¡HAY QUE ECHARLO YA!

Artículo de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del   31 de enero de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Echar a Zapatero es urgente. Mientras que el actual presidente permanezca en el poder, la salvación es imposible. La situación económica es tan insostenible que España necesita un gobierno de coalición que conduzca los despojos del país hacia su largo calvario de dolor.

España necesita un gobierno de transición que sustituya urgentemente a Zapatero y que convoque elecciones. Los mercados ya no creen en su liderazgo y los españoles tampoco. Librarnos de Zapatero es la primera necesidad del país. La parte decente de España que queda debe reaccionar y obligarle a que se marche y nos deje renacer. Tal vez el camino sea una moción de censura del PP, apoyada por CIU y una parte del propio PSOE. Pero la vía más urgente y menos traumática sería convencerle de que estorba y de que debe abandonar.

A la España destrozada que deja Zapatero le quedan tres opciones; dolor, quiebra o inflación.

La quiebra no la queremos; la inflación es imposible mientras permanezcamos en la Zona Euro; el dolor queda como única salida digna para un pueblo que necesitará tratamiento psicológico para olvidarse de los estragos causados por el peor dirigente de España desde Fernando VII.

Dolor significa aprobar medidas impopulares que el inepto de la Moncloa es incapaz de adoptar: reforma laboral, bajadas de sueldos, austeridad pública y muchas otras, todas dolorosas. Si Zapatero no hubiera negado la existencia de la crisis para ganar votos, si hubiera adoptado a tiempo las medidas oportunas, el dolor que espera a España habría podido evitarse.

No hay más culpables de la tragedia que Zapatero y sus palmeros, en especial los de su propio partido y los que le acompañaron en su gobierno, que no tuvieron ni el valor ni la decencia de hablarle claro, a tiempo, para frenar su letal catarata de errores.

España es la víctima y los españoles le recordaremos eternamente como una plaga.