ESPAÑA EN PELIGRO: LA SENDA DE LOS FORAJIDOS
(REFLEXIONES PARA RECIBIR EL AÑO 2011)
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 25
de diciembre de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
En los
últimos días del año 2011, Voto en Blanco publicará algunas reflexiones para
abrir los ojos y para que podamos recibir el nuevo año bajo la fuerza de la
verdad, entendiendo mejor el mundo que nos toca vivir.
El apoyo socialista a la investidura del nacionalista-independentista catalán Artur Mas es uno de los acontecimientos políticos más
graves e inquietantes de todo el agonizante año 2010 y una auténtica patada en
el hígado a la democracia. Pero la mediocridad reinante en la política
española, la corrupción generalizada, el silencio cómplice de los grandes
medios de comunicación, la propaganda intoxicante de
los partidos y la sumisión borreguil de la sociedad ocultan a los ciudadanos la
gran vileza y peligrosidad de ese acontecimiento, que implica nada menos que el
apoyo del socialismo a la independencia catalana y a la insumisión frente a las
sentencias de los grandes tribunales Constitucional y Supremo.
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Los
socialistas catalanes y españoles, al apoyar la investidura del catalán Artur Mas, han dado un nuevo paso, esta vez trascendental,
que les aleja de su política tradicional y de su carácter de partido político
español. Con esa peligrosa decisión dejan de ser un partido adscrito a la
Constitución y a la legalidad, emprendiendo una nueva e inquietante ruta por la
senda de la disgregación y de la enemistad con el concepto de España.
La ruta asumida por el PSC, con el apoyo del gobierno de Zapatero, al apoyar a
CIU, un partido marcado por rasgos tan duros y democráticamente discutibles
como la lucha por la independencia catalana, la corrupción y el cobro
sistemático de comisiones ilegales, que incluye también la desobediencia activa
de las sentencias emitidas recientemente por los tribunales Constitucional y
Supremo sobre la marginación del español en tierras de Cataluña, coloca al PSOE
en una peligrosa senda, transitada con frecuencia por malvados y forajidos que
eluden la Justicia.
Si no es abortado a tiempo por un socialismo menos temerario, enloquecido y
obsesionado por el control del poder que el que pilota Zapatero, ese paso
decisivo del PSOE, que le vincula a la insumisión, marcará profundamente el
futuro de España, ensanchando la fosa que separa a los socialistas de la
Constitución española y de la legalidad democrática, dejando al PP un espacio
amplio por ocupar como único gran partido constitucionalista y defensor de la
unidad de la nación y de la legalidad vigente.
El paso dado por Zapatero al apoyar la insumisión frente a las sentencias del
Constitucional y el Supremo ha sorprendido no sólo a la España amante de la
legalidad democrática, sino también en las propias filas del PSOE, donde
todavía resisten, aunque cobardemente y guardando un vergonzoso silencio,
algunos dirigentes y militantes que creen en la legalidad constitucional y en
España como nación.
El nuevo paso, aunque representa un avance cualitativo y de enorme importancia,
no hace otra cosa que avanzar por la senda peligrosa y nada democrática abierta
por el gobierno de Zapatero cuando fraguó alianzas con partidos de ideología
opuesta para cerrar el paso del poder al Partido Popular, cuando selló pactos
con nacionalismos extremos, tradicionales enemigos de España, sin otro fin que
mantener el poder, o cuando utilizó los fondos públicos para premiar el apoyo en
el Congreso al gobierno de Zapatero, consagrando así una política que antepone
el poder a los principios y que dinamita el fundamental principio de la
igualdad de los españoles ante la ley.
Esa ruta por la que avanza el socialismo bajo el mando de Zapatero está
política y democráticamente envilecida y, como ocurrió con el socialismo en la
II República, vuelve a desenterrar los peores fantasmas del pasado español.
El avance del PSOE, uno de los dos grandes partidos españoles, por una senda
política donde han sucumbido los principios y las ideologías, donde conviven
fácilmente con la corrupción, en la que utilizan el dinero de los españoles
para defender los intereses partidistas y en la que se antepone el control del
poder a todo principio, incluyendo el bien común y el interés general,
constituye una crisis de mayor alcance y trascendencia que la actual crisis
económica, que está arrasando la prosperidad española.
La frivolidad, la mediocridad, la manipulación de las ideas, la espantosa
corrupción de la política actual española y el sometimiento de la aborregada
población a la propaganda de los partidos y a la mentira institucionalizada
impiden captar toda importancia del paso dado. La existencia de un PSOE
insumiso, disgregador y dispuesto a todo con tal de controlar el poder es una
amenaza de inmensas proporciones que se cierne sobre el futuro de España como
país y que podría abrir de par en par las puertas del enfrentamiento y de la
ruptura de la convivencia.