ZAPATERO: LOS LÍMITES DEL TALANTE

 

 

 Editorial de  “El Semanal Digital” del 23/04/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

La reciente encuesta del CIS, de repente, arroja un abrupto descenso de su popularidad. En muy poco tiempo el invencible talante se ha antojado un globo débil y a punto de desinflarse.

23 de abril.  El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero acaba de cumplir un año de gestión protagonizada por los golpes de efecto (la retirada de las tropas de Irak), una errática política internacional (Cuba y Venezuela se han convertido en los aliados preferentes de nuestro Gobierno), una ausencia casi total de propuestas (el posado de las ministras o las soluciones habitacionales son casi las únicas que se recuerdan), un peligroso debilitamiento del proyecto de España (los pactos con Carod-Rovira, Llamazares o la lamentable inactividad ante la presentación de Batasuna a las elecciones vascas) y todo ello aderezado con la elaboración de medidas radicales epara contentar a los sectores menos moderados de su electorado.

¿Hasta cuándo va resistir el talante? Si hay algo que Zapatero ha aportado al lenguaje político español es ese talante que consiste en poner buena cara, sonreír, decir que el diálogo es la base de la política... para luego no hacer nada o incluso hacer lo contrario de aquello por lo que se ha sonreído.

Pero el talante ha funcionado hasta ahora prorrogando unos desmedidos índices de popularidad que en nada se compadecían con la mediocridad evidente de una gestión muy poco acertada.

La reciente encuesta del CIS, de repente, arroja un abrupto descenso de esta popularidad. Es cierto que un 49% de opinión buena o muy buena de Rodríguez Zapatero es aún un alto índice si tenemos en consideración la cuenta de resultados. Pero en muy poco tiempo el invencible talante se ha antojado un globo débil y a punto de desinflarse.

Vivimos en una sociedad que cada vez más tiende a una cierta madurez. La Constitución ha cumplido 26 años, y los ocho años de gestión de los gobiernos de Aznar devolvieron a la sociedad el espectáculo de unos programas que se cumplían de forma seria. Se podría o no estar de acuerdo, se apuntarían éxitos o fracasos sonados, pero abundaban el rigor y la seriedad. Zapatero y sus asesores áulicos tal vez hayan olvidado los límites de la sonrisa y el talante. Si las soluciones se aparcan, si el pasado, las estatuas, los matrimonios o las reformas de los diversos estatutos sustituyen a la creación de empleo, las expansión de los mercados internacionales, la estabilidad económica o la seguridad, de poco vale el talante.

Aún es pronto para sacar conclusiones precipitadas y se trata de una simple y puntual encuesta. Pero hay una sensación que cada vez va cobrando mayor cuerpo en la opinión de los españoles, y no sólo entre los votantes del Partido Popular. Y es que este Gobierno de Zapatero no estaba preparado para la gestión y puede convertirse en breve en una nave al borde del naufragio. Se puede llegar al poder con la pancarta y el griterío, pero no se puede gestionar con la demagogia y el vacío, aunque se plasme en una seráfica sonrisa.

El futuro puede empezar a abrir ahora unas perspectivas políticas insospechadas hace tan sólo cuatro meses.