LA DERROTA DE LOS SÁTRAPAS

   Artículo de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 02 de marzo de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Aunque la jornada electoral demostró que los borregos siguen creyendo en los políticos y apostando por un bipartidismo vergonzante, también ofrecio cierta dignidad y esperanza al castigar a los sátrapas en Galicia y al hacer posible un gobierno constitucional en el País Vasco. El pueblo sigue sometido, pero se le nota cabreado y comienza ya a castigar el descaro y la arrogancia corrupta.

Touriño, no podrá disfrutar de su flamante vehículo acorazado y el nacionalista Quintana tendrá que bajarse del yate y regresar al tren del odio, alimentando con victimismo la caldera nacionalista. El descaro, la arrogancia corrupta y la mentira han sido golpeadas por un electorado que se siente a disgusto en la pocilga que le ofrecen los políticos.

El gran derrotado es Zapatero (dijo en el mitin final que votar a Touriño era lo mismo que votarle a él), que pierde Galicia y alcanza una victoria muy limitada en el País Vasco, donde tendrá que demostrar ahora si el socialismo vasco prefiere un gobierno que recupere la Constitución y los derechos humanos o si apuntala de nuevo al nacionalismo, como ya hizo en un pasado plagado de vergüenza.

Rajoy consigue una prórroga de su liderazgo débil en la derecha española, pero tiene ahora la oportunidad de conectar con la sociedad apostando por la regeneración de la democracia, aunque esperar regeneración del actual PP, el partido que más a gusto se siente en la pocilga bipartidista, es una utopia demente.

Debería celebrar Rajoy su victoria en Galicia homenajeando públicamente al juez Baltasar Garzón, uno de los artífices de su resurrección y del triunfo de su partido en la jornada de ayer. Cuando Garzón cometió el indecente error de irse de cacería con el ministro de Justicia y el jefe de la policía judicial, mientras también cazaba a presuntos corruptos del PP, generó una indignación tan grande en la opinión pública que se manifestó en la dimisión forzosa del ministro Bermejo y en un notable aumento de las posibilidades electorales de la derecha en Galicia y el País Vasco.

Otro dato hermoso de ayer fue la consecución de un escaño en el Parlamento Vasco y el avance general de UPyD, el único partido que propone la regeneración democrática y la reforma de la Constitución y de la nefasta Ley Electoral española.

Si Zapatero y Rajoy fueran inteligentes y se despojaran de su soberbia de "elegidos", aprenderían mucho de las urnas, que ayer hablaron claro. Zapatero descubriría que su estilo mentiroso, manipulador y arrogante no sirve y que su capacidad de fascinar pierde fuerza, lo que le obliga a rectificar y a apostar por la democracia y por los ciudadanos, que son los grandes ausentes de su gobierno. Rajoy, por su parte, debería aprender que los españoles le quieren ver haciendo una oposición implacable, marcando y vigilando a un gobierno enfermo de ineficacia, arrogancia y corrupción, que necesita más control y fiscalización que cualquier otro del pasado.

Lo mejor de la jornada fue el retroceso general del nacionalismo, al que los ciudadanos empiezan a no perdonarle sus abusos de poder y su victimismo irredento. Muchos votantes miran ya a los nacionalistas como lo que son: enemigos de la convivencia pacífica y alentadores del enfrentamiento social y cultural en un país donde el riesgo de enfrentamiento serio es cada día mayor.

La nota negativa de la jornada es que los borregos siguen a gusto en la manada y regodeándose en su esclavitud política. Con su voto, apuntalaron no una democracia española que no existe, sino una partitocracia que se regenera y legitima cada vez que abren las urnas y recibe votos del borreguismo narcotizado. Mientras que el rebaño siga apoyando a los lobos, la democracia en España seguirá siendo únicamente la gran estafa del poder y el sueño de unos pocos ilusos.