EL VERDADERO "ESTADO DE LA NACIÓN" REFLEJADO
EN LA FINAL DE LA COPA DEL REY
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 14
de mayo de 2009
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web
Es
lamentable reconocerlo, pero el verdadero "Estado de la Nación"
española no fue el que se escenificó, los días 12 y 13 de mayo, en las Cortes,
donde la realidad fue cuidadosa y antidemocráticamente ocultada al ciudadano
por la casta política, sino el que se vio en la final de la Copa del Rey de
fútbol, celebrada en Valencia, cuando gran parte de las aficiones del Atlético
de Bilbao y del Barcelona boicotearon el himno nacional y abuchearon a los
monarcas españoles, mientras la televisión oficial censuraba el espectáculo,
como en los tiempos de Carrero Blanco.
En ese espectáculo, seguido en vivo y en directo por buena parte del país a
través de la televisión, surgió a la luz con claridad meridiana la realidad de
un país dividido, divorciado de sus dirigentes políticos, con regiones cuyo
nacionalismo, cobardemente mimado por el gobierno de Zapatero, ha abrazado
abiertamente el independentismo, y con una televisión pública que se atrevió a
hacer lo que no se hacía en España desde los tiempos del general Franco:
censurar políticamente información crucial en un espectáculo deportivo de
interés general.
Quizás el dato más bochornoso de la noche de la final fue el
"arrepentimiento" de la televisión oficial por haber censurado una
información clave y la posterior retransmisión, en diferido, durante el
descanso, del abucheo al himno y a los reyes de España, pero
"manipulando" la verdad, como suele ocurrir en las tiranías, elevando
el tono de la música y "tapando" el sonido y las imágenes de la
estruendosa protesta de los vascos y catalanes.
La final de la Copa del Rey, con el estadio de Mestalla abarrotado, representó
un duro contraste que puso en evidencia la farsa escenificada en el Congreso de
los Diputados, donde la verdadera situación de España fue ocultada por los
políticos, que engañaron a los ciudadanos decenas de veces, tanto en lo que
discutían como en lo que ocultaban.
A pesar de los esfuerzos de los grandes partidos por disimular el drama de
España y por hacer creíble la pantomima, el "Debate" aclaró algunas
verdades, entre ellas que los políticos españoles y los ciudadanos viven en
mundos y dimensiones diferentes; que la "casta" política sólo se
representa a sí misma; que sólo se hablo, y de manera parcial, de economía,
pero no de otros dramas que afligen a los españoles, como son la inseguridad
ciudadana, el pésimo funcionamiento de la Justicia, la corrupción generalizada,
la desconfianza, la desigualdad creciente, el hundimiento de los valores, el
avance de la pobreza, la degeneración de la democracia, la desunión entre los
pueblos de España, la insostenibilidad de un Estado demasiado costoso,
hipertrofiado, ineficaz y corrupto y el negro horizonte que planea sobre un
país al que el mal gobierno y la torpeza de la oposición han llevado hasta la
frontera del fracaso y la derrota.
Algunas de las grandes "miserias" y "carencias" de la
España real, como la intensidad de los sentimientos separatistas, el odio a la
monarquía y a los símbolos de la nación en regiones españoles quebernadas, precisamente, por los socialista, la creciente
desunión de la nación, la obsesión del poder por ocultar la verdad a la
ciudadanía y hasta la capacidad de censurar de un régimen que ya no es
democrático y que cada día se parece más al viejo franquismo agotado, afloraron
en la noche del miércoles, en la esperada final de la Copa del Rey de fútbo, lsin que el poder político
pudiera ocultarlas.