LOS ESPAÑOLES, DESMORALIZADOS Y SIN LÍDER
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 26
de febrero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Los
españoles, hasta no hace mucho un pueblo alegre y festivo, se sienten hoy
abandonado por Dios, desmoralizados, sin liderazgo y desconcertados. Con cinco
millones de parados en las calles y más de ocho millones de ciudadanos viviendo
en la pobreza, la sociedad española se siente atrapada por las garras de la
gran depresión económica, sin salida, desconcertada y temerosa de que, si la
situación no mejora pronto, pueden llegar la desesperación y la rabia.
Es probable que de todos los males que acosan al pueblo español en este tiempo
terrible, el peor sea la horfandad de liderazgo, el
sentirse gobernados por peleles ineptos, incapaces de plantar cara a una de las
peores crisis de la moderna historia española.
Cuando más lo necesitan, los españoles han descubierto con amargura que carecen
de liderazgo y que José Luis Rodríguez Zapatero, al que eligieron en 2004 para
que gobernara el país, es justamente lo contrario de un verdadero líder.
El líder, sobre todo en tiempos difíciles, lucha por la unidad y marcha delante
de su pueblo, que se siente reflejado en él porque sabe que es valiente,
responsable y osado, capaz de anteponer el bien común a los intereses
particulares, que es capaz también de dar ejemplo y de asumir riesgos. Cuando
son necesarios los sacrificios, él es el primero en asumirlos, abriendo el
camino a su pueblo.
Comparar a Zapatero con la imagen ideal del lider
resulta ridículo, grotesco y frustrante. El Zapatero que tiene en sus manos el
timón de España es pusilánime, no asume riesgo alguno, pide sacrificios antes
de dar ejemplo, divide, enfrenta, engaña, lleva a su pueblo hasta el abismo y
es incapaz de adoptar las medidas pertinentes porque teme dejar de ser popular.
Mas que un líder es un "inepto" sin responsabilidad, adicto al poder
y incapaz de cualquier atisbo de generosidad o grandeza.
Zapatero sabe perfectamente que España necesita con urgencia aprobar reformas
en su economía, casi todas dolorosas e impopulares, pero se niega a asumirlas
él sólo y exige que los demás partidos le acompañen, asumiendo en conjunto el
desgaste político que esas medidas provocarán.
Con su actitud de pelele caprichoso e inmaduro ignora todos los rasgos del
liderazgo y empuja todavía más a España hacia el abismo. Olvida, también, todos
los valores y principios del buen gobierno, entre los que figuran anteponer el
bien común a los demás intereses y asumir las consecuencias de la acción de
gobierno.
Nuestro lamentable jefe de gobierno no necesitó consenso alguno cuando impulsó
personalmente el Estatuto insolidario y anticonstitucional de Cataluña, ni
cuando negoció con ETA en contra de la voluntad política de la inmensa mayoría
de los españoles, ni cuando negó la existencia de la crisis y mintió para ganar
las elecciones de 2008, ni cuando reformó la ley del aborto, ni en otras muchas
medidas del pasado, todas ellas nocivas para la unidad, la prosperidad y el
futuro de España.