ZAPATERO Y FERNANDO VII: PARALELISMO Y FRACASO EN EL
LIDERAZGO
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 11 de diciembre de 2009
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Zapatero
dice que la salida de la crisis está próxima y que España pronto recuperará la
senda del crecimiento. Sin embargo, la verdad descarnada es bien distinta:
España seguirá hundiéndose mientras Zapatero permanezca en el poder.
En su balance económico de 2009, el jueves 10 de diciembre, Zapatero exhibió de
nuevo su optimismo patológico, que no es otra cosa que la utilización del
engaño para evitar el desgaste y la sangría de votos que merece por su pésima
gestión de la crisis económica que está destrozando a España. Una vez más,
sorprendiendo a todos y en contradicción con lo que piensan los expertos, dijo
que la crisis agoniza y que prosperidad está ya ahí, a la vuelta de la esquina.
Sin embargo, la verdad objetiva, faro y guía de toda democracia, es distinta,
más descorazonadora y dura que la "falsa verdad" del presidente:
"No habrá recuperación posible para España mientras Zapatero siga
gobernando."
Se escucha en los pasillos de la Comisión Europea y del Fondo Monetario
Internacional. Lo afirman ya los expertos en numerosas instituciones españolas
e internacionales, escandalizados ante la tozudez suicida del presidente, que
se niega a adoptar las medidas que España necesita para salir de la crisis y
que está llevando al país, con terquedad y mano firme, hacia el desastre.
La amenaza de rebajar todavía más la calificación de la ingente deuda española,
hasta niveles próximos a la deuda basura, ha sido el último aviso a un Zapatero
que está desconcertando a las instituciones internacionales y que se está
ganando a pulso el "título" de gobernante inepto y el
"rango" de adversario de la propia España que gobierna.
Es más que probable que Zapatero sea considerado por la Historia como el peor
gobernante español desde Fernando VII.
Al igual que Fernando VII, Zapatero se considera un tipo afortunado y no sólo
adopta medidas erróneas que hunden la prosperidad y el prestigio de España,
sino que desmoraliza a la sociedad y le cercena la esperanza con mentiras,
ausencia de valores y, sobre todo, con una política que busca la división, el
enfrentamiento y la disputa entre los españoles.
Como Fernando VII, Zapatero utiliza la sonrisa y el engaño para fortalecer su
poder, una táctica que está desmoralizando a España y causándole heridas que
tardarán mucho en cicatrizar. Fernando VII provocó la pérdida del Imperio Colonial
y el sacrificio de los sectores más modernos y pujantes de la sociedad,
mientras que Zapatero está provocando la pérdida del prestigio español en el
mundo, de la prosperidad económica ganada con esfuerzo, y del respeto al
sistema democrático, al mismo tiempo que causa el sacrificio de las clases
medias y emprendedoras, sobre las que descansaban la estabilidad, la pujanza y
la creación de riqueza en la España moderna.
El paralelismo entre Fernando VII y Zapatero es impresionante. El Borbón
decapitó a los mejores miembros del partido monárquico y sometió a sus
partidarios a todo tipo de caprichos y arbitrariedades, mientras que Zapatero
está haciendo lo mismo con el PSOE, donde las voces más críticas y las
conciencias más lúcidas, pensantes y éticas están siendo masacradas por un
líder vulgar al que, también como a Fernando VII, únicamente le importa su
permanencia en el poder.
Uno y otro fueron engañadores profesionales y gobernaron muchas veces en contra
del criterio de las mayorías. El felón juró la Constitución liberal y
democrática de Cádiz (la Pepa) para después aplastarla. Zapatero, al aprobar el
Estatuto de Cataluña y con otras muchas actuaciones tan innobles como
"comprar" votos a los nacionalistas para mantenerse en el poder, también
ha herido de muerte la Constitución de 1978.
Aunque la sociedad española se encuentra dividida, narcotizada, confundida y
plagada de corruptos y de fanáticos, en gran parte gracias a la acción del
propio gobierno y de una oposición lamentablemente vulgar y acobardada, todavía
quedan espacios de lucidez suficientes entre los ciudadanos para percibir el
deterioro de la democracia, el creciente divorcio entre ciudadanos y políticos,
la corrupción generalizada, el hundimiento del liderazgo y el fracaso económico
al que el país se dirige raudo, bajo el atolondrado y obtuso mandato de ZP.
Zapatero
pasará a la historia, probablemente, como el gobernante español más incapaz y
nefasto en los dos últimos siglos, desde aquel Borbón felón y traidor que reinó
con el nombre de Fernando VII. Su herencia quizás sea todavía más dramática que
la de Fernando, después de cuyo reinado la monarquía entró en crisis y cientos
de miles de españoles empezaron a soñar con una república decente y justa.
Seguramente, después de Zapatero, varias generaciones de españoles, al
contemplar la patria deshecha que dejará como herencia, soñarán también durante
décadas con una democracia auténtica, con la justicia, la dignidad y la
decencia.