políticas del poder han dejado la democracia española casi en estado de coma,
con partidos incapaces de sostener otra idea que la conquista del poder y el
aniquilamiento del adversario. La tercera es que Su Majestad, tras reconocer
que se ha equivocado con su admirado Zapatero, tendrá que compartir el
pobrísimo criterio que tenemos de él los ciudadanos demócratas de España, las
instituciones internacionales, la mayoría de los jefes de Estado y de gobierno
del mundo avanzado, con Merkel, Sarkozy, Berlusconi, Obama y hasta su correligionario Gordon Brown, entre ellos,
sin excluir a la propia Unión Europea, que teme más a Zapatero que a Papendreu, y a las grandes empresas y organizaciones del
planeta.
A su
antes admirado Zapatero, un personaje político mediocre, manipulador y capaz de
arrastrar a España hasta la ruína y la derrota, ya
sólo le defienden los que succionan a diario las ubres agotadas del Estado
español y buena parte de su partido, cobarde y presa de una falsa lealtad que
antepone el interes socialista al bien común. Los
demás, Majestad, incluyendo a los sindicatos, que empiezan ya a ver la luz,
sabemos que nuestro presidente es el peor gobernante de este país desde su tatatatarabueno Fernando VII y el mayor peligro imaginable
para nuestra decencia, prosperidad y futuro.
Su majestad, por desgracia, será uno de los últimos convencidos de este drama,
pero bienvenido sea a la razón, aunque sea tarde.