EL GOBIERNO DE ZAPATERO NO TIENE AUTORIDAD PARA PEDIR
SACRIFICIOS
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 24-5-10
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Para salir de
las crisis y afrontar privaciones y sacrificios, los pueblos necesitan líderes
que merezcan la confianza de los ciudadanos y que sean respetados y creídos. El
perfil de Zapatero es justo el contrario: sin credibilidad, sin altura moral y
sin prestigio.
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Sus
mentiras, engaños, fracasos, ridículos y privilegios inmerecidos han convertido
en inservible el gobierno de Zapatero, en claro declive y sin autoridad moral
suficiente para solicitar a los españoles más impuestos y sacrificios. Cuando
un gobierno sin credibilidad, solvencia y prestigio sube los impuestos, es más
que probable que lo que esté subiendo de verdad sea el fraude fiscal y el
desprecio ciudadano.
Los
españoles no parecen dispuestos a dar más dinero a un gobierno que no es fiable
y al que más del 52 por ciento de la población pide que dimita. Es tanto el
desprestigio y son tantas las evidencias de engaños y mentiras que nadie puede
asegurar que los dineros que se recauden sean empleados en políticas honradas y
en financiar el bien común.
A juzgar por la experiencia reciente, ni Zapatero ni su gobierno pueden
garantizar que el dinero de los españoles no sirva para llenar todavía más el
bolsillo de los sindicalistas o para pagar los sueldos de las decenas de miles
de enchufados, miembros del partido, amigos y familiares que han sido colocados
en el Estado, sin ser necesarios y sin aportar valor alguno. Peor sería que el
dinero que el Estado va a "arrebatar" a los ciudadanos españoles, en
contra de su voluntad, se empleara en financiara la corrupción reinante, los
lujos y privilegios de la casta política o la masiva compra de voluntades,
medios de comunicación y votos que el poder necesita para seguir gobernando.
Los españoles, según las encuestas, no tienen confianza en el gobierno. El
porcentaje de los que reclaman una "retirada" del actual presidente
es estremecedor, superior al 50 por ciento en todos los casos, más que
suficientes para que un Zapatero fracasado abandone el poder por la más
vergonzosa de las razones que pueden darse en democracia: la pérdida de la
confianza y de la estima de los ciudadanos.
Para
salir de las crisis profundas y afrontar una etapa de privaciones y
sacrificios, los pueblos necesitan un liderazgo impecable, un dirigente que
merezca la confianza de los ciudadanos y que sea respetado y creído. El perfil
de Zapatero es justo el contrario: sin credibilidad, sin altura moral y sin
prestigio, Zapatero es rechazado por gran parte de la sociedad y es percibido
por el grueso de la ciudadanía como un politicastro entregado a la mentira y
sin altura moral suficiente para exigir nada a nadie.
Por si
fuera poco, Zapatero, en estos momentos de gravísima crisis, está acumulando
errores y desprestigio, no sólo en España, sino también en Europa y el mundo.
La economía española, destrozada por un Zapatero más inepto de lo que un pueblo
libre puede y debe soportar, está bajo tutela y España se ha convertido en un
"protectorado" bajo el mando del Fondo Monetario Internacional y los
grandes países europeos, sobre todo Alemania y Francia.
Para
colmo de males, ese Zapatero que ya es una ruina política, se niega a adelgazar
el Estado monstruoso que él mismo ha creado y demuestra su vulgar desprecio a
la democracia y a la voluntad popular al negarse también a suprimir ministerios
superfluos, a privatizar las televisiones públicas, a reducir la flota de
coches oficiales, a licenciar a los miles de asesores que sobran, a cerrar los
miles de empresas públicas, organismos, instituciones, ONGs desprestigiadas y
otros muchos entes públicos donde se han parapetado miles de paniaguados y de
compañeros del partido, todos ellos contribuyendo a diario en la ruina de
España.
Para
aumentar los impuestos y exigir a su pueblo sacrificios y privaciones, un
líder, en democracia, tiene que dar ejemplo antes y ganarse el respeto de los
ciudadanos, justo lo contrario de lo que Zapatero ha hecho y es hoy en esta
España que él mismo ha arruinado y llevado hasta el fracaso.
En
justicia y en democracia, Zapatero no merece recaudar más impuestos, ni
siquiera regir durante un minuto más los destinos de España, sino una retirada
vergonzosa hacia el oprobio y el desprecio de unos ciudadanos a los que ha
engañado, dividido, enfrentado, arruinado y frustrado.