EL NUEVO DESPOTISMO HA APRENDIDO A LEGALIZARSE EN LAS
URNAS
Artículo de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 02 de septiembre de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Se
llaman "demócratas" porque han sido elegidos en las urnas, pero su
sistema es falso y perverso porque no respeta ninguna de las reglas de la
verdadera democracia: ni la separación de los poderes básicos del Estado, ni la
libre alternancia, ni el imperio de una ley igual para todos, ni el respeto a los
derechos fundamentales, ni el protagonismo del ciudadano, ni la libertad de
información, ni la necesaria fortaleza de la sociedad civil, ni un sufragio
universal verdaderamente libre, sin esas sucias y antidemocráticas listas
cerradas y bloqueadas que impiden que el ciudadano pueda elegir a los
representantes que quiera. Los hay de derechas y de izquierdas, pero los
izquierdistas son los verdaderos maestros del nuevo despotismo disfrazado de
democracia. Es una reencarnación del viejo totalitarismo comunista reformado en
los laboratorios del poder, una fórmula que ellos consideran infalible para
encaramarse nuevamente a la cúspide y permanecer en ella "para
siempre".
Es el mayor engaño político desde el triunfo de la Revolución soviética, toda
una "democracia totalitaria" de laboratorio, una astuta perversión de
los sistemas democráticos nacidos y perfeccionados en Occidente durante los
siglos XVIII y XIX y su sustitución por un sistema trucado que instaura el
despotismo y pretende legalizarlo con unos procesos electorales también
manipulados y falseados, donde una parte del pueblo cegado por la propaganda,
desinformado, cargado de odio sectario y fanatizado por el miedo y la mentira
suele otorgar el voto a los nuevos amos.
Venezuela, que en su momento estuvo a la vanguardia de la independencia
americana, gracias al liderazgo de Simón Bolívar, es ahora el laboratorio
mundial donde se perfecciona el fraude y se expande el virus del neototalitarismo que pasa por elecciones.
Se trata de una enorme conspiración de la izquierda mundial, que, después del
hundimiento del Muro de Berlín y del fracaso del totalitarismo abierto
comunista, cree haber encontradoahora la fórmula
perfecta para renacer y retomar la ruta hacia el dominio mundial. En apariencia
es demócrata porque acepta el sufragio, pero truca el sistema, lo pervierte y
en realidad promueve una legalidad que se ajusta perfectamente a la unanimidad
forzada soviética y a los campos de concentración de Cuba.
Apoyado por la izquierda de todo el mundo, que, calladamente, contempla el
experimento venezolano con entusiasmo, el neodespotismo
ha conseguido anidar en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, aunque su última
conquista, la de Honduras, se les ha frustrado, lo que explica el inédito y
casi unánime rechazo internacional, impulsado por la izquierda, a la rebelión
de las instituciones y poderes de Honduras ante el asalto al poder que estaba a
punto de culminar el depuesto presidente Mel Zelaya.
Zelaya estaba en la ruta del "chavismo" neodéspota,
lo que implica el control de los poderes del Estado, el descrédito y exterminio
de la oposición, la liquidación de la libertad de prensa, la supresión o
control de las instituciones y organizaciones fuertes de la sociedad civil, la
división de la sociedad en bandos irreconciliables, un discurso de odio y
revancha que lleva a la intimidación de la ciudadanía, el desarme moral y la
desvinculación de las fuerzas armadas de su deber de defender la patria de
enemigos internos, reforma constitucional, supresión de la limitación temporal
del poder presidencial para permitir la reelección indefinida y la instauración
permanente del líder en el poder, limitación a la propiedad privada, salvo a la
que convenga al Estado y a sus amigos, debilitamiento y casi liquidación de las
clases medias, descenso del nivel cultural de los ciudadanos y de la calidad de
la enseñanza y control del poder por parte de una militancia de izquierdas bien
entrenada, completamente adicta al neodespotismo,
cargada de privilegios y bien pagada por los fondos públicos.
El "neodespotismo" no es, por desgracia, un
fenómeno exclusivo de América Latina, sino una conspiración de escala mundial
en la que está implicada una izquierda que quedó huérfana tras la derrota del
comunismo y que tuvo que adaptarse a la democracia sin creer en ella, Desde
entonces, ha funcionado como una quinta columna que ha pervertido la democracia
todo lo que ha podido, estigmatizando el liberalismo y fortaleciendo el poder
del Estado, que es la esencia de la fe de la izquierda, a la que jamás han
renunciado.
Si se observa con imparcialidad la política actual, es fácil descubrir que en
muchos países en teoría democráticos, pero dominados por la izquierda, como
España, se cumplen muchas de las perversiones del neodespotismo
"chavista", aunque no todas todavía: descrédito de la oposición,
control de la libertad de prensa, manipulación de la sociedad a través de la
mentira, el miedo y el control de los medios, la supresión o control de las
instituciones y organizaciones fuertes de la sociedad civil, la división de la
sociedad en bandos irreconciliables, un discurso de odio y revancha que lleva a
la intimidación de la ciudadanía, el desarme moral y la desvinculación de las
fuerzas armadas de su deber de defender la patria de enemigos internos, reforma
constitucional, debilitamiento y casi liquidación de las clases medias,
descenso del nivel cultural de los ciudadanos y de la calidad de la enseñanza y
control del poder por parte de una militancia de izquierdas bien entrenada,
completamente adicta al neodespotismo y cargada de
privilegios y bien pagada por los fondos públicos.