ZAPATERO DEBERÍA ANUNCIAR SU DIMISIÓN A LOS 30 GRANDES
EMPRESARIOS ESPAÑOLES
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto
en Blanco” del 25 de noviembre
de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Lo único positivo que Zapatero puede transmitir a los
30 grandes empresarios españoles, cuando se reuna con
ellos el sábado, es su dimisión. Si lo hace, habrá fiesta en España... y en
Europa... y en los mercados... y, probablemente, también el Cielo.
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¿Para
qué se reúnen Zapatero con los representantes de las
30 grandes empresas españolas? ¿Para decirles que no hay nada que temer, que
España no será rescatada, como Irlanda? ¿Para hacerse una foto y exhibirse ante
los españoles como si fuera un estadista, disimulando que es un inepto? ¿Acaso
tendrá la osadía de decirles como deben gobernar sus empresas, cuando él ha
fracasado como conductor de la gran empresa de todos, que es España? Medio país
sabe que la reunión es un gesto de puro marketing, mientras que la otra mitad
ya no cree en nada de lo que Zapatero diga o haga.
Los grandes empresarios de España saben ya que Zapatero es un cadáver ambulante
que preside un gobierno zombi. También saben que los mercados lo consideran a
él, personalmente, como el mayor obstáculo para la recuperación de la economía
española. Tampoco ignoran que Zapatero ha perdido la credibilidad y el aprecio
de su pueblo y que su popularidad es más baja que la del actual gobierno de
Irlanda, que ha tenido que anunciar su dimisión tras haber aceptado el
humillante rescate internacional.
La única noticia positiva que podría comunicar Zapatero a las grandes empresas
españolas es su dimisión y la convocatoria de elecciones inmediatas,
devolviendo al pueblo la palabra, entregando a los ciudadanos la llave del
futuro que él nos ha arrebatado. Aunque los empresarios no se lo digan, esa
sería la gran noticia esperada, la única que desataría la fiesta y despertaría
la esperanza en esta España sufriente y crucificada por su mal gobierno.
Cuando estén reunidos, muchos españoles rezaremos para que los empresarios
asuman su responsabilidad y le digan que debe marcharse. Ojalá se atrevieran a
decirle otra verdad mayúscula: que hasta la misma democracia peligra si no se
marcha pronto del poder. Si no lo hacen, tarde o temprano serán considerados
frívolos y cómplices del drama que se avecina, un drama que algunos de ellos ya
vislumbran. Sin embargo, lo más probable es que impere la cobardía y que nadie
rompa la armonía hipócrita del momento. Ninguno se atreverá a decirle que es un
gran fracasado, pero todos ellos lo saben porque sólo existe en democracia un
fracaso mayor que el de ser repudiado por su pueblo, el de atrincherarse en el
poder, cerrando los oídos a los deseos del pueblo soberano.
Algunos de los empresarios presentes ya se lo han dicho, aunque indirectamente,
al reconocer que están pagando una gran factura en sus negocios internacionales
por ser españoles. Nada menos que 16 de las empresas que han sido convocadas,
entre ellas Telefónica, Banco Santander, BBVA, Acciona, Repsol, Iberdrola,
Iberia y FCC, le han repudiado al entregar al monarca, el pasado sábado, en la
Zarzuela, una carta donde se denuncia la postración de España y se piden
cambios profundos, muchos de los cuales son, precisamente, los que Zapatero se
niega a afrontar por miedo a perder votos.
A Zapatero ya no le funcionan ni la "magia" ni la mentira y su
sonrisa no puede ocultar ya el profundo drama que él mismo ha causado a España,
gobernándola como un adolescente mentiroso, torpe e inseguro. Aunque estén
reunidos en la Moncloa, en el templo del poder gubernamental español, al otro
lado de las puertas del palacio está la realidad de la España que sufre, con
cinco millones de parados y casi diez millones de pobres, una sociedad que ha
perdido la confianza en el liderazgo y la fe en el futuro, la España de los
jóvenes sin empleo ni esperanza, una sociedad que hasta hace poco fue
protagonista de un "milagro" económico que sorprendió al mundo, pero
que hoy, bajo el mandato del peor gobernante español desde los tiempos de
Fernando VII, es apenas una sombra triste y esperpéntica de lo que fue, un país
envuelto por la corrupción pública y el mal gobierno, un pueblo avasallado por
una casta política gobernante que ni siquiera es digna de respeto.