EL TINGLADO EMPIEZA A DERRUMBARSE
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 03 de febrero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
El tinglado
empieza a derrumbarse. No hay que ser demasiado listo para percibirlo. Hay
síntomas inequívocos, el principal de los cuales es ver como las peores ratas,
las oportunistas que viven siempre agarradas a la teta del Estado, ya empiezan
a abandonar el barco. Ayer, martes, en Sevilla, en un almuerzo coloquio con Cristobal Montoro, que fue
presentado por Javier Arenas, podía verse a decenas de personas, hasta hace
poco íntimos del socialismo eterno andaluz, que, sorprendentemente, acudieron
para dar la mano a Arenas, del que se afirma que "ya huele a Presidente de
la Junta". Hace sólo tres meses ni siquiera se habrían atrevido a asistir
al acto.
Hace
dos días, toda España pudo ver y escuchar a Iñaki Gabilondo en la
"Cuatro" señalar a Zapatero como la causa de la desconfianza en
España de los mercados y de los ciudadanos. Increíble, pero cierto. El mismo
Iñaki, protagonizó una de las páginas más tristes del periodismo español cuando
el 11 de febrero de 2008 hizo a Zapatero una de las entrevistas más sumisas y lamosas
desde la muerte de Franco, sin ni siquiera medio gramo de incomodidad para el
adorado líder.
Cuentan que en el mismo partido le están buscando sustituto a Zapatero, del que
se afirma que está deprimido y tomando pastillas. Aseguran que esa búsqueda,
encabezada por Felipe González y Joaquín Almunia, apunta a Javier Solana, el
cuadro con mayor prestigio y experiencia internacional con que cuenta el PSOE.
El olor a cadáver se extiende por doquier y está generando miedos y temblores
en sitios como los sindicatos, la banca y las empresas próximas al poder
socialista, mientras que muchos que han sido víctimas marginadas del socialismo
empiezan ahora a sonreír porque creen que les está
llegando su etapa de gloria y revancha.
En el mencionado "foro" de Sevilla, organizado por el Grupo de
comunicación Joly, donde Montoro
almorzó el 2 de febrero con 350 andaluces, en su mayoría empresarios y
profesionales destacados, el espectáculo fue elocuente y, en cierto modo,
triste: muchas decenas de tipos compungidos se cercaban a Javier Arenas para
protagonizar un besamanos lamentable y escasamente democrático, aunque propio y
genuino de la liturgia del poder y del peloteo más rastrero.
En ese acto, el ex ministro Montoro, brillante y
pragmático, convenció a la audiencia de que el PP lo hará mucho mejor que el
PSOE en economía, pero no quedó nada claro que el PP esté orientado hacia las
reformas profundas que necesitan España y el sistema para alcanzar la
regeneración y una sociedad más justa.