BOMBA DE IBARRETXE

 

 Artículo de Isabel San Sebastián en  “El Mundo” del 08/01/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

El plan Ibarretxe ha dejado de ser una amenaza para convertirse en una bomba de Damocles que pende sobre España, provista de temporizador, como todos los artefactos que coloca ETA. El reloj que desencadenará el estallido marca desde el 30 de diciembre ese tic-tac inconfundible, sin que los artificieros del Gobierno hayan movido un dedo para desactivarlo.

El detonador de la explosión se llama referéndum de autodeterminación y tiene asignada fecha de convocatoria en los alrededores del verano. Una vez accionado ese mortal mecanismo, la onda expansiva que resulte de la deflagración no sólo destruirá cualquier vestigio de convivencia democrática en el País Vasco, sino que sacudirá sin remedio los cimientos sobre los que se asienta nuestro Estado de Derecho.

El calendario seguirá más o menos esta pauta: miércoles, despacho del lehendakari con las fuerzas políticas locales para comunicarles el plan incondicional de segregación puesto en marcha con el respaldo de los terroristas.Jueves, reunión con el presidente destinada a informar de su política de hechos consumados y engañar a la opinión pública hablando de «negociación».

Viernes, encuentro Zapatero-Rajoy encaminado a mostrar ante la ciudadanía (y ante Carod-Rovira) la gran distancia existente entre el «radicalismo» del PP y la «moderación» socialista. Semana próxima, admisión a trámite en el Congreso del documento de secesión.

Febrero, marzo y abril, debate en el Parlamento español y en la sociedad en su conjunto del contenido de esta propuesta, otorgándole con ello un reconocimiento formal rayano en la oficialidad, y explotación de ese debate a escala territorial vasca, en tono por supuesto victimista.

El PNV tiene hecha la campaña electoral con una simple vuelta de tuerca a su mensaje ancestral: «Vienen a por nosotros». «No reconocen nuestros derechos». «Esa España que se dice democrática no respeta la voluntad de nuestro pueblo»... y demás monsergas tan repugnantemente falaces como efectivas para sumar papeletas.Ante esta estrategia segura, el inquilino de La Moncloa tiene dos caminos: O actúa desde ahora mismo, contraataca con todos los medios a su alcance en el frente judicial, empieza a explicar claramente a la ciudadanía interpelada el coste exacto de la escisión que le proponen (en términos económicos, de suspensión del Estatuto, pérdida de ventajas fiscales, etcétera) y consigue que esa advertencia sea creíble y creída o sigue intentando ganar tiempo.

En tal caso, es probable que Ibarretxe se alce con la victoria electoral, se considere legitimado para culminar su órdago y fije la fecha y la pregunta de su consulta sediciosa.

¿Qué hará entonces ZP? ¿Esperará sin inmutarse el veredicto de las urnas, confiado en el talante de los vascos y vascas? ¿Enviará al Ejército a clausurar los colegios y hacerse cargo de la Ertzaintza, como sugieren Ibarra y Bono? Para entonces será tarde y la bomba le habrá estallado en las manos, alcanzándonos a todos.