Artículo de Eduardo San Martin en “ABC” del 22 de
julio de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Con una apostilla a pie de título:
GOLPISMO INSTITUCIONAL, MONARQUÍA
BANANERA.
¿HACE FALTA EXPLICARLO, DEMOCRATAS DE TODA LA
VIDA?
Luis Bouza-Brey (22-7-09, 9:30)
En
medio de la hipnosis provocada por los bolsos de Rita Barberá
o las andanzas de un ex secretario de Aznar, la frase ha pasado casi
inadvertida en muchos medios. Y eso que no es la primera vez que se pronuncia y
que se trata de un meneo espectacular al andamiaje constitucional, perpetrado,
para más inri, por un alto cargo del Estado.
La
doctrina Montilla acerca del valor (despreciable) del fallo del Constitucional
sobre el Estatuto catalán no es nueva. La formuló en Madrid hará unos dos años,
recién estrenada su condición de jefe del Ejecutivo de Cataluña. Dijo entonces,
y la advertencia sonaba como amenaza, que la oposición al nuevo Estatuto estaba
creando un problema de desafección en su comunidad y que, si el TC declaraba
inconstitucional algunas de las prescripciones que ellos creen irrenunciables,
se crearía un conflicto Cataluña-resto de España de impredecibles consecuencias.
Y lo decía el representante de un partido que se opuso al recurso previo de
inconstitucionalidad, figura jurídica que habría evitado que el TC tuviera que
pronunciarse sobre leyes refrendadas parlamentaria o popularmente.
Ahora,
Montilla aprieta las tuercas: «El Estatuto es un pacto político que los
tribunales no pueden tumbar». Dejando aparte la displicencia con la que se
refiere al TC como un tribunal más, la frase contiene dinamita contra las
reglas del Estado constitucional: un pacto político prevalece sobre la
Constitución tal como ésta es interpretada por el único órgano autorizado para
ello. La doctrina Montilla es a la vez tributaria y complementaria de la
doctrina de Zapatero: se puede reformar la Constitución por la vía de los
hechos consumados con acuerdos como los que han impulsado las distintas
reformas estatutarias. Y más vale que el TC asienta porque los «pactos
políticos» prevalecen sobre sus sentencias. Demócratas de toda la vida.