LA VERGONZANTE PARADOJA ESPAÑOLA
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 23
de diciembre de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
De la
"paradoja española" se habla ya en casi todas las cancillerías y
gobiernos del mundo y sorprende a todos los analistas y observadores del
planeta, incapaces de entender cómo Zapatero, siendo uno de los dirigentes más
rechazado por su pueblo en todo el mundo, con menos popularidad que el gobierno
irlandés, que acaba de anunciar elecciones anticipadas, no dimite. Es imposible
de comprender en democracia por qué no dimite un dirigente político que ha
llevado a su país a la ruina, que ha fracasado y al que su pueblo rechaza.
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Mientras
que el gobierno irlandés, con un rechazo de poco más del 70 por ciento de su
pueblo, ha tenido que anunciar la convocatoria de elecciones anticipadas, tras
haber tenido que aceptar el rescate de su economía por la Unión Europea, el
español que preside Zapatero, bastante más impopular y rechazado por su pueblo
con un porcentaje mayor, no sólo no dimite y permite a su pueblo pronunciarse
en las urnas, sino que se ha atrincherado en el poder con una arrogancia y un
descaro intensamente antidemocráticos.
Esa es la "paradoja española", un comportamiento político vergonzoso
de los gobernantes socialistas españoles, incompatible con la democracia, que
sorprende al mundo entero y que revela con claridad meridiana la bajísima
calidad del sistema político español.
La popularidad de Zapatero, según la encuestas, oscila entre el 12 y el 24 por
ciento. En algunas consultas, el resultado es todavía más contundente: es
rechazado por el 80 por ciento de los electores socialistas. Esos resultados
permiten afirmar sin riesgo de error que nueve de cada diez españoles están
descontentos con Zapatero y no confían en su liderazgo, un porcentaje
democráticamente insoportable, que haría dimitir a cualquier político con
vergüenza del mundo.
Pero "España es diferente" y Zapatero está atrincherado en el poder,
a pesar de que la mayoría de los españoles saben ya que él es el principal
obstáculo que impide el relanzamiento de la economía española, cuyo perfil es
tan bajo que parece un cadáver frío en la morgue.
Desde cualquier óptica democrática, el rechazo popular a Zapatero debería
haberle obligado a dimitir, pero él, un iluminado, se considera un elegido y ha
optado por resistir en la Moncloa, en contra de la voluntad popular, una
estrategia antidemocrática que podría hundir definitivamente a España,
llevándola hasta la catástrofe.
La "resistencia" irracional, terca y numantina de Zapatero está
generando en España un profundo deterioro de la democracia, un sistema en el
que los ciudadanos están dejando de creer porque se muestra incapaz de expulsar
a un dirigente nocivo y protagonista de una política destructiva. Bajo
Zapatero, el peor drama de España no sones el déficit galopante, el
endeudamiento público aterrador, ni la amenaza de quiebra, ni los casi cinco
millones de parados y los más de nueve millones de pobres que deambulan por las
calles y plazas, ni la corrupción galopante que asola al país, sino el
desprestigio profundo de la política y de la misma democracia.
España, que era el país de Europa con más fe e ilusión en el sistema
democrático, cuando murió el general Franco, es hoy el que más se ha
distanciado de ese sistema.
Zapatero, con sus errores de liderazgo, mentiras, cobardía y obsesión por
dividir y enfrentar a los ciudadanos, es el principal culpable del drama
español. Cada día son más los españoles que piensan que un sistema que no tiene
recursos para expulsar del poder a quien los ciudadanos ya han rechazado, a
pesar de los daños que causa, no merece llamarse democracia y más bien merece
el triste "honor" de ser considerado una oligocracia
sucia y sin decencia.