¿SE
EQUIVOCAN LOS PUEBLOS CUANDO VOTAN?
Los españoles nos merecemos a Zapatero.
Artículo
de Francisco Rubiales en
“Voto en Blanco” del 10-4-08
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web.
Sólo
ha transcurrido un mes desde que los españoles votaron y decidieron que
Zapatero les gobernara durante cuatro años más. En ese escaso tiempo han
ocurrido cosas terribles en España, tan graves que plantean con descaro la
pregunta más inquietante del sistema democrático: ¿Se equivocan los pueblos
cuando votan?
Algunos
creen que "sí" y citan el ejemplo de Adolf Hitler, elegido libremente
por los alemanes, pero otros muchos creemos que los pueblos no pueden
equivocarse cuando votan en democracia. Si eligieron a Hítler
es porque, colectivamente, Alemania se merecía un dirigente como aquel.
El
italiano Umberto Eco, uno de los intelectuales más
lúcidos y respetados del mundo, cuando se le preguntó recientemente que pasaría
si Italia eligiera de nuevo a Silvio Berlusconi, respondió: "Significaría
que Italia se merece a Berlusconi".
Luego
"España se merece a Zapatero", un dirigente que, al igual que ocurrió
durante la pasada legislatura, sigue acumulando estragos en su gobierno,
incluso en la etapa en que está "en funciones".
Desde
las elecciones del 9 de marzo, España ha sido sacudida por un escándalo tras
otro, todos productos del mal gobierno y de la incapacidad de una clase
política fracasada: el indecente y rastrero ofrecimiento a ETA de Navarra por
parte de los negociadores de Zapatero, revelado hoy mismo por el diario
"El Mundo"; el caso del asesino de la niña Mary Luz, en libertad,
pese a estar condenado, por dejadez y errores de una Justicia española que está
en la UVI; el caso del terrorista "grapo" Marcos Martín, puesto en
libertad a pesar de haber asesinado a un policía, también por impericia
judicial, sin que al ministro de Justicia se le ocurre dimitir; el caso de una
banda de ladrones violentos albano-kosovares, detenida por la policía y puesta
en libertad por los jueces, con el resultado de veinte nuevos robos en
polígonos industriales de Madrid; el caso de la sed de agua en Barcelona y el
ridículo debate sobre cómo traer agua, del Segre, en barco desde Alemería, donde llueve cinco veces menos que en Barcelona o
en tren, como en el Oeste americano; el fraude de ley que representa que un
partido, en este caso el PSOE, ceda senadores propios a otro partido, sólo para
que se consigan más ventajas y financiación, traicionando así, con despótica
desfachatez, la voluntad política de los ciudadanos votantes; el escándalo de
la soledad de Zapatero en la cumbre de la OTAN de Bucarest, terrible imagen de
soledad y aislamiento captada por la cámara, que refleja la caída en picado del
prestigio internacional de España y la ineptitud y acomplejada torpeza de su
máximo dirigente para relacionarse con sus colegas internacionales...
Con
toda seguridad, en pura ortodoxia democrática, los ciudadanos españoles no nos
hemos equivocado al elegir a Zapatero. Es lícito que algunos piensen, incluso,
que Zapatero era la mejor opción. Lo que sí está claro es que, como afirma Umberto Eco, "los españoles nos merecemos a
Zapatero".