ESPAÑA: EL
ESTADO DE DERECHO ESTÁ CONTRA LAS CUERDAS
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 09 de noviembre de 2009
Los últimos
tres meses, por la desmoralización y angustia política que han generado en la
población, quizás han sido los peores de la democracia española, comparables a
aquellos tiempos terribles de Felipe González, cuando FILESA, Roldán, los GAL y
otros abusos inundaron España de hedor currupto.
El gobierno
español, con su comportamiento en los últimos meses, ha convertido esta etapa
en una de las peores de la moderna historia de España. pero
el drama de España se convierte en tragedia si se analiza también el
comportamiento de la oposición, que rivaliza con el del gobierno en
antidemocracia, corrupción y suciedad moral.
La imagen de la policía exhibiendo esposados, como delincuentes ya condenados,
a los detenidos sospechosos de los casos “Palma Arena” y Pretoria fue tan
obscena y sucia que permite afirmar que el Estado de Derecho está siendo
demolido en España. Igualmente lo ha sido el trato engañoso a los parados de
larga duración, la concesión a un grupo de "amigos" de Zapatero la
TDT de pago, todo un "regalo" arbitrario del poder, y la nefasta
gestión del secuestro del atunero vasco Alakrana,
hecho que demuestra la torpeza operativa de un gobierno de tercera división,
que engaña a la opinión pública al ocultar que los somalies,
con su piratería, se defienden del expolio impune de las costas de Somalia
perpetrado por cientos de barcos de muchos países, protegidos por navíos y
aviones de guerra.
La negativa
del gobierno a luchar con decisición contra la
corrupción y sus intentos de manipular a los medios de comunicaciín,
transforma la política española en un desierto desolado, sin ética ni
esperanza.
Pero la peor
gestión del gobierno y la que más daño causa a España sigue siendo la de la
crisis. Incapaz de responder con coherencia al desafío de la economía que se
hunde, Zapatero ha permanecido escondido y más centrado en viajes y actuaciones
internacionales que en asuntos domésticos, decidido a no dar su brazo a torcer
y a no adoptar las medidas que la comunidad internacional y los expertos le
aconsejan, entre ellas una reforma laboral que es urgente para que España
vuelva a ser competitiva y medidas de estímulo al consumo, justo lo contrario
de lo que logrará con su errónea subida de impuestos.
Ante el lento
pero constante deterioro de la imagen del gobierno y la subida del PP en
intención de voto, el gobierno de Zapatero no se resigna a perder el poder y
parece dispuesto a retenerlo, incluso recurriendo a métodos más propios de
dictaduras bananeras que de democracias adscritas a la Unión Europea.
El trato
vejatorio dado a los presuntos delincuentes políticos del PP es muy diferente
al que el gobierno otorga a los muchos delincuentes de su propio partido o de
formaciones aliadas. Hace un año, también en Mallorca, Gonzalo Aguiar, de Unión Mallorquina, por un delito similar no fue
esposado ni humillado en público, ni obligado a desfilar esposado, como se ha
hecho con los sospechosos de corrupción del PP balear. En otros muchos casos de
corrupción denunciados en las Islas Baleares, como los de Ibiza Centre, Can Domenge, La Piñata o Soms Oms, ni siquiera se produjeron detenciones, porque los
señalados eran miembros del partido en el poder o aliados.
La sospecha
de que se utiliza sin las debidas garantías judiciales el sistema de escuchas
telefónicas y de Internet SITEL ha creado en toda la sociedad un lamentable
estado de inquietud que inclina a pensar que el Estado de Derecho está siendo
laminado en España. La acusación de Maria Dolores de Cospedal de que el SITEL ha servido para intervenir
teléfonos de miembros de la oposición sin orden judicial es gravísima y, de confirmarse,
colocaría a Zapatero en niveles de corrupción política similares a los de los
peores tiempos del gobierno de Felipe González, cuando se produjeron escuchas
ilegales, terrorismo de Estado (GAL) y casos espeluznantes de corrupción, como
los de FILESA, Juan Guerra y Roldán, entre otros muchos.
El PP, cuyo
nivel de corrupción está sorprendiendo y asqueando a los españoles, no ha
presentado pruebas sobre las escuchas ilegales, quizás porque no las tiene, y
probablemente utiliza esa grave acusación como cortina de humo para ocultar su
corrupción interna, pero lo dramático es que esas acusaciones son creíbles en
una España cada día más decepcionada, desquiciada y destrozada por su miserable
clase política.