DIJO LA SARTÉN AL CAZO...

Artículo de Isabel San Sebastian en “El Mundo” del 18 de abril de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Confieso que no salgo de mi asombro. No me sorprende que Cándido Conde Pumpido, para justificar su comportamiento infame, arremeta contra la misma Policía a la que su jefe y mentor, José Luis Rodríguez Zapatero, ató de pies y manos durante la negociación con ETA. (La brigada destacada en Francia pasó de 80 a 20 hombres, a la vez que caían en picado las detenciones). Tampoco me extraña, conociendo al personaje, que se atreva a culpar a otros de la tardía ilegalización de las listas electorales terroristas (ANV, PCTV). El, que durante meses se negó a atender una petición en tal sentido formulada por la AVT y el PP, aduciendo que negarse a condenar el brutal atentado de la T-4, tal como exigía la Ley de Partidos, no era «causa suficiente» para relacionar a estas siglas con Batasuna/ETA. El, que en octubre de 2006 declaraba: «En la medida en que una ley aprobada en el Parlamento (la que autoriza el diálogo con los criminales) sirva para que no haya más muertos, no consentiré que el Ministerio Fiscal deje pasar la ocasión de aplicarla con ese fin». El, que comparaba por esas fechas la expulsión de los asesinos de las instituciones con una «Guantánamo electoral». El, que hablaba de «mancharse la toga con el polvo del camino» y se negaba a permitir «trampas, inventos ni atajos al servicio de una Justicia de trinchera que en lugar de buscar la paz social alimente la venganza». El, que no tuvo empacho en defenestrar de la Audiencia Nacional a Eduardo Fungairiño con tal de facilitar la tarea de su Fiscalía en auxilio del mal llamado «proceso de paz»

Lo que llama mi atención es que el mismo hombre a quien se refirió Arnaldo Otegi tras su puesta a disposición judicial, con aquello de «¿esto lo sabe el fiscal general?», la emprenda contra su fiel aliado de entonces, Baltasar Garzón. El mismo Garzón que pasó de considerar a la izquierda abertzale un tentáculo esencial de la banda etarra a sostener que era un movimiento político irreprochable, sin mediar más cambio que el malhadado «proceso».El mismo Garzón que sentó en el banquillo a Pinochet, en contra del criterio de la Fiscalía, con el sostén del entonces magistrado del Supremo que ahora le acusa de convertir la Audiencia en un juguete por su afán desmedido de protagonismo. ¿Será que algún asunto incómodo para el Gobierno, como por ejemplo el famoso chivatazo, empieza a revolverse en el cajón del juez estrella? ¿Será que Cándido está despechado porque le han dejado sin cartera?

En todo caso, el refranero lo dice bien claro: «Quítate de ahí que me tiznas, dijo la sartén al cazo».