UPYD O LA REGENERACIÓN “A LA BÚLGARA”

Artículo de  Jon Salabería en “Debate Callejero” del 9-7-09

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

El viernes pasado saltaba a los teletipos desde Europa Press la noticia de la dimisión de Mikel Buesa Blanco (Guernika, 1951) como miembro del Consejo de Dirección de UPyD y su baja como militante del partido. Comunicada la decisión a Rosa Díez (diputada y actual portavoz) dos días antes, la nueva fue lanzada a los medios cuando no existía aún la declaración del interesado ni tampoco respuesta oficial de la formación magenta. Hubo filtración. Durante el fin de semana fue confirmada por Buesa en la COPE y en su blog personal muy poco después. Se concretaban así los rumores que iban de oca a oca en Internet por parte de diferentes confidenciales y blogs a los que pocos de los grandes medios de prensa escrita y audiovisual habían prestado atención. Esta deserción no sería más que una anécdota si no se tratase de una de las más ubicuas y conocidas figuras de la formación, miembro de la Dirección casi desde el minuto fundacional y uno de los más destacados personajes de la movilización de diversos colectivos civiles contra la política antiterrorista del Gobierno Zapatero en la anterior legislatura (2004-2008), la famosa “Rebelión Cívica”.

 Y digo anécdota porque las motivaciones del orondo Mikelone, basadas en la “deriva autoritaria y personalista” de UPyD no son creíbles ni a estas alturas ni en boca quien de ese modo precisamente comandó el Foro de Ermua, colectivo amplio, plural y apartidista hasta su llegada a la presidencia, provocando la ruptura del mismo en su pretensión de instrumentarlo políticamente como aparato del PP (ver sus intenciones en entrevista de “diarioiberico.com” en septiembre de 2007). De cualquier forma, a un buen número de analistas de la cosa pública no es decisión que les haya causado extrañeza, conocedores de su desapego respecto de la política activa, con la excepción previa de su presencia testimonial en la lista del PP de Vitoria en 2007. Buesa tiene en la actividad asociativa y en el “agit-prop” de derechas su ecosistema particular, en el que se mueve como pez en el agua. 

 La importancia de esta noticia más allá de su protagonista estriba en poner a la luz de los focos del debate político una gravísima crisis interna originada en esos motivos que Buesa ha esgrimido (aunque no haya sido precisamente el mayor damnificado) y motivada igualmente por unos procedimientos de organización y de actividad que hay que comentar. Igualmente ha servido para sacar también a la luz pública el papel de dos personajes gregarios de Rosa Díez, el profesor Martínez Gorriarán y el coordinador en Madrid Ramón Marcos Allo. Gracias a esta baja en la militancia y a la catarata de noticias que le ha seguido, hemos conocido en todo su esplendor la decisión del Consejo de Dirección de abrir expediente de expulsión y suspender cautelarmente de militancia a catorce miembros de la formación que hasta hace pocas fechas formaban parte de sus órganos rectores estatales y de diversas territoriales. Entre ellos, destacan un viejo conocido mío, Juan Espino, en su día promotor del blog “Regeneración Democrática” y de la Plataforma Pro (germen de la constitución de UPyD como partido), Javier Carroquino (ex coordinador de la formación magenta en Aragón y principal defensor de la moción por listas internas abiertas en el movido Consejo Político de abril), Gerardo Hernández Les (ex coordinador provincial en Málaga, otro conocido del que ya les hablé en alguna ocasión), Miguel Baños (ex coordinador en Murcia),  y algún antiguo miembro de “Socialistas en Positivo” en Catalunya, aquella corriente interna mínima del PSC que comenzó apoyando a Ciudadanos y acabó en la orilla de Rosa Díez, como Sandalio del Río.

 La razón de esta decisión disciplinaria nos deja inevitablemente en la estupefacción: la iniciativa de crear una web, estanoeslawebdeupyd.blogspot.com, crítica con la dirección, ajena a los canales oficiales del partido, y el haber sacado el debate y la crítica fuera del mismo partido, “lavar los trapos sucios fuera de casa” que diría un profano. Esto es, la misma conducta observada por Rosa Díez durante varios años, en los que no utilizó las instancias estatutarias del partido, sino su blog personal y sus intervenciones en medios de comunicación hostiles abiertamente al PSOE, especialmente Telemadrid. Incluso figuró en actos públicos de otras formaciones, como Ciudadanos, sin que por eso se adoptaran medidas disciplinarias. 

¿Cuál es el origen de la disidencia de este grupo de militantes ahora expedientados? Fue la decisión adoptada en Consejo Político de 28 de abril de este año de aprobar un polémico Reglamento para el I Congreso de UPyD cuya “novedad” estrella era el procedimiento para la elección de miembros del Consejo de Dirección: listas cerradas y bloqueadas votadas en su totalidad y a propuesta del candidato a Portavoz que las encabece. Esto es, el final del sueño regenerador para una parte significativa de la militancia activa del partido. La votación de aquel Consejo Político de abril se saldó de forma favorable al posicionamiento de la actual Portavoz, Rosa Díez, de forma mayoritaria, si bien tuvo como prólogo una acalorada discusión y un tormentoso discurrir, en el que la misma Rosa amenazó con abandonar el partido (no concretó si con escaño o sin escaño) si no se aprobaba la propuesta de listas cerradas y bloqueadas para elección del Consejo de Dirección. En la discusión se destacaron los anteriormente citados dirigentes, y ahí comenzó la catarata de ceses (una auténtica “razzia” o purga a la siberiana contra los disidentes) y de dimisiones, algunas muy pintorescas y asombrosas, en los días posteriores.

Algunos quieren presentar este conflicto interno como muestra de malestar en el seno de la formación de un pretendido sector liberal en el que se encuadraría el dimitido y en fuga Mikel Buesa. Yo adelanto mi opinión personal de que no existen matices ideológicos o doctrinales en estas discordias, ni existen en UpyD tampoco tres sectores ideológicamente definidos (liberal, socialista/socialdemócrata y transversal/centrista) en un proyecto político marcadamente personalista. Más bien estarían relacionadas con el “choque de egos” de Buesa con Gorriarán y Díez, y con la presunta mala relación de la militancia con un Marcos designado “dedocráticamente” en su cargo de coordinador madrileño, del que destacarían sus modales autoritarios, su calidad de “trepa” proverbial y su fidelidad perruna a Rosa, directamente proporcional al desprecio que podría llegar a mostrar por todo aquel que respire con otra frecuencia.    

Consecuencia política interna inmediata: el I Congreso de UPyD que se celebrará los próximos días 20, 21 y 22 de noviembre, contará con una lista (cerrada) menos de las previstas, la de los disidentes de Juan Espino y Hernández Les, en base a los expedientes de suspensión que se lo impiden. Tras la aprobación de ese Reglamento habían expresado su voluntad de plantar cara en la cita congresual, pero el régimen disciplinario interno se lo impide. Era la única opción de oposición interna que podía hacer “sudar” al oficialismo. Así: “La democracia restringida es lo que se propone, acompañada de la más absoluta falta de libertad. Se ha expedientado a todos los que no han asentido, se han producido más de un 60 % de bajas en el Consejo Político, se ha cambiado numerosas veces de coordinadores en la mayor parte de las autonomías, salvo en las que son controladas desde la dirección, se ha perseguido, acosado y maltratado políticamente a numerosos militantes, que hoy están denunciando todo lo ocurrido en Internet”, afirman desde este sector crítico, dispuestos a acudir a los tribunales para defender su derecho a presentar candidatura en noviembre. La segura victoria de la candidatura cerrada y bloqueada de Rosa (que sería indiscutida aún siendo abierta la lista) al Consejo de Dirección, conlleva igualmente la consolidación del “trío calavera” de las purgas y del “prietas las filas”, los norcoreanos Gorriarán, Paco Pimentel y Ramón Marcos. Rosa Díez, la dirigente crítica inapelable de las carencias democráticas de las Ejecutivas de PSE-EE y PSOE, salva de este modo su servicial aparato político a costa de defraudar las promesas de regeneración democrática de su propia gente.  

Como balance de situación, un partido que ha conseguido 451.866 votos y un 2,85% del escrutinio en las recientes europeas, que se ha convertido en la tercera fuerza en un considerable número de capitales de provincia y que, por lo tanto, tiene perspectiva de alcanzar un preeminente espacio municipal en 2011 sin parangón en una “tercera vía” o bisagra de ámbito estatal desde el CDS de Adolfo Suárez, corre el peligro de perder buena parte de su infraestructura y de su capital humano de cara a las próximas citas en las urnas. A estas horas, las mismas, a pesar de que conocemos que Ortega Justicia, coordinador de UPyD para Andalucía, ha presentado su dimisión, la dirección sigue negando la evidente crisis interna. Y a pesar también del bochornoso espectáculo que en el blog de la Sra. Díez se está ofreciendo desde hace días con adioses inflamados de rencor y descalificaciones, censura y palabras de trazo grueso.

Aventuro un cierre de filas férreo en torno a la figura de Rosa Díez, aún más (aunque parezca mentira) que desde su hora inicial, y un renovadísimo culto a la personalidad de esta mujer, a la que reconozco una habilidad impresionante para pasar de largo por los temas que interesan a la ciudadanía (conocemos sus propuestas tanto como las del PP), poner el acento en otros que presenta como apocalípticas amenazas a la convivencia (antes fue el uso maniqueo del terrorismo, ahora toca reiterar un presunto conflicto lingüístico en diversas Comunidades Autónomas, y lo de poner sobre la mesa determinadas cuestiones territoriales bastante pacíficas es también muy socorrido), y para crearse una biografía a su propio gusto y conforme a sus propias necesidades, a pesar de las evidencias de lo antagónico de sus antiguos posicionamientos. Aventuro igualmente el reforzamiento de los apparatchiks de la formación, con Gorriarán al frente, y la perseverancia en la limpieza interna. Es la “regeneración a la búlgara” de quien reclamó apertura y aire fresco en otros lares. La regeneración democrática. 

La consecuencia de política general, esto es, en el plano de la aritmética parlamentaria y sus resultantes, es toda una incógnita, y estará en función de variables importantes y diversas. Estará en función del “destrozo” que en la logística territorial puede ocasionarse con motivo de las fugas de ex dirigentes y militantes: Rosa prometió que sería celosa y vigilante ante la entrada de oportunistas y de tránsfugas allí donde no existiera una estructura formada y sólida (“mejor no presentarse”, viene afirmando); corre un evidente riesgo de perder presencia o de “gilizar” (de G.I.L.) el partido. Dependerá igualmente de la toma de postura de los medios que respaldan su formación desde su nacimiento, la famosa “caverna”, la que en principio, previo a los comicios de 2008 pretendieron presentar a UPyD como formación escindida del PSOE en aras de construir una “izquierda nacional”, queriendo así erosionar los intereses electorales del socialismo con un PP echado al monte, y que luego presentaron como refugio del voto de derecha extrema ante la nueva fase Light o tibia del marianismo. Pedro Jota parece haber dicho la primera palabra al respecto con una perspectiva crítica muy moderada y paternalista, y Fedeguico, embarcado en su nuevo proyecto radiofónico extramuros de la COPE, no se define todavía. Y dependerá, por último, del margen de maniobra y de comunicación que tengan los críticos. Por último, ojo al papel que deben jugar los intelectuales inspiradores del proyecto. Uno de los primeros entusiastas, si bien lo fue desde fuera de las filas y guardando cierta distancia, Antonio Elorza, ya vio la jugada y echó a correr antes. De Boadella, cómodamente asentado en las rodillas de Doña Esperanza, ni se sabe ni se espera nada en estas cuitas. Toda la atención, pues, ante el “gran oráculo”, Don Fernando Savater, que no ha dicho esta boca es mía.

En definitiva, es pronto aún para saber si UPyD consolidará sus perspectivas demoscópicas (véase “La Razón” este pasado fin de semana) o si estamos al comienzo de un proceso de derribo por declaración de ruina como el de Ciudadanos, en cuyo caso será interesante saber quiénes serán los paganos del derribo, y quienes los beneficiarios. Rajoy, de momento, debe estar frotándose las manos. Seguro.